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Grieta instalada en Europa por la nueva Superliga que anunciaron los más poderosos

El Viejo Continente arde con la creación del torneo elitista que beneficiaría únicamente al puñado de clubes que lo integran, destruyendo por completo al resto. El anuncio generó un fuerte rechazo, desde futbolistas hasta entrenadores e incluso en líderes políticos

Arde Europa. Desde que se anunció la creación de la Superliga por parte de 12 de los equipos más poderosos, el Viejo Continente está sumido en un caos absoluto, con rumores y conjeturas de todo tipo. Tanto Fifa como Uefa le saltaron a la yugular enseguida al nuevo proyecto, ya que casi con total seguridad agrandará la brecha aún mayor entre ricos y pobres en este deporte, amenazando con sanciones duras contras los implicados y también contra los futbolistas, quienes no podrían participar de sus selecciones nacionales.

¿Y qué pasará con la actual Champions? Nadie sabe nada. Algunos rumores indican que Real Madrid, Manchester City y Chelsea, tres de los cuatro semifinalistas -el otro es Paris Saint Germain-, podrían ser castigados con la eliminación si deciden seguir mantenerse leales a la Superliga.

La onda expansiva de semejante bomba aún está por verse. Esta nueva avanzada cruel de los ricos contra los pobres, justo en medio de una pandemia mundial, afectaría incluso los intereses de los seleccionados nacionales, ya que aquellos futbolistas que participen de este elitista torneo no podrán representar a sus países. Aunque eso poco le importa a Florentino Pérez y demás representantes del certamen que desató un infierno en el Viejo Continente.

Los impulsores

Si el anuncio de la Superliga tuvo tanto peso se debe a los clubes que lo respaldan: Real Madrid, Barcelona y Atlético Madrid de España, Milan, Inter y Juventus de Italia; y Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham por Inglaterra. Y a la cabeza se encuentra Florentino Pérez, pope Merengue, como el primer titular de la Superliga. Y sus vicepresidentes serían Andrea Agnelli, de Juventus, y Joel Glazer, de Manchester United.

“El fútbol es el único deporte global en el mundo con más de cuatro mil millones de fanáticos y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a sus deseos”, dijo Pérez.

¿Cuánto dinero hay en juego? 

Todo es por dinero, claro está. El banco JP Morgan será el encargado de financiar el proyecto, dispuesto a poner de entrada la friolera suma de 42 mil millones de dólares para que se repartan entre los 12 miembros fundadores (3.500 millones cada uno) “destinado únicamente a inversiones en infraestructuras y a compensar el impacto de la crisis del Covid-19”.

Fifa y Uefa, sin piedad

Tanto la casa madre del fútbol mundial como la del Viejo Continente prometieron sanciones sin precedentes para tratar de detener el proyecto. Por ahora Fifa argumentó: “Sólo podemos expresar su desaprobación a una ‘liga separatista europea cerrada’ fuera de las estructuras del fútbol internacional y sin respetar los principios antes mencionados”.

Además, en el extenso comunicado además dejan en claro la postura que adoptarán con los futbolistas que actúan en los equipos que impulsan la Superliga: “Los clubes en cuestión no podrán jugar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial, y sus jugadores podrían verse privados de la oportunidad de representar a sus selecciones nacionales”. Es más: el presidente de la Uefa, el esloveno Aleksander Ceferin, duplicó la apuesta: “El que juegue en esa Superliga no volverá a jugar con su selección”.

Futbolistas y entrenadores, en contra

Las primeras opiniones fueron claramente en contra del nuevo certamen. Un mensaje que se hizo viral en Twitter fue el de Ander Herrera, el volante español de PSG: “Si esta Superliga Europea avanza, se acabaron esos sueños, se acabaron las ilusiones de los aficionados de los equipos que no son gigantes de poder ganarse en el campo el competir en los mejores torneos. Amo el fútbol y no puedo quedarme callado. Creo en una Champions mejorada pero no en que los ricos roben lo que el pueblo creó”.

Algo parecido opinó el alemán Mesut Ozil: “Los niños crecen soñando con ganar la Copa del Mundo y la Champions League, no una Superliga. El placer de los grandes juegos es que sólo ocurren una o dos veces al año, no todas las semanas. Es realmente difícil de entender para todos los fanáticos del fútbol”.

Otro que le bajó el pulgar al nuevo certamen fue Hansi Flick, actual DT del Bayern Múnich -dejará su cargo cuando finalice la temporada-: “No hablaré demasiado porque estamos en medio de otras competencias, pero no pienso que la Superliga sea algo positivo para el fútbol europeo”.

Hasta el poder político de turno le bajó el pulgar. “Sería muy dañina para el fútbol. Golpearía el corazón del deporte doméstico y preocuparía a los aficionados de todo el país”, dijo Boris Johnson, primer ministro británico, quien apuntó especialmente contra la mayoría de las instituciones implicadas. En el comunicado, también aclaró que “apoyarán a las autoridades del fútbol a tomar medidas”.

El que tampoco le dio el visto bueno fue Emmanuel Macron. El presidente francés le bajó el pulgar pese a que aún no hay conjuntos de su nacionalidad en la competencia. Para el Jefe de Estado galo se trata de “una amenaza al principio de solidaridad y el mérito deportivo”, por lo que “apoya la posición de los clubes franceses de rehusar su participación” según informó L’Equipe.

Aún no hay nada definido y sin duda queda muchísima tela para cortar, pero los dueños de los clubes más importantes dejaron bien en clara su postura: únicamente les importa ganar más dinero y el resto, si es por ellos, que desaparezca. Después de todo, los grandes avanzando “juntos por el cambio” no es nada nuevo por estos lados…

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