Frente a la segunda ola de coronavirus y para evitar el colapso sanitario en la provincia de Santa Fe, desde este viernes y hasta el próximo 2 de mayo comienzan a regir nuevas restricciones a la circulación, a las actividades comerciales y culturales, entre otras. Algunos sectores sufrieron más y otros directamente tuvieron que volver a cerrar sus puertas.
El decreto que firmó el miércoles el gobernador de la provincia Omar Perotti dispone suspender las actividades culturales, los cines, la circulación vehicular entre las 21 y las 6 de la mañana, y el rubro gastronómico podrá abrir hasta las 23, con una hora más para que los comensales no dejen el plato a medio terminar y puedan hacer la digestión.
Todos los sectores que se sienten afectados por las nuevas medidas insisten en proclamar que sus respectivos rubros demostraron ser inmunes a la pandemia del coronavirus y que cumplen los protocolos a rajatabla. Y entre los argumentos que esgrimen más de uno marca una presunta contradicción con los oficios religiosos, que siguen habilitados sin nuevas restricciones.
En ese marco, Laura Copello, directora del Teatro de la Manzana, dijo estar a favor con las nuevas restricciones, pero cuestionó que las medidas no sean más severas: «Hay que lograr que el virus deje de circular. Estoy de acuerdo en suspender las actividades por diez días, pero estas medidas son asimétricas. En los teatros tenemos protocolos muy cuidados, con poco público no hubo contagios».
Y agregó: «Que sigan abiertos los lugares cerrados dedicados a los cultos religiosos me contradictorio. Quizás deberíamos reconvertirnos en culto y ofrecer funciones bajo esa denominación. Las medidas tomadas por la provincia y el municipio parecen sujetas a algunas presiones de parte del poder económico y religioso».
Por su parte, el productor Gustavo Granato, de All Press Producciones, alertó sobre la crisis que enfrenta el sector ante este nuevo parate: «A partir de mañana (por este viernes) se cierran muchas Falabella en la industria del espectáculo».
Granato sostuvo que «aceptan y entienden la necesidad de tomar medidas sanitarias pero que no es el sector de la cultura en el que se producen los contagios».
Además, el productor local cuestionó que «no consideran al sector como una actividad económica». «Hablan del entretenimiento y de ocio. En ese sentido también estamos dolidos. A nivel nacional, son más de 500 mil trabajadores y en Rosario, miles. En el Anfiteatro, cada vez que hay un recital, trabajan 250 personas», detalló.
Al horno
Carlos Mellano, titular de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica (Aehgar), reclamó al Estado provincial que los subsidios al sector «deben seguir y ser tangibles», y si bien admitió que las medidas restrictivas dispuestas para intentar frenar la ola de contagios por coronavirus son aceptadas «hay muchos lugares que no van a tener demanda».
Desde el Sindicato Gastronómico de Rosario, por su parte, afirmaron que en la ciudad se perdieron 4.500 puestos de trabajo por negocios que cerraron o que tuvieron que achicar personal.
Mellano, destacó que desde el sector gastronómico – hotelero «siempre fueron responsables». «Son lugares protocolizados da garantías. No vamos a discutir las restricciones porque esta foto ya la vimos, pero nos pone en una situación compleja y sabemos que hay lugares que no van a tener demanda. Aceptamos restricciones en términos sanitarios, pero entendemos que las ayudas tienen que seguir y ser tangibles», dijo.
El referente de los gastronómicos, explicó que la baja de la demanda para el sector se da porque para los ciudadanos la decodificación de un decreto no es tan fácil. «La gente se confunde sobre cuál es el horario en el que puede salir. Lógicamente que se retraen y elige quedarse en sus casas», cerró.
Película de terror
El cine fue uno de los últimos rubros en abrir en la ciudad, pero la expectativa duró un suspiro. A principios de marzo los cines volvieron a funcionar a excepción de uno: los administradores del complejo Cines del Centro, en el Shopping del Siglo, prefirieron tomarse un tiempo para analizar el mercado antes de volver a encender la pantalla grande y retomar la actividad desde este jueves.
Sin embargo, tuvieron la mala fortuna de que el anuncio del regreso coincidió con la puesta en marcha de las nuevas restricciones del gobierno provincial ante el avance de contagios de coronavirus.
«Los dueños están con bronca. Hicieron una inversión importante en acondicionar las salas, se bancaron un año de alquiler sin facturar, y ahora tienen que seguir esperando para abrir», lamentó Daniel Grecco, vocero de Cines del Centro.
El complejo local había puesto en marcha una campaña en redes sociales para anunciar la vuelta de las salas. En un principio, la idea de los administradores del multicine, que apuesta mayormente a títulos de cine europeo, era abrir de jueves a sábados. Por ahora, todo quedó en suspenso, al menos hasta el próximo 2 de mayo, cuando vencen las nuevas restricciones.
«Las iglesias pueden funcionar al 30% y los cines que también tenían ese aforo permitido, no. Los gobiernos piensan con el bolsillo ajeno, y no tienen en cuenta a los que han perdido su trabajo y otra vez se la agarraron con los cines y teatros», cerró Grecco.