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Volver a empezar

Afectada por la crisis de la pandemia, la parrilla Las Palmas, reconocida por tener camisetas colgadas de jugadores de fútbol local, algunos también habituales comensales, cerró luego de 20 años. No sin esfuerzo y nostalgia, sus administradores retoman la senda en el Centro Entrerriano

Enrique Genovar

“Volver a empezar, que no se apague el fuego…”. La frase corresponde a la canción “Volver a Empezar”, de Alejandro Lerner. Empezar de nuevo y que el fuego no se apague, le calza justo a la historia de Heldo Milatich y Pablo Franchini, los socios, y cuñados entre ellos, que fueron dueños de la parrilla Las Palmas durante 20 años y ahora tuvieron que cerrar por la crisis que azota al sector gastronómico desde el inicio de la pandemia. Afortunadamente, la semana pasada arrancaron un nuevo emprendimiento gastronómico en 27 de Febrero y Buenos Aires.

Lo de Heldo siempre fue la gastronomía. Fue mozo, encargado y la crisis de 2001 lo llevó a asociarse con el esposo de su hermana para empezar con la mítica parrilla de Alvear y Córdoba, un espacio que supo tener una época de oro.

La crisis provocada por la pandemia hizo mella en muchos sectores productivos y sin duda uno de los más afectados fue la gastronomía. Pero a pesar del cimbronazo estos dos pudieron volver a empezar.

“Tengo casi 25 años en la gastronomía. Pasé por todos los puestos que hay en el rubro y antes de eso, cuando tenía 16, trabajé dos años en una heladería”, señala Heldo. Y a la hora de contar la triste experiencia de tener que tomar la decisión de bajar la persiana de Las Palmas apuntó: “La decisión sobre un posible cierre ya la veníamos sopesando desde septiembre, octubre del año pasado. En los primeros meses de este año teníamos que renovar el contrato de alquiler y fue imposible. Nos dolió mucho pero no había otra opción”.

Quince familias vivían de Las Palmas y hoy varios de los empleados acompañan a Heldo y a Pablo en el Centro Entrerriano, su nuevo lugar desde hace un par de semanas y donde volvieron a encender su fuego.

“La gastronomía fue uno de los rubros que más sufrió y sufre por la pandemia. Hemos tenido una reducción en la recaudación que oscila entre un 40 o 50 por ciento, es imposible seguir así”, analiza con crudeza Milatich. Al ser consultado sobre si tuvieron ayuda del Estado, expresó: “Los ATP estuvieron, pero sobre eso hubo que pagar impuestos. Así que fue mejor que nosotros nos hiciéramos cargo de los sueldos. Por esto la ayuda resultó casi nula para nosotros”.

Heldo y Pablo aún sufren por el hecho de haber cerrado Las Palmas. Pero por su sacrificio y su buena reputación dentro del rubro pudieron comenzar de nuevo. “El Centro Entrerriano es un lugar muy conocido en la ciudad y desde hace tiempo estaba cerrado. La comisión nos dio la posibilidad de hacernos cargo y es un gran desafío para nosotros”.

Asado y fútbol: combinación ideal

Las Palmas ya no está. Pero en sus 20 años de vida siempre se identificó con el fútbol de la ciudad de Rosario. De hecho, en sus paredes colgaban muchísimas camisetas de jugadores que pasaron a comer por allí. Luego del Mundial 2006 de Alemania, en distintos días la parrilla recibió a Lionel Messi con su familia y fue toda una revolución no solamente para los comensales sino para toda la zona de Córdoba y Alvear. Algo similar sucedió cuando La Cobra Wanchope fue a cenar un jueves a la noche apenas había vuelto del Mundial, donde con su selección le marcó a la poderosa Alemania; horas antes de la visita el costarricense Paulo César había firmado su contrato en Central.

Sin embargo, más allá de estos comensales de lujo y de muchos otros, Milatich se queda con un recuerdo que jamás olvidará. “Han ido a comer muchos futbolistas y tengo un montón de historias. Pero lo mejor que nos pasó con Pablo fue que durante once años festejamos el aniversario del Hogar del Huérfano con los chicos. Y en una oportunidad 110 chicos vinieron a comer y los mozos fueron jugadores de Central y de Newell´s. No me voy a olvidar nunca más de la cara de esos nenes”, dijo con emoción.

Primero de mayo día del trabajador. Heldo y Pablo volvieron a empezar de nuevo. “No hay que bajar nunca los brazos. Y en el rubro nuestro tenemos que lograr que Rosario vuelva a ser una referencia en nuestro país si de comer se trata”, finaliza Milatich, con la congoja de lo que ya no será pero con una sonrisa por la ilusión que provoca el volver a empezar.

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