«El feminismo, la diversidad sexual, la resignificación del amor, las historias de los aborígenes como también nuestros paisajes y costumbres son temas que me interpelan, que me movilizan y que siento que necesitamos que estén presentes hoy en forma de canciones, de discursos, de charlas entre mates, como sea», aseguró Birchner durante una entrevista con la agencia de noticias Télam.
Ese ideario testimonial, sensible e inspirado, se aprecia en las once piezas que asumió en compañía de Julieta Lizzoli en piano y Mariano Risso en percusión para construir un alegato de este tiempo.
La placa reúne “La canción es urgente (Teresa Parodi), “Para cantar he nacido (Adolfo “Bebe” Ponti-Horacio Banegas), “La Resentida” (Julia Ferro), “Si se calla el cantor” (Horacio Guarany), “El Coludo” (Claudio Herrera-Pablo Figueredo), “Cuando muere el angelito” (Eugenio Inchausti-Marcelo Ferreyra), “Damiana Aché” (Teresa Parodi-Franco Luciani), “Canción de Puna para mi Juli” (Sebastián Monk), “Te voy a contar un sueño” (Ricardo Gómez Orona-Jacinto Piedra), “La copla perdida” (Ramón Navarro) y “Cuando la Mar, la Mar” (Henry Martinez).
Pareja de Luciani con quien el 14 de marzo pasado tuvieron a su primogénito, Arandú, Victoria es una intérprete nacida en Rafaela (Santa Fe) que entre su placa debut Memoria del viento y el flamante Que suene a Victoria construyó un certero andar propio haciendo síntesis entre repertorios notables y su impactante calidad técnica y expresiva.
En principio, la cantante describió el camino entre Memoria del viento y Que suene a Victoria: «Fue transformador, maravilloso. Repaso todo lo vivido como una película en cámara rápida y esas son las primeras palabras que se me vienen a la mente. Desde la primera jornada de grabación de Memoria del viento hasta hoy, fue un aprendizaje constante y una transformación inmensa, desde lo musical y también desde lo personal. El primer disco me encontró aún insistiendo con ser una estudiante universitaria en Rosario, me acercó por primera vez a músicos que admiro mucho y me abrió un camino hermoso que hoy tiene como nuevo punto de llegada este segundo álbum, esta vez instalada en Buenos Aires, conociendo y trabajando junto a otras personas».
Al mismo tiempo, la rafaelina analizó cómo siente que dialogan entre sí ambos discos: «Los dos discos tienen mucho en común a pesar de sentirme muy diferente a esa primera experiencia de grabación, pero están hechos sobre las mismas convicciones, con algunas luchas que se suman a mi vida y otras que se refuerzan. Es así como por ejemplo «Tarumba» del primer álbum refuerza su mensaje con la hermosa «Canción de Puna para mi Juli» de Sebastián Monk; «Lavandera Chaguanca» y «La Resentida», si bien hacen referencia a diferentes situaciones, nos muestran duras realidades vivenciadas por mujeres de hace años y de todos los lugares y reafirman la importancia de la lucha feminista; la cita a Yupanqui con «Destino del canto» se hace eco en «Si se calla el cantor» de este segundo disco; y así puedo seguir enlazando un tema con otro. Nuestro pueblo, nuestros paisajes y costumbres, todo está presente en ambos discos».
La cantante también analizó el entorno de su trabajo y expresó cómo se observa dentro de la escena de la música popular: «Pienso que tengo muchísimo por andar aún, todo lo recorrido hasta ahora es sólo el comienzo; un comienzo que, de hecho, me gusta mucho. Pero me observo y me veo en el camino, me siento parte activa de la escena, compartiéndola con tantos y tantas colegas admirados, cada cual desde su lugar y con sus experiencias, siendo maestros y/o aprendices, pero juntos y juntas. Creo que hoy hay una valoración importante de lo colectivo y desde ese lugar nos miramos, nos abrazamos y transitamos el camino. En ese lugar me siento hoy».
Más allá del aporte de grandes figuras invitadas, el sonido que aportan Julieta Lizzoli y Mariano Risso muestra una gran solidez y todo indica que ése fue uno de los logros de este proceso. «Absolutamente –ratificó Birchner–. Se ha trabajado de las formas más variadas porque fuimos grabando en diferentes momentos y circunstancias a lo largo de casi dos años, incluyendo grabaciones a distancia en este último contexto de pandemia y embarazo. En cada una de esas etapas fue fundamental el trabajo y el diálogo constante con Julieta, quien es arregladora y directora en este disco. De ese modo se entendió la importancia que tienen para mí los mensajes en cada uno de los temas y se buscó el protagonismo de la poesía, pensada desde cada palabra y cada silencio para mí necesario».
En este tiempo, la cantante también fue madre por primera vez. Acerca de cómo fue transitar ese proceso en pandemia y cómo se lleva el pequeño con mamá y papá, ambos destacados músicos, contó finalmente: «La noticia del embarazo llegó el invierno pasado, ya con unos meses de cuarentena estricta en casa, y nos dio muchísima alegría. Debo reconocer que no fue nada fácil atravesar el embarazo y el parto lejos de la familia y los amigos, pero pensar en una nueva vida en este contexto tan hostil me resulta esperanzador y me invade un amor inmenso difícil de describir, como también una gran responsabilidad. Arandú es un bebé muy tranquilo, ya acostumbrado a los sonidos de la música y de las mascotas de la casa, y con unos horarios que demuestra que ya está listo para salir por los escenarios con nosotros».