Goleadora de pura cepa. Érica “Jesi” Lonigro es actualmente la máxima artillera de Central y pieza clave en la ofensiva del equipo de Roxana Vallejos. La goleadora viste la camiseta canalla desde hace años y en la Liga Rosarina se cansó de hacer goles de todos los colores. Y en el último partido que su equipo jugó de local, en el Gigante de Arroyito, el cual fue victoria ante Villa San Carlos por 6-2, Lonigro anotó por triplicado. Y si bien dijo que todos los goles se gritan y se festejan igual, confesó que “convertir un gol en casa es muy hermoso”. “Es increíble, sale con más fuerza, en el partido contra Independiente (NdR: dos fechas antes que ante el elenco de Berisso) lo grité como nunca, era el gol del empate”, le dijo a El Hincha.
Lonigro se llama Érica, pero quienes la conocen le dicen “Jesi”. “Es un sobrenombre. Cuando nací me iban a anotar como Jésica Noelia, pero mi papá se confundió y me puso Érica Noelia”, contó. Cada domingo que Central jugaba en la Ciudad Deportiva de Granadero Baigorria, antes de la pandemia, en las tribunas estaba toda la familia Lonigro alentando a su hija.
“Es todo un tema. La pandemia dejó muchas cosas de lado, la familia siempre iba a acompañarme”, contó la delantera, quien habló de esas tribunas vacías y dijo: “No es lo mismo, uno por ahí lo que siempre quiere es salir con más adrenalina saber que la familia está viendo, la crítica estaba, se extraña”.
Hace más de un año que los partidos de fútbol se juegan sin público, también en el femenino, por las cuestiones sanitarias. El año pasado el plantel canalla, como todos los que compiten en AFA, se tuvo que readaptar para poder entrenar desde la virtualidad. Este año llegaron a disputar 7 fechas del Torneo Apertura y ahora hace tres semanas volvieron a parar la pelota. La disposición de la AFA en consonancia a las medidas tomadas por el Gobierno Nacional, fue la suspensión de los campeonatos y los entrenamientos. Y aunque el fútbol masculino de Primera ya volvió al ruedo y tiene campeón, y los campeonatos del ascenso se reanudan mañana, el femenino sigue esperando, aunque ahora sí pueden entrenar de forma presencial.
En Argentina, el fútbol es semi profesional, no todas las futbolistas tienen un vínculo contractual con el club, y muchas veces, los sueldos son mínimos y no alcanzan. Durante la pandemia, Lonigro trabajó en un negocio en el turno mañana, hasta hace unas semanas, que el dueño decidió atenderlo sólo, por no poder costear los sueldos. La delantera vive con sus padres y sus hermanas y hermano. En el Barrio Las Flores, Jesi jugó de chiquita con Ángel Correa, que ahora brilla en el Atlético de Madrid y la Selección Argentina. “Es del barrio, en la plaza o en la calle jugábamos, también jugábamos a la bolita juntos”, recordó Lonigro.
—¿Qué se siente jugar en el Gigante de Arroyito de local?
—En lo personal es una cancha muy hermosa, saber que jugamos en el Gigante es algo que muchas jugadoras lo desean, es hermoso e increíble. Cuando estoy ahí, ni yo me lo creo, me está tocando vivir un momento hermoso, es hermoso.
—¿Te imaginabas, cuando eras chica y jugabas en la plaza del barrio, llegar a la Primera de Central, tener un contrato y jugar en el Gigante?
—No, no se me cruzaba por la cabeza ser parte de todo lo que está pasando en el fútbol en argentina. Hoy en día me toca vivir, ser parte de la historia y es algo increíble, lo que está haciendo el fútbol hoy en día. Muchas chicas lo van a ver diferente, con más futuro, no hay que bajar los brazos, el fútbol femenino es semi profesional y eso ayuda a que las chicas que aman el fútbol puedan seguir y decir que pueden ser jugadoras profesionales.
—Estás atravesando un gran momento deportivo en Central, ¿Cómo recordás esos inicios en el club?
—Llegue a Central cuando jugaba en las ligas de afuera, me enteré por una chica que jugaba en los torneos a dónde iba, me dijo que vaya a probarme y mande un mensaje a la página del club y me respondieron, fui a una prueba de escuelita que recién arrancaba. Yo era más grande, pero me dijo Rosana Gómez que nos teníamos que probar ahí primero. El primer día arranque en la Reserva. Entrenábamos tres veces por semana, yo era caprichosa, ella me encaminó, me dijo que si quería jugar en Primera tenía que ser más responsable, me puse las pilas y a los dos meses me puso en Primera.
—¿Qué rol cumplió la Zurda?
—Rosana fue fundamental, ella me consiguió el puesto donde estoy jugando, yo jugaba de 7, cuando arranque no sabía dónde estaba parada, ella me dijo que tenía que jugar de la mitad de la cancha hacia adelante. Siempre estuvo ahí enseñándome, yo siempre se lo agradezco, porque hoy en día si estoy jugando donde estoy gracias también a ella, me formó. Tiene muchas cosas buenas y lindas que me hizo abrir la mente, me enderezó en muchos sentidos, me enseñó disciplina porque yo era muy calentita, me enojaba, tal vez me alteraba más rápido. Tenía razón. La tengo allá arriba.
—Y de ese primer equipo que jugó el torneo semi profesional al de ahora ¿Ves un cambio?
—Veo un cambio importante, creo que para bien. Nos estamos conociendo para bien, eso es fundamental. Hoy el fútbol y el equipo que tenemos es fundamental, las jugadoras están muy comprometidas, el objetivo es estar entre los 4 mejores, y vamos por ese camino. Se notan lo cambios. Extraño a algunas jugadoras con las que luchamos para entrar en AFA. Con ellas luchamos y estuvimos, gracias a ellas entramos y quedamos entre las 8 mejores en el primer torneo. Ese objetivo fue muy importante lograrlo.
—¿Y a nivel nacional?
—Creo que todos los equipos se están formando para que todos los partidos sean de igual a igual, para que sea más competitivo. Sea el equipo que sea hay que salir a ganar, por ahí no se da, pero queremos dejar a Central en lo más alto. Tenemos muy buenas jugadoras, y eso se ve.
—¿La Selección aparece en esos sueños por cumplir?
—Me encantaría jugar en la selección. Uno lo desea, pero es cuestión de trabajar, de que el cuerpo técnico le guste como jugás, es un tema que te elijan o que te convoque, pero si lo deseo. Siempre voy a estar preparada para lo que sea si me convocan.
Una vida ligada al fútbol, primero en las plazas de barrio, después en Central. Su hermana más chica tiene 16 años y arrancó a jugar ahora. “Quiere jugar conmigo”, dijo Lonigro y contó el consejo que le dio: “Le digo que tiene que hacer un proceso, que antes no había, no existía esa escuelita. Le digo que a mí también me encantaría jugar con ella, pero se tiene formar”.
Y eso que le dice a su hermana, le dice también a todas las niñas que quieren ser futbolistas: “Que sigan y luchen por lo que les guste, que tengan el acompañamiento de sus padres, es fundamental el apoyo de la familia. Que vean que el futbol está creciendo un montón y van a tener más posibilidades. Yo de grande me estoy formando, eso no es bueno, una necesita aprender todo desde chica, la postura, como pegarle a la pelota, eso se necesita de chica. Que no dejen el futbol por más que a alguien no le guste”.