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¿Qué es mito y qué es realidad en la Reserva rosarina? Lo cuentan sus protagonistas

La categoría más popular de la Rosarina es a veces la más menospreciada. Algunos de sus entrenadores repasan qué es lo mejor del torneo, qué se puede mejorar y deciden el límite entre la realidad y el mito

Días atrás, una nota que tenía como eje central discutir la posible inclusión de una categoría Sub 21 o extender un año la U19 en el básquet rosarino, dejó como disparador involuntario analizar realidad y mitos que se manejan sobre la categoría Reserva de la Rosarina, una división cada vez más popular en la que muchísimos jugadores locales se mantienen activos y que fue mutando sus objetivos desde su creación hasta la fecha.

Quizás siempre se le endilgó una cuota de informalidad en el amplio espectro pero una movida de 35 elencos y cientos de jugadores merecen la atención directa, tal como se acompañó con resultados e informaciones, ahora también con su opinión.

Resultó interesante convocar a sus protagonistas para que aporten una mirada internalizada sobre la competencia para que el público en general, neófito en el tema, pueda llegar a vivenciar su sentir, su razón de ser y su filosofía deportiva y social. Propuesta alejada de la polémica y cercana al análisis con entrenadores que desgranaron sus respuestas desde tres disparadores centrales: ¿Qué es lo mejor de la Reserva? ¿Qué creen que se puede mejorar? ¿Qué situaciones forman parte de un mito y cuáles tienen parte de realidad (por ejemplo que se entrena poco, que se juega fuerte, que los árbitros son malos, que no se desarrollan jugadores)?

Martín Sánchez, dirigente de la Rosarina y ex entrenador de la categoría

“Creo que la Reserva se creó por necesidad y no por gusto. Fue por la inmensa demanda de jugadores no tenidos en cuenta por la escasa oferta de la misma cantidad de equipos de hace 30 años. Por esto se armó esta categoría, que en un principio fue tomada más de forma recreativa que competitiva y quizás esa imagen marcó a muchos ajenos a ésta.

Sin embargo, con el correr de los años está situación fue mutando al punto tal que hoy hay por lo menos cinco equipos de la Reserva A que podrían ser protagonistas del torneo de la primera B.

Lo peor que tiene la Reserva es la falta de compromiso de los dirigentes de los clubes. En su inmensa mayoría son una isla aparte en la que se auto sustentan y auto gestionan al punto tal que la toman como un descarte, que no le dan horarios lógicos para entrenar ni jugar y esto atenta contra el desarrollo de la categoría.

Por supuesto, como es una categoría medianamente nueva hay algunos mitos cómo que es para que se junten a jugar 12 gordos o que son boxeadores. Para dejar en evidencia que estas afirmaciones son mentiras es responsabilidad de los que participamos de la categoría de una u otra forma seguir creciendo y mostrando, convenciendo y no confrontando. Los árbitros son tan buenos o tan malos como los que dirigen la Superliga. De hecho, son los mismos”.

Ismael Carrizo, entrenador de El Tala

“Lo mejor de la categoría son las oportunidades. Para los jugadores, la oportunidad de insertarse en un medio que por diferentes motivos dejaron de lado, quizás por cuestiones personales, por trabajo, tal vez por razones de nivel. El básquet se hizo semiprofesional y a veces no es compatible con algún trabajo o responsabilidad por horarios. Pero también le dio oportunidad a ex jugadores de volver a la actividad y a los más jóvenes de tener un lugar. Y creo que con esos chicos es donde se debe hacer mayor hincapié en enamorarlos más para que se sumen. También es un lugar de oportunidades para los entrenadores, para que tengan sus experiencias, ir conociendo como manejar un grupo, como planificar una pretemporada. Entonces para mí es un lugar de oportunidades.

En cuanto a lo que se puede mejorar, hay que dividirlo en todas las ‘patas’ que toman parte. En cuando a los equipos creo siempre hay que buscar mayor seriedad, algunos no siempre lo toman a la altura de un torneo que te da un ascenso a primera división, como los horarios, vestimenta, elementos que se les dan a los visitantes, organización de mesa de control. Esas cosas ayudan al desarrollo de la categoría.

Después creo que si bien la asociación ofrece un ascenso a primera, modificar el nombre de Reserva a primera división e integrarla a las categorías locales ayudaría a cuestiones organizativas como días de juego, entrenamiento, información y visualización de la categoría. Sería muy importante y ayudaría que los árbitros también le den más seriedad y tengan más compromiso con la categoría.

Con respecto a los mitos hay varios erróneos. En Reserva si no entrenás en lo físico y en básquet no podés competir por los primeros lugares. Sí quizás es verdad que no hay horarios para practicar y está allí el mérito de clubes que entrenan a las 11 de la noche.

Sí creo que probablemente se juegue fuerte y es responsabilidad de todos. Hay que buscar la forma de cambiarlo. Pero no se juega a golpear al rival ni de mala leche, sino que hay exceso de libertades.

Con respecto al desarrollo de jugadores al ser una gran mayoría mayores de 25 años no se apunta tanto al crecimiento técnico, pero todo aquel que lo toma seriamente y que entrena evoluciona.

Lo que me parece que necesitamos es que nuestros colegas entrenadores nos respeten más y necesitamos su apoyo para poder desarrollarnos. Yo me desvivo por mi equipo, intento formarlo para que pueda competir de la mejor manera, y sé que como yo hay varios. Por eso cuando se habla despectivamente de la categoría por desconocimiento o soberbia no es grato, porque convivimos con los prejuicios que nombramos anteriormente y nuestro trabajo es tan valorable como el de cualquiera, dejamos muchas cosas para dedicarnos a esto.

Joaquín Gamborena, entrenador de Velocidad y Resistencia

“Lo destacado de la Reserva, es la cantidad de equipos y jugadores que incluye en el básquet rosarino. Una cuenta rápida, 35 equipos entre A y B, a 12 jugadores por plantel (hay varios equipos que tienen más), 420 jugadores. A muchos jóvenes que vienen a estudiar a Rosario, les devuelve la oportunidad de hacer el deporte que los apasiona.

Por otro lado, la camaradería que hay entre equipos. Tanto de entrenadores, como jugadores entre sí. La competencia no se negocia, los partidos son al 110%, pero nos ayudamos si alguien tiene alguna duda o necesita una mirada diferente.

Por este tipo de cosas, llegamos a lo que por lo menos para mí, es lo mejor de lo mejor. El juego de los amigos de la Reserva. Jornada en donde no solamente nos juntamos para demostrar nuestras habilidades deportivas, sino que, además, le damos un trasfondo social, donde aportamos un granito de arena, hacia quienes más lo necesitan.

Para mejorar siempre hay cosas. Creo que en primera instancia, habría que romper la barrera de la desinformación. Lamentablemente hay algunos colegas, que sin ninguna razón, no pierden oportunidad para desprestigiar. Pero no sólo es una falta de respeto a los que trabajamos como entrenadores, se meten con los jugadores, ayudantes, planilleros, relojeros, la familia de cada uno de nosotros, que nos bancan que lleguemos, cuando ya están acostados o durmiendo.

Creo que es un buen momento para plantearnos y discutirlo con todos los que estén interesados, la posibilidad de que Reserva A y Reserva B, se conviertan en Primera C y Primera D, respectivamente. No solo por una cuestión dialéctica, si no para emprolijar este híbrido que tenemos con el «ascenso» del Campeón de Reserva A, al torneo de Primera B, pero sin descensos.

Con respecto a los mitos, son exactamente eso, mitos. Es la historia que escuchó fulano o uno en Mengano y la reproduce como autoridad especializada en el tema. Cuando escucho que se «entrena poco», me caliento. El que dice eso, «corta y pega» sin analizar o tiene mala intención. Los jugadores y entrenadores (hablando en situaciones normales, no como la que venimos transitando) nos vamos del club, después de las 12 de la noche y algunos, todavía nos falta pedalear 20, 30 o 40 cuadras, para llegar a casa. ¿A vos te parece, que hacemos el esfuerzo para boludear y jugar solteros contra casados?

Con respecto al juego fuerte, mientras esté dentro de los límites del reglamento, cada equipo y cada jugador, busca la ventaja deportiva, con su mejor o mejores herramientas. Repito, si jugar fuerte no excede al reglamento, es válido. Distinto es jugar brusco o con mala intención, eso no lo acepto.

No puedo hablar del desarrollo de jugadores, ya que nunca tuve la oportunidad de utilizarla de tal manera, mi idea es que el día de mañana, los pibes que estamos empezando a tener en formativas, la incorporen como una etapa más, previa a una Primera. Conozco casos de U19, que se terminaron de moldear en Reserva, para nutrir en sus clubes, las suyas. Aunque no me corresponde contarlo a mí, sino a sus entrenadores.

Quiero aprovechar la oportunidad, para invitar a quien tenga alguna duda (obviamente cuando podamos retomar los entrenamientos), a que se acerque a Velocidad y vea cómo entrenamos y si quieren, a participar de afuera o dentro de la cancha. Estoy orgulloso de lo que hago y no tengo problema en compartirlo o aprender, de quien esté para sumar”.

Rodrigo Campa, entrenador de Libertad

“Sin lugar a dudas la competitividad de la categoría crece a medida que pasan los años. Hay 35 clubes participantes, divididos en divisional A y B según mérito deportivo, refleja que somos la categoría con más equipos inscriptos en la ARBB. Hay un trabajo de fondo muy meritorio para que esto pueda llevarse a cabo. Desde el coordinador de la categoría, delegados, planilleros y técnicos, hasta los jugadores que son los artífices y principales protagonistas.

En marzo del 2020 los equipos habíamos acordado, en conjunto con la Rosarina, establecer un día fijo de juego. Mediante el diálogo, intercambio de opiniones y varias reuniones logramos unificar criterios. No fue fácil llegar a un acuerdo entre todos los clubes. Pero se priorizó la categoría, entendimos que era una necesidad compartida para que el torneo tenga más seriedad. Lamentablemente por el contexto de pandemia de público conocimiento no se pudo llevar a cabo.

Una alternativa muy valedera sería la de unir la categoría en los torneos de Primera División. Si bien el campeón de la Reserva A asciende a Primera B, se podría adecuar descensos de la Primera B a Reserva A. Siempre hay cosas por mejorar, no hay que conformarse. Es responsabilidad de todos los integrantes de la categoría proponer ideas superadoras para sostener y mejorar lo que viene haciendo año tras año.

Hace un tiempo que desde algunos estamentos del básquet rosarino no se ve con buenos ojos a la categoría. ‘Que no es seria. Que no es competitiva. Que no se entrena de forma idónea’. Es sabido que lamentablemente no tenemos los mejores horarios para entrenar, principalmente por la diversidad de disciplinas que albergan los clubes. Sin embargo, se entrena seriamente, y en muchos casos se termina después de la media noche. La mayoría de los equipos tienen 2 estímulos semanales más el día de juego. Entrenadores con experiencia en la categoría (también en categorías superiores e intermedias), capacitados y gran parte de ellos con los cursos de Eneba aprobados. Clubes que han ascendido a categorías superiores por mérito deportivo, se mantuvieron en la misma y hoy continúan siendo competitivos. Pero los protagonistas, repito, son y van a ser siempre los jugadores. Es digno de destacar el compromiso y esfuerzo que realizan para poder entrenar y competir en las mejores condiciones posibles.

Cada uno es libre de opinar lo que le parezca en referencia a la categoría, pero da la sensación que muchas veces se hace desde el desconocimiento. Eso sí, jueves o viernes el asado es una fija. Pero después de entrenar….”

Cristian Sbarra, entrenador de Echesortu que ascendió a Primera B desde la Reserva

“Si bien ya no entreno en la categoría porque al salir campeones en el 2019 Echesortu logró el ascenso a primera B, me siento muy identificado con la categoría ya que jugué en ella desde que se armó el primer torneo en 2008 (el cual ganamos) y comencé a dirigir en 2014 (campeonando 2016/17 y en 2019).

Lo mejor de la categoría son los valores que en ella se fomentan (integración, amistad, sentido de pertenencia y unión como equipo) algo que es más difícil de encontrar en niveles superiores.

Creo que se podría mejorar, mejor dicho, tendríamos que trabajar en mejorar el tema inclusión de la categoría dentro de la estructura del básquet rosarino (mejores días y horarios de entrenamientos y juego).

Pienso que el principal mito es que se juega fuerte. Todo va a depender -como también sucede en otros niveles- de cuán permisivos sean los arbitrajes, si los foules se cobran y se sanciona como corresponde, no hay manera de ser más agresivo. Los árbitros, la gran mayoría al menos, son los mismos que dirigen hoy primera.

Otro mito es o por lo menos es en mi experiencia que no se entrene, lo primero que trato de inculcarle a mis equipos es el compromiso y la seriedad para aprovechar al máximo los entrenamientos disponibles.

Por último, creo que esta categoría ha permitido que muchos chicos entre 19 y 35 años hayan podido seguir disfrutando (a pesar de sus horarios de trabajo y estudio) de seguir practicando el deporte que les gusta, compitiendo de manera seria y posiblemente también en los clubes donde se formaron. Logrando muchas veces reinsertarlos en primera división”.

Facundo Maté, DT de Atlantic Sportsmen

“Es la categoría más grande de Rosario, crece año a año en cantidad y en nivel y mejora en entrenadores y jugadores. Algunos han ganado la Reserva y después la C para ascender de forma consecutiva como Ismael Carrizo o Cristian Sbarra. Se suman entrenadores de recorrido, como Siouffi en Servando Bayo. También le permite a jugadores volver o llegar a primera división como pasó con Rubio o Garella en Atlantic.

Seguramente hay muchas cosas a mejorar, como horarios y condiciones. Estamos en ‘el último orejón del tarro’ y no terminamos de estar concatenados con las otras categorías a pesar de que existe el ascenso a la B. Pasar a ser la C y la D podría ser una medida que nos permita estar más en el sistema por decirlo de alguna manera.

Creo que es verdad que años atrás se jugaba bastante fuerte. Pienso también que mermó aunque puede ser que esté un poco por encima de la media del básquet rosarino pero tampoco es exagerado. Eso tiene un grado de verdad.

Pero es un mito que se entrena poco, o que es un soltero contra casados o que no hay dedicación. Es mentira. Se entrena las veces que se puede. Nosotros tenemos dos días y pase lo que pase estamos ahí, y si en algún momento hay un horario libre estamos ahí insistiendo para ver si nos podemos meter.

Me parece que se desarrollan jugadores, al menos a nosotros nos pasó e incluso este año también hay juveniles. La reserva puede ser un eslabón más de la cadena formativa.

Somos la categoría más grande de Rosario, cada vez crece más en nivel y es una escuela de técnicos también. Antes se empezaba en a mini o escuelita y hoy los entrenadores hacen sus primeras armas en la reserva, y algunos llegaron a primera”.

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