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Nuevos videos de desmoronamientos en las riberas y barrancas de la región, ahora por la bajante

La menor altura del río hace que el oleaje de los barcos vaya socavando acantilados hasta dejarlos sin sustento. Para peor, los niveles del Paraná pueden caer hasta "los más bajos de la historia registrada, de 1944”. Peligra la reproducción de peces y escenario favorable para el fuego

Se hunde todo. El efecto aparentemente causado por el aumento artificial del oleaje por el alto tránsito de buques de ultramar hacia y desde los puertos sobre el río Paraná y el constante dragado del canal para que puedan salir cargados se hace sentir cada vez más en las costas. Así, los videos que se vienen viralizando –y sorprendiendo– desde hace al menos un lustro dan testimonio de situaciones anómalas que, a repetición, van dejando de serlo. Uno de los casos fue el recordado derrumbe de un tramo del del Paseo de la Libertad en el Campo de la Gloria de San Lorenzo, en 2016. Lo que parecía un hecho aislado, dejó de serlo en los años siguientes, en los que se fueron destacando el desmoronamiento de un 20 por ciento de la superficie costera del club Mitre, en la costanera central rosarina, en abril de 2020 –un sector de parrilleros y mesas fue literalmente devorado por las aguas, en un fenómeno atribuido a la creciente– hasta la famosa “ola gigante” que sacudió todo tipo de embarcaciones en Puerto Pirata, Granadero Baigorria, en agosto del año pasado, provocada, según se dijo, por dos buques que surcaron al mismo tiempo el canal. Ahora la situación es la inversa, una bajante extraordinaria, pero el efecto es similar, e incluso mucho más intenso: circulan videos de sectores de barranca que, en instantes, desaparecen.

Lo que permanece es la lógica del oleaje de los barcos que van y vienen por la hidrovía, pero con un efecto multiplicado: la fuerza del oleaje se proyecta sobre una altura extremadamente baja, socavando así por debajo las barrancas hasta dejarlas sin sustento: al instante siguiente sobreviene el desmoronamiento.

En los últimos días, los derrumbes prácticamente instantáneos de sectores costeros invadieron las redes sociales. Las imágenes muestran en tiempo real cómo se forma primero una línea, después una grieta y, como un microterremoto, sectores de tierra firme, aun con arboleda, comienzan a desplazarse hasta implosionar sobre sí o precipitarse en ángulo hacia las aguas del Paraná.

Lo peor es que la pérdida de superficie costera no parece que vaya a mermar: los pronósticos no indican una creciente en el corto plazo. Peor aún, la altura puede descender a niveles que no ocurrían desde hace casi 80 años.

“Es alta la probabilidad de un agravamiento de la bajante en el río Paraná. Con la tendencia prevista, todo el tramo del río Paraná en territorio argentino alcanzaría niveles de similar orden a los registrados en el año más bajo de la historia registrada: 1944”. Es el pronóstico sombrío del Instituto Nacional del Agua (INA) emitido este martes.

El INA destaca que “no se espera una mejora sensible en los próximos meses» y que «julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua para consumo urbano”. Pero no sólo eso: a otros riesgos, como el que compromete la reproducción de los peces por tercer ciclo consecutivo, o la presencia de mayor biomasa combustible para alimentar potenciales incendios accidentales o intencionales, se suma la erosión de las riberas.

Frente a Rosario, varios navegantes, en particular kayakistas, registraron los desprendimientos de tierra en las islas por el descalce de las barrancas. El oleaje generado por los grandes barcos es uno de los factores que se potencia con la bajante.

Situación crítica

Niveles del río Paraná en extrema bajante by https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/cuneo-libarona-1.jpg on Scribd

 

«La situación de la alta cuenca del río en Brasil se caracteriza por una sequía extraordinaria, con lluvias escasas e insuficientes como para generar excedentes hacia los ríos. El escenario es más grave que el registrado durante el otoño de 2020, con una menor disponibilidad de reservas en los embalses», señala el informe del INA publicado esta semana.

El texto indica que «el caudal aportado por la mitad norte sigue siendo inferior al normal y continúa disminuyendo».

Las represas hidroeléctricas son otro factor. «Entre el 23 y el 31 de mayo se llevó a cabo una operación especial de descarga de todo el sistema de embalses para favorecer la navegación fluvial, especialmente en el tramo paraguayo-argentino del rio», señala el INA, pero completa lo que siguió: «En lo que va de junio, se registró un rápido retorno a las condiciones anteriores, con caudales inferiores a los normales. La tendencia climática actualizada no permite
esperar una recuperación sensible en el trimestre de interés».

Como ejemplo, se indica que «en Guaira, cola del embalse de Itaipú, el caudal presentó oscilaciones con tendencia descendente durante todo el mes», con descargas inferiores al promedio histórico mensual de 6.070 m³/s y menores a las de 2020.

El Paraná sigue en bajante y alertan sobre tres ciclos seguidos de escasa reproducción de peces

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