Rescatado del olvido a principio del siglo XX en el libro <La Guerra Gaucha< de Leopoldo Lugones, la figura del patriota Martín Miguel de Güemes, único general argentino caído en acción de guerra exterior, ha ido ocupando durante más de un siglo un merecido lugar dentro de la historia de la Independencia argentina y por estos días, en coincidencia con los 200 años de su muerte, es recordado a partir de actividades culturales que abarcan una película, un concurso de música, un ensayo histórico sobre su figura, y la publicación de un libro del historiador Alejandro Tarruella.
En esta fecha se recuerda que luego de diez días de agonía, el 17 de junio de 1821 en el paraje salteño Cañada de la Horqueta moría Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, quien había nacido en la ciudad de Salta el 8 de febrero de 1785.
La trágica noche del 7 de junio en la que Güemes recibe el balazo mortal, su ciudad natal había sido ocupada por un conocido valenciano con muchos años en la provincia como cuatrero y baqueano, el coronel José María “Barbucho” Valdés, quien estaba a las órdenes del general español Pedro Antonio Olañeta.
El salteño herido siguió a caballo hasta una hacienda a diez kilómetros de Salta. Días después dos mensajeros realistas enviados por Valdés le ofrecieron trasladarlo a Buenos Aires para recibir tratamiento médico, pero con la condición de la rendición absoluta del ejército gaucho. La propuesta fue rechazada por Güemes, que finalmente muere el 17 de junio tras más de una semana de agonía.
Ese día se ha convertido en una fecha insoslayable dentro de las efemérides de la patria a tal punto que desde 2016 en toda la Argentina es feriado nacional.
Distintas disciplinas para conmemorar a un héroe
Por estos días, distintas actividades le rinden homenaje al hombre que hace 200 años comenzó a labrar su leyenda. Una de ellas es el Premio Nacional de Ensayo Histórico “Martín Miguel de Güemes: Arquetipo Nacional”, con un primer premio de $150 mil otro de $100 mil y un tercero de $60 mil. Se convocó también al Premio Nacional de Música Popular “Martín Miguel de Güemes: un grito de libertad” con un primer premio de $ 100 mil, un segundo de $75 mil y un tercero de $50 mil. El ciclo conmemorativo contempla el estreno –hoy a las 22 en Canal Encuentro– de Ensayo para Güemes un mediometraje de ficción dirigido por Daniel Rosenfeld y protagonizado por Leonardo Sbaraglia, además de contar con las actuaciones de Mercedes Morán, Martina Garello y Walter Jakob.
En el film, cuatro personajes intentan desentrañar el enigma detrás de Martín Miguel de Güemes a partir de la famosa pintura de Antonio Alice, La muerte de Güemes. También a propósito del bicentenario, se acaba de publicar el libro Güemes: el héroe postergado, en el que el periodista e historiador Alejandro C. Tarruella recorre la figura del caudillo y resignifica su impacto en el presente.
“Con Güemes existe una construcción centralista de su historia, y diría sobre todo a partir de los últimos años del siglo XIX, un avance de un relato que parte de historiadores de Salta para reivindicar su papel desde las Invasiones Inglesas, cuando Santiago de Liniers le encomienda tomar a caballo el buque británico Justina, hasta su muerte”, señala.
El héroe postergado, casi echado de la historia
La colección en la que se inscribe el texto está dirigida por el politólogo e historiador Hernán Brienza, quien destaca cómo la cultura porteño-céntrica logró convencer a la mayoría de los argentinos de que la independencia nacional tuvo origen en Buenos Aires: “En realidad fue el Alto Perú el teatro de operaciones más importante de la guerra de emancipación en nuestro territorio”, señala el actual titular del Instituto Nacional de Capacitación Política (Incap).
“Digamos que no fue en el Plata donde se produjeron los sacrificios necesarios sino en esa vasta región que va del Tucumán a Desaguadero. Fue allí, en donde durante 15 años se combatió en una guerra de guerrillas incesante que dejó miles de muertos, de mutilados, de mujeres violadas y asesinadas. Pero se trata de una misma patria. Porque durante casi dos siglos los escritores de las patrias chicas –Argentina y Bolivia– quisieron inventar una frontera ficticia en Salta y Jujuy y ubicaron allí la guerra gaucha”, agrega.
Tarruella aclara que Bartolomé Mitre, en tanto, logra elaborar una ficción exitosa a tal punto que la impone. El historiador decimonónico dice de Güemes que “los ejércitos regulares no eran su teatro de acción que era enemigo de la disciplina, huía de ellos, así es que, salvo la batalla de Suipacha, a que concurrió por un acaso, no se ha hallado en ninguna de las grandes batallas de la Independencia. Nada de eso era cierto”.
Según Brienza, hubo muchos patriotas de la independencia de las Provincias Unidas que fueron olvidados por los relatos porteño-céntricos: Antezana, Ávila, Camargo, Hidalgo, Hinojosa, Indaburu, Muñecas, Murillo, Warnes, Padilla. “Y entre los nombres de esos mártires se encuentra el de Güemes, líder entre los suyos y traicionado por los poderosos de esa provincia durante un siglo”, dice.
Tarruella aclara que Güemes y San Martín iban detrás de la unidad territorial que denominamos Patria Grande: “Es ahí donde Mitre interviene para dar vuelta las cosas porque el puerto no quería una unidad territorial. Se conformaba como una dependencia cómoda y recaudatoria. Por eso el conductor salteño va a ser el héroe postergado. Lo tenemos héroe en las invasiones inglesas, en Suipacha, donde Castelli lo va a negar para que fuera poco menos que echado de la historia”,
“Arenales, Azurduy, Belgrano, Dorrego, Güemes, San Martín fueron protagonistas de la lucha de un mismo territorio y de una misma causa”, explica Brienza y sostiene que separarlos es hacerles el juego a los cronistas de los Estados Nación de fines del siglo XIX, a los narradores de los países chicos, que surgieron después del desmembramiento de la Patria Grande: “Incluso la declaración de la Independencia Argentina en julio de 1816 confirma la verdad histórica de que nunca hubo frontera y que Argentina y Bolivia estaban convocadas a ser una misma Nación”, asegura el autor de El loco Dorrego.
Tarruella explica que cuando Castelli expulsa del ejército a Güemes, luego de algunos años de estar al frente de sus milicias, lo rescataría San Martín que, además, le daría sus ascensos de grado, y trabajaría codo a codo con Belgrano en las luchas por la independencia. Bernardo Frías, historiador salteño, definiría su rol. “El trípode donde se asienta la libertad de América tiene tres pilares fundamentales: Simón Bolívar, San Martín y Martín Güemes”.
Vicente Fidel López rescataría que San Martín no erraba al calificar a sus oficiales y “miraba a Güemes con una predilección marcadísima” por su papel de conductor y su saber de baqueano en los territorios de los valles, quebradas, puna y altiplano donde trabajaba con sus hombres para sofocar varias veces las invasiones realistas.
Tarruella, autor además del libro Historia política de la sociedad rural explica que Güemes le dio también un papel a las mujeres y que su hermana Macacha, fue su principal colaboradora en la gobernación de Salta y el trabajo de inteligencia con otras mujeres: “Güemes fue un guerrillero maldito para los poderosos, defensor de la frontera norte argentina para los historiadores del país chico, líder popular para los revisionistas del siglo XX”, concluye Brienza.