Ciudades, empresas y diarios alemanes desplegaron en sus calles, cuentas de Twitter y ediciones los colores del colectivo LGBTIQ+ en rechazo a leyes húngaras discriminatorias de minorías sexuales y a la decisión de la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA) de no permitir iluminar con esos colores el estadio de fútbol donde se enfrentaban Alemania y Hungría.
Las polémicas leyes elevaron al máximo tensiones entre la Unión Europea (UE) y varios de sus países, sobre todo Alemania, y el gobierno húngaro del primer ministro Viktor Orban, luego de años de fuertes diferencias y amenazas de sanciones por varias otras leyes y medidas que la UE ve como atropellos al Estado de derecho.
En un reflejo de las pasiones, Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, el Ejecutivo de la UE, calificó de «una vergüenza» una ley aprobada este mes en Hungría que prohíbe la «promoción de la homosexualidad» entre los menores y el Gobierno húngaro le contestó que eran «una vergüenza» sus comentarios.
La jefa de Gobierno alemana, Angela Merkel, con declaraciones menos duras pero interpretadas como un apoyo a la también alemana Von der Leyen, dijo horas después ante el Parlamento en Berlín que la ley, promulgada esta semana, era «equivocada» e «incompatible» con sus ideas políticas.
La tormenta pasó esta semana del ámbito político al deportivo luego de que la confederación europea de fútbol, UEFA, se opusiera a que el estadio de Múnich se iluminara con los colores del arco iris, con los que se identifica al colectivo LGBTIQ+, para el partido entre las selecciones de fútbol alemana y húngara por la Eurocopa.
Desde el jefe de la diplomacia alemana a la Presidencia francesa, numerosas capitales europeas criticaron duramente la decisión.
Para tratar de calmar la tempestad, la UEFA, organizadora de la competición que se desarrolla en 11 ciudades de diferentes países, reafirmó su «firme compromiso» contra la homofobia y vistió en Twitter su logo con los colores del arcoíris. El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, justificó el rechazo diciendo que la iniciativa de iluminar el estadio con los colores LGBT era «populista».
«Nosotros no queremos ser utilizados en acciones populistas», afirmó al periódico alemán Die Welt antes del partido Alemania-Hungría. «Debido a la popularidad del fútbol, la gente intenta a menudo abusar de las asociaciones deportivas con sus propios fines», indicó. La negativa de la UEFA, además de críticas, suscitó un movimiento de solidaridad en Alemania.
Varios lugares emblemáticos de Múnich, la capital del estado alemán de Baviera, entre ellos un imponente aerogenerador visible desde el Allianz Arena, fueron adornados a lo largo del día con los colores de la comunidad LGTB. Varios estadios de la liga de fútbol alemán Bundesliga también fueron iluminados con el arcoíris al empezar a caer el sol, de Fráncfort a Colonia, pasando por Wolfsburgo, Augsburgo, y el Estadio Olímpico de Berlín.
Varios periódicos alemanes, como el Süddeutsche Zeitung, se adhirieron también a la iniciativa con sus portadas coloreadas. Los pesos pesados de la economía bávara, Siemens o BMW, también lucieron en Twitter los colores arcoíris. La empresa de ferrocarriles Deutsche Bahn hizo lo mismo con una de sus locomotoras mostrando un eslogan de promoción de la diversidad.
La decisión de la UEFA, en cambio, fue saludada por el Gobierno húngaro. «Gracias a Dios, los dirigentes del fútbol europeo dieron prueba de sentido común al no participar en lo que habría sido una provocación política hacia Hungría», dijo el canciller Peter Szijjarto. Varios clubes de fútbol húngaros, por su parte, iluminarán sus estadios con los colores de la bandera nacional durante el partido. Pero de todas formas la ola de indignación recorrió Europa.
«La ley es una vergüenza. Claramente discrimina a personas con base a su orientación sexual. Y lo hace en contra de valores fundamentales de la Unión Europea», dijo Von der Leyen. En términos parecidos se expresó el alcalde de Múnich, el socialdemócrata Dieter Reiter. «Encuentro vergonzoso que la UEFA nos prohíba, aquí en Múnich, enviar una señal por el cosmopolitismo, la tolerancia, el respeto y la solidaridad con las personas de la comunidad LGTB», denunció. «La UEFA ha enviado un mensaje equivocado», insistió el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas.
El caso de Hungría se tornó incluso dominante en una reunión de ministros de Relaciones Europeos celebrada en Luxemburgo, y 13 países del bloque firmaron una devastadora declaración conjunta que pide que la Comisión Europea intervenga en el caso. «La UEFA se enredó un poco porque de hecho su decisión de rechazo es también una decisión política», lamentó Clément Beaune, secretario de Estado francés de Asuntos Europeos. Antes del partido, los organizadores de las marchas del Día del Orgullo de Múnich, en colaboración con Amnistía Internacional, distribuyeron 11.000 banderas arcoíris a los espectadores.