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Vinieron desde Rumania y fundaron su empresa al sur de la provincia

Adrian Axinte y Mihaela Loredana son diseñadores de sofás. Nacieron en Rumania, migraron a España y hace cuatro años viven en Argentina. A fines de 2020 crearon su propia empresa y generaron 35 puestos de trabajo

Adrian Axinte y Mihaela Loredana nacieron en Iasi, al nordeste de Rumania. Un territorio que alguna vez fue el principado de Moldavia, que pasó por distintos regímenes durante el siglo XX de los que Axinte destaca uno que define como dictatorial: el de Nicolae Ceausescu que duró más de veinte años y terminó con su fusilamiento la navidad de 1989, solo un mes después de la caída del muro de Berlín y dos años antes de que se terminara de desintegrar la Unión Soviética.

Fue durante ese gobierno, en 1981, que nacieron los dos. Y fue su legado, sus efectos, sus consecuencias, que ambos intentaron dejar atrás cuando en 1997 viajaron a la región de Andalucía al sur de España. Fuensanta de Martos es una localidad de poco más de tres mil habitantes, en la provincia de Jaén, y es el lugar donde aprendieron todo sobre su oficio: el diseño de sofás. Hace cuatro años volvieron a migrar, esta vez a Argentina.

«Cuando nos fuimos de Rumania salimos con ganas de conocer el mundo y las cosas que nuestro país no nos estaba ofreciendo. Salimos a ganarnos la vida y a crecer», sintetizó Axinte que habló con El Ciudadano para compartir su historia.

Con un socio empresario local trabajaron juntos desde 2017 hasta que rompieron vínculo en 2020. La crisis económica profundizada por la pandemia y las dificultades para viajar por el mundo, hicieron que Adrian y Mihaela apuesten de nuevo al suelo argentino: fundaron Velvet. Generaron puestos de trabajo en un momento delicado: 35 trabajadoras y trabajadores forman parte de esta empresa que hoy tiene su fábrica al sur de la provincia de Santa Fe, en el Parque Industrial de Alvear, pero que está construyendo su lugar definitivo en Arroyo Seco.

Para Axinte la apuesta en el mercado argentino fue segura: estuvo destinada a una clase media, media-alta, que viajó a Europa y vio allí los modelos que él y su pareja diseñan. Les va bien y piensan que Argentina es un país «por explotar, por trabajar, con muchas posibilidades de negocio».

Hoy tienen un local en San Nicolás -provincia de Buenos Aires- y Córdoba capital. Próximamente abrirán uno en Rosario. Axinte destacó la importancia de la mano de obra en la producción de sus sillones: «Cada puesto de trabajo importa. Cada persona que falta me echa mucha producción atrás, porque en este trabajo todavía no existe una parte automatizada o mecanizada. Existen algunas máquinas de corte y digitalizadoras, pero hay muy poco que pueda sustituir la mano de obra. Siempre dependemos de las terminaciones del tapicero, de la costura, de la capacidad humana».

Siguió explicando el proceso de producción: empieza por la carpintería donde se montan las estructuras, se sigue con el diseño -un sofá puede llegar a tener hasta 170 partes diferentes-, el tapizado, enfundado, plastificado y embalado. Cada terminación, cada punto de costura, requiere de una persona que es quien sabe dónde y cómo hacerlo.»Estoy orgulloso porque he encontrado aquí en gente de la zona una voluntad y ganas de trabajar muy grandes. Estoy muy contento. Si bien la mayoría es de la región, tenemos algunos trabajadores de otras provincias como Santiago del Estero y Chubut».

Para el empresario rumano, un sofá «no puede ser un bulto dentro de una vivienda, sino que cada centímetro del producto tiene que llevar al confort, la practicidad, tiene que ser imprescindible dentro de la casa».

Adrian y Mihaela tienen dos hijos, uno de 18 y otro de 13 años, que nacieron en España y vinieron con ellos a Argentina. «Aprendimos el oficio en el pueblo Fuensanta de Martos que tiene mucha tradición en el mundo del sofá, es la cuna del sofá en España. Hay muchas empresas y hay un gremio. Además tenemos la ventaja de que fuimos trabajando con distintas empresas y también hicimos una especialización en Italia», contó.

«Argentina lo tiene todo, no sé si hay algo que me guste más en particular. Me enamoró desde el primer momento, hemos viajado al norte, al sur, a las playas y quedamos maravillados. Tiene lo que muchos países desearían tener y merece la pena vivir aquí», señaló.

Axinte estableció un paralelo entre nuestro país y Rumania: la cultura del encuentro y la forma de vincularnos con los afectos. «Ambos países son de origen latino», resumió. Contó que fueron elementos que los ayudaron a elegir quedarse, aparte de los asados «porque en Argentina tienen las mejores carnes» dijo entre risas aunque admitió que todavía no se hizo tan amigo del mate.

A su país natal lo visitaron varias veces mientras vivieron en España, pero aún no fueron desde Argentina. Sin embargo los padres de Axinte sí vinieron de visita: «A mi papá le impresionó los parecidos que vio en los paisajes en las rutas, la vegetación y la calidad de las tierras. Y algo hay porque a Rumania la llamaban el granero de Europa, como se decía de Argentina como el granero del mundo».

Hoy Velvet trabaja a nivel mayorista, con 20 empresas argentinas, y minorista, con un trato personalizado hacia cada cliente. Las expectativas son buenas, esperan seguir este ritmo de trabajo e ir sumando locales por todo el país porque, como insistió, «en Argentina todo está por hacerse, todo está aún por explotar».

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