«Es buenísimo reunir todas las cosas que más amo en el mismo programa y en el mismo acto: cocinar, recibir a los amigos, comer con los amigos y terminar la velada cantando», sintetizó Calamaro en una entrevista con la agencia de noticias Télam.
El artista, de 55 años, que lideró los grupos Frapé, El Corte y Los Guarros antes de iniciar, en 1998, su camino solista, viene despuntando el vicio de cocinar en tevé a partir de su participación en Rock and Foodball que su colega Maxi Pardo condujo por las pantallas de América y Net TV.
Ahora, en La cocina de los Calamaro, participarán Sacha y Romeo Calamaro, hijos de Javier, su pareja Paola Montes de Oca, el chef Rodrigo Aguirre y el músico Leandro Chiappe.
El debut del espacio tendrá como invitado al cantante de música urbana L-Gante que reformuló un tango compuesto por el anfitrión para darle su impronta.
Para próximas emisiones de La cocina de los Calamaro, el anfitrión, que contó cómo surgió la idea de hacer este programa, anunció las presencias de Coti Sorokin y Dani La Chepi. «El trabajo con Rock and Foodball para mí fue descubrir algo de mí que no sabía, que podía estar cocinando frente a una cámara, eso fue un antecedente. Pero la idea surgió charlando de lo bueno que sería llevar a la televisión esa especie de ritual que hacemos cuando llevamos gente a casa a comer».
Al mismo tiempo, el músico habló acerca de cómo es la participación de su familia en el programa: «Romeo, que ya tiene 19 años y es baterista, toca cuando es el momento del tributo a la música, Sacha tiene recién siete meses y está en brazos de la madre o míos porque mi mujer también cocina en el programa y por su origen cubano aporta recetas ancestrales del caribe».
Y detalló: «La particularidad de esto es que somos nosotros hablando con el invitado de las cosas que nos dan curiosidad, que nos llaman la atención. Le preguntamos lo que queremos saber, no es que somos entrevistadores ni mucho menos conductores, somos una familia no muy normal que invita a los amigos. En realidad es casi como un reality, un pedazo de nuestro día, de nuestra vida en familia con alguien que llega a casa».
En el primer programa, con L-Gante, el músico se propuso componer un tango. Respecto de esta convocatoria, Calamaro explicó: «Lo que pasó con L-Gante fue espontáneo. Yo lo que quería era interactuar con él musicalmente de modo que no sólo tocáramos las canciones conocidas de él, que lo quería respetar porque me parece un artista tremendo y me encanta eso. Lo único que se me ocurrió para interactuar era que él rapee un poco arriba de algo que estemos tocando con el Chapa y con Romeo, mi hijo. Cuando vino a casa, antes de comer, le mostramos eso y le dijimos que haga lo que quiera, pero él dijo que quería componer algo arriba de eso, fue toda iniciativa de él. Agarramos el tango, le salió la estrofa y en el lugar donde iría la segunda estrofa se sentó e iba escribiendo. Yo le tiré algunas frases, le arreglé un poco la melodía y compusimos una parte para un tango, y eso es lo que sale en el programa. El resto del tema, de ese tango tal como lo compuse con el Chapa, lo hicimos para mi primer disco de tango y se llama «Sordidez y sordera», pero ahora es un tema nuevo que compusimos con L-Gante con las cámaras adelante y todo».
El músico habló también de su acercamiento a la cocina: «Aprendí de mamá Esther. Tenía unos 11 años cuando mi mamá me pasó la receta del guiso de lentejas; a mí me volvía loco el guiso de lentejas de mi vieja. A partir de eso me pasó algunas recetas más, todas sencillas pero que había que aprender con una metodología y me di cuenta de que de golpe le estaba poniendo mi propia impronta a esas recetas. Así con los años fui incorporando cosas, muchas veces para mi familia o para mis amigos».
En el mismo sentido, el músico habló finalmente de aquellas recetas que se volvieron sus preferidas: «Lo que yo cocino tiene que ver con los viajes que hice en mi vida porque desde hace 30 años que viajo todo el tiempo. También inciden los libros que leí y las películas que vi o lo que alguna vez me invitó a comer algún amigo o lo que conocí en un restaurante».