No pudo aguantar Newell’s. Tuvo coraje, cierto orden para defender, no se vio superado a pesar de jugar con uno menos medio tiempo, pero sobre el final, Argentinos ganó de cabeza y se quedó con un triunfo que provoca bronca porque estuvo cerca de conseguir un empate que hubiera tenido gusto a victoria. Fue 1-0 para el Bicho por un gol de Villalba a los 41 minutos, mientras la Lepra jugaba con uno menos por la expulsión de Cristaldo.
Duele porque Newell’s mostró carácter, incluso cuando se quedó con diez jugadores. Le faltó fútbol, es cierto, pero peleó de igual a igual frente a un rival que venía de jugar Libertadores.
Al primer tiempo le sobró lucha y le faltó fútbol. Casi como una ofensa al escenario, cuyo nombre rinde homenaje al mejor jugador de la historia, Newell’s y Argentinos salieron a jugar con mucha intensidad, y eso restó claridad a la hora de tener la pelota.
La buena para el equipo de Gamboa es que no fue superado en la lucha, en la intensidad, algo que en el torneo pasado hubiera sido un suplicio. Pero tanta entrega para intentar marcar o recuperar la pelota no tuvo continuidad a la hora de buscar llegar al área rival. Apenas algunas pinceladas del pibe Castro, quien no encontró socios para intentar algo distinto.
Neutralizado Cristaldo como nueve, bien marcado Ávalos por Lema, con los dos equipos cuidando que las subidas de los laterales no lastimen, encontrar chances de gol fue casi imposible. Tuvo una el Bicho, con un remate de Florentín y una buena respuesta de Aguerre; respondió la Lepra, tras una salida falsa de Chaves que recobró Sordo para habilitar a Garro, aunque el disparo del atacante no fue del todo potente y el arquero local pudo neutralizarlo.
Costó rescatar señales positivas en un partido tan chato, aunque este Newell’s de Gamboa, con poco, logra destacarse con sus antecesores. Y además de pelear de igual a igual a la hora de correr y meter en el medio, también hubo buenas respuestas defensivas. Argentinos tuvo varios córners y siempre despejó la Lepra. Y Escobar, Lema y Mansilla estuvieron muy atentos ante la potencia física de Ávalos y la velocidad siempre complicada de Hauche.
En el debe, ese que Gamboa debe trabajar, Ramiro Sordo fue livianito e inquietó poco, y Garro estuvo distante de Cristaldo.
El inicio del segundo tiempo tuvo una mala noticia para Gamboa. Esa intensidad para pelear cada pelota provocó que Crsitaldo levantara demasiado la pierna y se fuera expulsado. Uno menos al minuto del complemento, todo un problema.
Newell’s sintió el impacto, como si fuera una mano en el mentó de un boxeador que lo desestabilizó, y el Bicho fue por el gol. Y casi lo anota a los 8 minutos, pero Aguerre metió la mano ante un remate de Hauche y Romero le erró al arco en el rebote cuando el gol parecía inevitable.
Gamboa reaccionó a tiempo. Y acomodó el equipo con el ingreso de Negri y Compagnucci por Garro y Sordo, ambos de flojo desempeño.
La Lepra se paró con un 4-4-1, con Nico Castro como falso nueve. A aguantar mejor parado, y esperar alguna contra o pelota parada. Y a los 13 minutos casi llega esa chance. Tras un córner,
Lema no pudo darle dirección a un rebote que derivó al área chica y la pelota se fue apenas desviada.
Se lesionó Escobar y entró Giani, y ese cambio, sin quererlo, cambió el final del partido. A Giani le costó acomodarse como volante por derecha, y cometió dos infracciones cerca del área innecesarias, justo en el momento que Lema ganaba todo de arriba y el Bicho se desesperaba. Y en la segunda, Carabajal exigió a Aguerre, y del córner posterior Villalba ganó de arriba –la única vez- y de arremetida puso un 1-0 que a Newell’s le dolió en el alma.
La previa del partido
La levantada en la primera fecha ante Talleres fue una buena señal para este Newell’s que intenta reconstruir Fernando Gamboa. Recuperarse tras un 0-2 demostró que la parte anímica, uno de los puntos débiles el semestre pasado, ahora parece un tema resuelto. Y hubo ratos de fútbol que ilusionaron, aunque también hubo errores y algunos rendimientos individuales que todavía no están tan firmes. Y en esta prueba partido a partido, enfrentar a Argentinos en La Paternal es un desafío interesante para la Lepra, mientras el DT busca la puesta a punto ideal y aún sufre por algunas ausencias por lesiones o suspensiones y la demora en la llegada del seis que tanto necesita.
El Newell’s de Gamboa es distinto al de Burgos, eso está a la vista. La propuesta es más ofensiva, la mira está puesta en el arco rival y la pelota es un objeto preciado, que no debe rifarse o regalarse con un pelotazo a dividir. Hay otra intención, al menos desde la idea del entrenador, y los jugadores compraron. No hay dudas que el estilo Burgos no motivaba, confundía tácticamente y generaba inestabilidad frente a tantos cambios de nombres de una semana a otra. Y si bien Gamboa aún no tiene un equipo titular definido, hay una idea clara, un esquema 4-3-3 más aceptado por todos, y una mayor motivación a la hora de jugar. Eso se vio con Talleres, claramente. En los primeros 30 minutos con un dominio del juego desde lo futbolístico y también desde lo físico. Y fue decisivo en la media hora final donde lo emocional se sumó a lo otro y permitió una remontada increíble.
Tal vez por eso Gamboa no quiso tocar demasiado para este partido ante el Bicho. Juan Sforza ingresa por el lesionado Julián Fernández y Juan Garro va por el suspendido Nacho Scocco, pasando Cristaldo a jugar de nueve. Podía suponerse que jugara Compagnucci, de gran ingreso ante la “T”, e incluso no hubiera sido raro ver al colombiano Pablo Sabbag por Scocco. Pero el DT prefiere mantener la base del equipo. Habrá que ver qué pasa cuando estén en condiciones Pablo Pérez y Maxi Rodríguez, más el regreso de Nacho. Ese es un problema que Gamboa resolverá más adelante.
“Todavía estamos lejos de ser perfectos”, sostuvo Gamboa. Y es real. Una buena victoria no significa que el equipo ya esté afianzado, que no sufra más vaivenes emocionales, que no cometa errores defensivos, o que le cueste generar jugadas de gol. Pero los indicios iniciales fueron auspiciosos, esperanzadores, y el hincha, que todavía mira con cierto recelo lo que sucede, en el fondo empieza a creer de nuevo. Y mañana puede ser una buena chance para darle otro guiño.