Tenía apenas 38 años y era ya un consagrado cuando lo encontró la muerte en un hotel de Necochea, el mediodía del 7 de agosto de 2011. Su carrera solista llevaba poco más de 10 años y se había originado a partir de una tragedia: luego de sobrevivir a un fatal accidente de tránsito el 15 de enero de 2000 en el que perdieron la vida los músicos Sergio Reyes y Darío Begeni, dos de sus compañeros en el Grupo Trinidad, con el que había cosechado hasta entonces reconocimiento popular desde 1992.
En tiempos de recuperación, abandonó el grupo y empezó a trabajar en las canciones de Un homenaje al cielo, su primer disco en solitario, dedicado a sus amigos y con el que registraría uno de sus mayores éxitos, «Después de ti», mientras intentaba sobreponerse al dolor de la pérdida y a las secuelas crónicas en su cadera, que comenzaban entonces a doblegarlo y a condenarlo a una peligrosa relación con la morfina y los cigarrillos durante buena parte del resto de su vida.
Desde aquel momento, el conquistador de reiterados discos de Oro y Platino fue noticia tanto por sus innumerables éxitos como por varias de sus internaciones por problemas cardíacos y respiratorios; como en 2009, cuando debió ser asistido en terapia intensiva por un fuerte cuadro de neumonía que lo dejó en coma farmacológico.
El referente de la cumbia romántica, que nació un 13 de agosto de 1972 en la ciudad de Santo Tomé con el nombre de Leonardo Guillermo Mattioli, escribió su propia leyenda en vida, con una extensa discografía de 23 discos, 7 de ellos con Trinidad y 16 como solista, y como autor de clásicos como «Llorarás más de mil veces por amor», «Yo no soy Dios» y «Si te agarran las ganas».
El gitano de la cumbia santafesina, en pareja con su mujer desde los 18 años y padre de seis hijos, supo crearse una marca personal dentro del género tropical, basada en narrativas de aventuras sexuales y romances fugaces, en la tradición de la cumbia santafesina y el legado de algunos de sus ídolos como Sandro, Roberto Carlos y Cacho Castaña, con quien grabó una versión de «Tramposa y mentirosa».
Y agregó: «Me emociono mucho cuando canto. No me importa si hay dos personas o miles. Lo hago con lo que me sale de adentro. De chico cantaba «Pinocho malherido» en el árbol de mi casa y lloraba».
Tras su último show en Mar del Plata en 2011, con algunos síntomas que anunciaban el trágico desenlace, Mattioli se acostó a dormir en un hotel de Necochea y no se volvió a despertar: a la semana siguiente iba a celebrar otra vez su cumpleaños con un show en el porteño Teatro Gran Rex, donde había grabado uno de sus más recordados registros en directo.
Ante la noticia sobre su repentina muerte que conmocionaría a propios y ajenos dentro de la escena y se escribiría en las tapas de todos los diarios nacionales, el llamado León Santafesino terminaría por convertirse en una de las leyendas más celebradas del género cumbia de todos los tiempos.