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A 60 años de la construcción del Muro de Berlín, el paredón que dividió al mundo

El ejército de la exRepública Democrática Alemana (RDA) comenzó hace 60 años, el 13 de agosto de 1961, la edificación del muro, testigo silencioso del asesinato de al menos 150 personas que trataron de huir durante la Guerra Fría que libraban en aquellos años Estados Unidos y la Unión Soviética

De la redacción

El ejército de la exRepública Democrática Alemana (RDA) comenzó hace 60 años, el domingo 13 de agosto de 1961, la edificación del Muro de Berlín, testigo silencioso del asesinato de al menos 150 personas que trataron de huir del comunismo durante la Guerra Fría que libraban en aquellos años Estados Unidos y la Unión Soviética.

Mientras duró esta vetusta construcción, llena de grafitis y de consignas libertarias del lado occidental, hasta su celebrada caída el 9 de noviembre de 1989, el mundo no respiró tranquilo, y las polémicas por su ominosa vigencia estallaban entre las fuerzas políticas en cada rincón del planeta.

El muro, que dividió Berlín durante 28 años, fue demolido pacíficamente por los alemanes, ocho meses después de que muriera la última víctima, Chris Gueffroy, el 6 de febrero de dicho año.

El levantamiento del “Muro de protección antifascista”

El 13 de agosto de 2011, con motivo de cumplirse medio siglo del levantamiento de dicha edificación, la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, originaria de la RDA, celebró la apertura de un museo evocativo en la calle Bernauer Strasse, la cual había quedado dividida a la mitad a raíz del Muro.

“No podemos olvidar el 13 de agosto de 1961 y el dolor que trajo sobre millones de personas”, dijo Merkel en esa oportunidad.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, Berlín fue dividida entre las potencias vencedoras: la zona oeste correspondió a Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, mientras que la exUnión Soviética se quedó con el este.

Así, en 1949, Berlín se convirtió en la capital de la RDA, y los otros sectores se unificaron en la República Federal Alemana (RFA).

En la madrugada del 12 al 13 de agosto de 1961, el entonces mandatario de la RDA, Walter Ulbricht, dio la orden de iniciar la llamada “Operación Rosa”, mediante la cual diez mil soldados levantaron lo que se denominó un “muro de protección antifascista”.

El escape hacia la otra falsa panacea del oeste

En realidad, el paredón era una barrera para impedir el éxodo de alemanes del este al oeste capitalista, ya que se estima que más de 2,5 millones de personas habían abandonado la RDA desde el final de la guerra, según informes de la agencia de noticias francesa AFP.

De este modo, la ciudad quedó dividida por más de 160 kilómetros de alambres de púas, convertidas luego en una pared de hormigón de más de tres metros, con 300 puntos de control.

El Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica para que nadie pudiera agarrarse a ella.

Acompañando al muro, se creó la llamada “franja de la muerte”, formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. Tratar de escapar era similar a jugar a la ruleta rusa con el depósito cargado de balas. Aun así, fueron muchos los que lo intentaron.

En 1975, 43 kilómetros del muro estaban acompañados de las medidas de seguridad de la franja de la muerte, y el resto estaba protegido por vallas.

Aunque no hay cifras claras, se estima que unas 150 personas perdieron la vida en su intento por buscar la libertad en el oeste alemán. También se cree que durante 12 años más de tres millones de ciudadanos huyeron del régimen comunista y optaron por la libertad y los beneficios económicos que le ofrecía la creciente Alemania del oeste.

Con el paso de los años, hubo muchos intentos de escape, algunos con éxito, de forma que el muro fue ampliándose hasta límites insospechados para aumentar su seguridad.

La llamada a derribar el muro del menos indicado

El expresidente estadounidense Ronald Reagan pronunció un discurso el 12 de junio de 1987, de espaldas a la Puerta de Brandeburgo, encerrada por el Muro de Berlín, en el que pedía su caída.

“Señor (Mijail) Gorbachov, abra usted esta puerta. Señor Gorbachov, derribe usted este muro”, pidió Reagan al entonces líder soviético, al hablar ante unas cuarenta mil personas que se habían reunido en la calle.

Quien decía esto era el mandamás de una gestión de gobierno caracterizada por las intervenciones militares, sobre todo en la guerra entre Iraq e Irán, donde apoyó decididamente a la primera en busca de socavar el régimen de los ayatolah que habían tomado el poder en lo que fuera la antigua Persia. Y además el responsable de varias intervenciones y apoyos a asonadas militares latinoamericanas para derrocar gobiernos democráticos.

A la desaparición del Muro de Berlín contribuyó también la apertura de las fronteras con Austria y Hungría en mayo de 1989, pues cada vez más alemanes viajaban a esos países para pedir asilo en las embajadas de la RFA.

Caída del muro y reunificación de las dos Alemanias

Mientras la pared de hormigón era derribada por los alemanes, la exUnión Soviética se abstenía de intervenir militarmente durante los sucesos que llevaron a la destrucción del llamado “Muro de la vergüenza”.

Durante una entrevista realizada con la BBC de Londres, el 4 de noviembre de 2019, con motivo de cumplirse 30 años de la demolición del Muro, el exlíder soviético Gorbachov afirmó: “No podía haber una matanza. No podíamos permitir eso, en un tema de tal magnitud para Alemania, para nosotros, para Europa, para todo el mundo. Por eso decidimos no interferir”.

Un año más tarde, el 3 de octubre del año 1990 se hizo efectiva la reunificación de Alemania, poniendo fin a un país dividido por la Guerra Fría. Se firmó el Tratado de Unificación que hizo que las cuatro potencias (los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética) renunciaran a sus derechos, logrando la reunificación definitiva y la constitución nuevamente de una sola nación. A raíz de este acontecimiento, cada 3 de octubre se celebra en el país el Día de la Unidad Alemana.

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