Buscando dar respuesta frente a la crisis que atraviesa el sector de la cultura local y en particular el teatro, de cara a una variable que la pandemia de coronavirus puso de manifiesto, visibilizó para un sector más amplio, pero que no responde sólo a los últimos dos años, apelando al trabajo en equipo y a la capacidad de autogestión, cuatro creadores del quehacer teatral local preparan para antes de fin de año la primera edición del Festival Internacional de Artes Escénicas de Rosario Cruzar el río, que se desarrollará en distintos escenarios rosarinos entre el 4 al 7 de noviembre, para el cual ya está abierta hasta fin de mes la convocatoria a través de la redes sociales y de su página oficial https://cruzarelrio.com.ar/.
“Les hacedores escénicos hacen vibrar la ciudad”, proponen desde el equipo artístico que llevan adelante Dannae Abdalla, David Gastelú, Julia Logiodice y Mayra Sánchez, una frase que se vuelve una marca distintiva de un sector que ha tenido que empujar un carro muy pesado en este tiempo pero que sigue vivo y en marcha como ha pasado con el teatro a lo largo de los siglos.
“Esta es una propuesta autogestiva que surgió en la coyuntura de la emergencia cultural”, dice en la previa de una larga charla la actriz, directora y docente Mayra Sanchez, quien además destacó que este lunes se abrió otra convocatoria para artistas en formación. “Se llama Mover la escena; lo planteamos como un espacio de formación y producción que va a estar a cargo de otros dos creadores locales: Felipe Haidar y Jesica Biancotto; será gratuito y una vez armado el equipo, a lo largo de un mes, van a trabajar para crear la intervención que formará parte de la apertura del festival el jueves 4 de noviembre”.
Buscando dar vuelta la moneda a la tradición de una programación foránea como invitada, el equipo, que tiene como objetivo fundamental fortalecer y visibilizar la producción local, destaca: “Como artistas y gestores culturales nos mueve el deseo de producir en nuestra ciudad y reforzar la centralidad creativa y cultural de Rosario en la región. Desde la recuperación de nuestras raíces litoraleñas, pisando las orillas del río Paraná, nos proyectamos hacia el futuro para insertar a la ciudad y sus producciones en un diálogo intercultural a escala internacional”.
De este modo, la programación de esta primera edición será eminentemente local y las y los invitados serán programadores de festivales nacionales y de Iberoamérica para que a partir de la gran vidriera que se propone ser Cruzar el río, esa metáfora se haga real y las y los teatristas locales puedan mostrar sus propuestas en otros territorios.
Crisis y oportunidad
“Esto surge de la necesidad de poner en valor la producción teatral local de la que tanto se habla, que nada tiene que envidiarle a la que por lo general se programa en los grandes festivales; todo arrancó a partir de que nos conocimos con David Gastelú en la Multisectorial por la Cultura que surgió en medio de la pandemia y juntos empezamos a pensar con quién nos gustaría armar grupo. Fue así que se sumaron Julia Logiodice y Dannae Abdalla, con quienes armamos este equipo. En principio, en la idea del armado de este festival, surgió lo tradicional: sumar programación de otras provincias, pero nos dimos cuenta a partir de militar en la Multisectorial de les Trabajadores del Arte y la Cultura que frente a la situación de emergencia y de crisis, la clave estaba en principio en generar oportunidades de trabajo para nuestros compañeros y compañeras de las artes escénicas. Así la idea se dio vuelta y nos planteamos programar elencos locales al mismo tiempo que invitamos a programadores y programadoras de otras provincias y festivales, con la idea de una proyección nacional e internacional que en algún momento puedan tener nuestros artistas y creadores; una suerte de exportación de nuestro trabajo”, dijo Sánchez a El Ciudadano.
Y sumó: “La sensación es que Rosario tiene mucha producción, grandes artistas, pero que finalmente terminan emigrando porque la misma ciudad les impone ciertos límites. Vivimos en una ciudad donde hay mucha producción pero aún no está fortalecida como polo cultural, donde exista la producción privada y donde la actividad independiente pueda ser sustentable y podamos vivir del teatro. Pensamos que un festival es también la oportunidad de generar nuevos públicos, visibilizar el arte local y generar trabajo, y sobre todo, hacer que nuestra actividad se sostenga en el tiempo”.
De este modo, con el afán de apuntalar en el tiempo a dos sectores muy golpeados por la pandemia como son turismo y cultura, el equipo de trabajo se propuso como consigna reposicionar a Rosario como una ciudad referencial en términos regionales a nivel creativo en una suerte, a futuro, de polo para el turismo cultural: “Rosario, cuna de múltiples expresiones culturales y artísticas, es una ciudad que crece día a día y que maravilla a quienes la visitan por su hermoso río, sus espacios verdes y su variada oferta nocturna y cultural. La calidad de sus artistas y sus producciones, es reconocida en todo el país, convirtiéndose en una marca identitaria de la ciudad».
Aunar criterios
“La Multisectorial fue un catalizador de un deseo compartido; después, confrontando ideas y posicionamientos, llegamos a la conclusión que además de la programación local y de la invitación de programadores, el festival tenía que tener una pata formativa en nuevos lenguajes, apostando a las juventudes vinculadas a las artes escénicas de la ciudad, del mismo modo que espacios de reflexión sobre la actividad y sobre lo que se produce en Rosario, y por otro lado, otra pata puesta en lo educativo y en lo territorial y comunitario; son como circuitos alternativos que también son posibilidades de trabajo que pueden estar vinculadas tanto a lo público como a lo privado siempre haciendo foco en la creación de nuevos públicos que es lo que necesitamos”, destacó la referente del equipo de gestión del encuentro que también elaborará un testeo de públicos y consumos culturales para luego volcarlo a la producción y a próximas edición de Cruzar el río.
En relación con la curaduría y los criterios de selección para sumar los nueve espectáculos que integrarán la programación del festival, Sánchez destacó: “Lo que buscamos es la elección de esos nueve espectáculos que ofrecerán funciones, pero habrá otros diez en un orden de mérito que integrarán lo que denominamos Cata escénica, una suerte de feria de propuestas como hay otras en el país para que los distintos equipos puedan ofrecer sus producciones a programadores. Si bien nueve espectáculos son pocos en relación con la enorme y diversa producción que hay en Rosario vinculada a las artes escénicas y todos sus cruces posibles, y eso indica que vamos a tener un gran trabajo en relación con la selección, el objetivo es ofrecer un abanico diverso de lo que se produce en Rosario, la mayor cantidad de poéticas y estéticas posibles. Apostamos en ese sentido a la dramaturgia local, a los textos inéditos, para seguir estimulando una producción con identidad rosarina. Y también lo que está emergiendo fuertemente en este tiempo de pandemia y post pandemia de cruce de lenguajes y apuestas que van de lo teatral a lo performático con un uso predominante de la tecnología”.
Respecto de los apoyos para la realización del festival, Sánchez destacó que en todos los niveles del Estado la idea fue muy bien recibida. «Sentimos que el proyecto tuvo una buena recepción tanto desde la Secretaría de Cultura local como desde el Ministerio de Cultura de la provincia, del mismo modo que desde el Instituto Nacional del Teatro (INT) y otras instituciones que también coproducen y nos han dado su apoyo, como el Parque de España, al tiempo que fue declarado de Interés Municipal en el Concejo. De todos modos, seguimos buscando financiación. Este es un proyecto autogestivo, y entendemos que en este caso, la crisis sí se volvió una oportunidad porque nos permitió ver qué necesitábamos y de qué manera podíamos conseguirlo para Rosario. Seguramente sin esta crisis, la idea de un festival de estas características se hubiese demorado mucho más en el tiempo por diversos motivos. Pero la pandemia nos llevó a estar incómodos, a estar mal, y desde esa incomodidad empezamos a pensar en la cultura local, en las artes escénicas, y si nuestro lugar como artistas está tan devaluado, tal deslegitimado, qué cosas podíamos hacer para cambiar eso. Entonces el festival es una posibilidad, hay muchas otras cosas por hacer, por ejemplo, pensar políticas públicas, pero esa es una responsabilidad del Estado en todos sus niveles. Nuestro aporte es este festival, con esta proyección y esta ambición y pensado a su crecimiento en el futuro».