Recorre los recovecos del Salvador Bonilla con paso furtivo, tratando de pasar desapercibido. A Pablo Fernández nunca le gustó ser foco de atención, aunque con el tiempo aprendió a manejar la obligada exposición que suele dar el deporte profesional. Se lo nota entusiasmado, ocupado, y, lo avergüence o no, debe detenerse a saludar, a recibir felicitaciones y responder una que otra pregunta. No es una pose, no hay nada de falso en su humildad.
Provincial es enorme, es una ciudad dentro de la ciudad, pero también tiene ese sentimiento de gran familia, tal vez por eso los más veteranos del club lo reconocen rápido, y los más chicos comenzarán a hacerlo pronto. Tras un par de décadas recorriendo el mundo del básquet argentino, Pablo decidió frenar la pelota y modificó el rumbo de su vida profesional para ser el nuevo director deportivo del básquet de Provincial, aunque en esta charla dejará abierta la chance de tener una última experiencia en el rectángulo con la camiseta del Rojo.
Fernández, como Boccia y como tantos otros, crecieron en el club. Pudo haber sido el rugby, el tenis, el fútbol, pero en la ruleta deportiva que son los primeros pasos de un pibe en un club, fue el básquet. Y lo bien que decidió con apenas 4 años. “Me acuerdo de todo, de las horas que pasábamos dentro del club y de la disciplina que te enseñaban desde escuelita. Si llegabas dos minutos tarde no te dejaban entrenar, así que apuraba a mis viejos o mis abuelos porque no me podía perder la práctica”, rememora el jugador fetiche del Torneo Nacional de Ascenso, la mítica categoría que ahora se conoce como Liga Argentina pero que no pierde su identidad.
Y Pablo tampoco. “Mi grupo de amigos es el mismo, nací acá como Adrián, Nahuel o Germán, teníamos ese enorme sentido de pertenencia. Yo quería estar con la primera de Provincial, no sabía ni qué era la Liga Nacional”, explica el ¿todavía? alero de última experiencia en Sportivo América.
Justamente tras el final de su campaña con el Verde, Provincial volvió a la carga para intentar convencerlo de ser una de las cabezas del proyecto que se inició meses atrás con una especie de refundación de básquet del club y que comienza a mostrar avances, o como le gusta decir a Pablo, indicadores.
“Me venía preparando para una tarea así. Durante la pandemia hice cursos de Director Deportivo en Argentina, pero Adrián (Boccia) me contó del máster que se dicta en España y me encantó. Hasta hace muy poco no tenía en mente comenzar ahora, sino que pensaba en jugar un par de años más, pero esta vez cuando puse sobre la mesa las dos posibilidades, vi que mi deseo iba por un lado diferente al de todos los años”, explica el pibe que apenas alcanzó a debutar en la primera del Rojo antes de irse a ganarse un lugar en la Liga, pero que volvió a sacarse las ganas en 2004 y que ahora asume un nuevo desafío: “Me sedujo juntarme con Joaco y Lucho Bloch, me tocaron esas raíces de sentimiento por el club”. El otro que movió cielo y tierra para cumplir su deseo de recuperar a Pablo para Provincial tiene el mismo apellido, Marcelo Bloch. Y de tanto insistir, con amabilidad y seriedad, lo logró.
Claro que antes de hablar sobre el proyecto en el que comienza a trabajar, Fernández debe hablar sobre “el elefante en la habitación” y es si dejará o no de jugar: “Hoy estoy 100 por ciento en esto, todo mi enfoque y mi energía están en este trabajo, pero no cierro la puerta porque uno no sabe las vueltas de la vida y yo creo que uno no deja de ser jugador aunque esté en un torneo de veteranos. La etapa de jugador es la más linda de todas y por suerte tuve propuestas de Liga Argentina y una de Liga Nacional, incluso mi familia me apoya ciegamente, me acompañan donde sea y tenía libertad total para decidir lo que yo quisiera”.
“Durante el año había dicho que tenía la energía puesta en jugar y por eso el club analizó otras personas para el cargo, que eran muy buenas elecciones, pero cuando terminé de jugar me lo replanteé. No lo hice público en redes sociales, creo que es más gratificante hablarlo con los ex compañeros de a uno. Porque más allá de los títulos, lo más gratificante es el cara a cara con el equipo de todos los días. Como me siento bien conmigo mismo por lo que se hizo, la decisión fue más fácil”, agregó Pablo, pero volvió a dejar abierta la chance de vestir la camiseta del Rojo: “Tengo las puertas abiertas para jugar en el club, respetan totalmente lo que yo quiera, aunque sé que tienen muchas ganas de que me retire con esta camiseta”.
Seguramente su determinación final vendrá de la mano del tiempo que le tome el proceso de organización de las áreas y diagnóstico que se puso como objetivo para estos meses. “En enero comenzaré a tomar decisiones. Estoy todo el día metido en el club, hablado con la gente, mirando entrenamientos, sentado en la tribuna. Copiar y pegar en el básquet no es lo ideal”, analizó.
La charla acompaña la recorrida por el club, y a cada paso aparecen nuevas ideas, iniciativas, y proyectos a desarrollar, pero la base es clave: “La ambición del área de básquet es recuperar el sentido de formación y pertenencia, generar que todos los chicos quieran jugar en Provincial, sembrar esas semillas que generaron en algún momento la aparición de esas grandes camadas de jugadores. Para recuperar eso no hay magia, se necesitan horas de cancha, planificación del trabajo, que todos los entrenadores estén alineados y que padres y chicos sepan a lo que vienen”.
“No es normal que un club invierta en un puesto nuevo como este y allí se ve la apuesta del grupo de trabajo, de los colaboradores del básquet, de los empresarios afines. Hoy cada chico en Provincial tiene una pelota y todos tienen la misma indumentaria, desde los más chicos a la primera, y ya hay muchas propuestas presentadas al club, que también muestra su acompañamiento a la actividad”, repasó Pablo Fernández, y se refirió al trabajo que ya está en marcha: “Estoy muy contento con el trabajo de iniciación que se está haciendo con los profes, un poco me recuerda a esas épocas pasadas que mencionaba antes. No hay ciencia, es construir y darles las mayores herramientas para que sean lo mejor que puedan ser, darles tiempo de cancha. Yo no soy de la idea de que de la cantidad sale la calidad, sino que del buen trabajo sale la calidad. Estar encima de los entrenadores y los entrenadores con los chicos. Soy también de la idea de la rotación de estaciones permanente”.
“Está firme en carpeta el regreso del básquet femenino, que tiene que ver con la historia grande del club. Hay limitaciones de horarios, pero está en carpeta y decidido”, anuncia Pablo, quien como otros pasos a llevar a cabo ve posible “tener otra primera para que los chicos puedan mezclarse con los mayores”.
E incluso se puso al frente del trabajo de tecnificación y perfeccionamiento: “Se consiguió un horario para aquellos que quieren mejorar con un trabajo extra, más horas de cancha con profes disponibles. El que quiere hacer básquet de recreación está bárbaro y el que por allí quiere buscar un sueño profesional, que tenga más armas. No todos llegan al básquet de elite, pero te queda la disciplina y el aprendizaje para que les vaya bien en lo que se propongan”.
Habrá también horario para la escuelita en la mañana, lo que permitirá a los chicos que van a la escuela de tarde poder realizar la actividad.
También están en marcha propuestas del área social y Pablo cree en aquello de “tirar la semilla y luego hacer que suceda”.
“Veo a gente comprometida y con una idea clara. A veces es solucionar un problema por día y construir poco a poco, sumar y recuperar gente con pertenencia que en un futuro permita apuntar al básquet profesional. Provincial es un club con mucha historia, pioneros de la disciplina”, cuenta Pablo, a sabiendas de la determinación de participar del torneo Pre-Federal que se iniciará a fin de mes.
Y otra buena noticia fue la llegada al Bonilla del amistoso entre Atenas y Boca el domingo 19 de septiembre, con el guiño a otro histórico del Rojo que tendrá la chance de jugar en casa: Adrián Boccia. “Es algo fabuloso lo del partido, pero ya Adrián dará los detalles. Se merece poder vivir esa experiencia, a mí me hubiera encantado jugar contra él un amistoso en el club. Muchos chicos del club saben quién es Boccia, pero quizás no saben que salió de Provincial”, explicó.
Un pibe le presta la pelota para la foto y Pablo pisa la madera del estadio que lo vio crecer. Hace ya unos días que no prueba al aro, desde que se enfocó de lleno en esta nueva función, que lo ocupa en transmitir pasión y pertenencia desde el ejemplo, la organización y el compromiso. La mirada y el objetivo está puesto en la base de la pirámide. Reconvertir, recuperar, refundar, volver a ser. De eso se trata.