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Treinta años de «Nevermind», el disco de Nirvana que revolucionó el rock y marcó a una generación

El icónico álbum que estableció el desembarco del grunge en la escena musical, cargado de grandes melodías, guitarras distorsionadas y la angustia existencial de Kurt Cobain, fue lanzado hace tres décadas, el 24 de septiembre de 1991

Pasaron 30 años, pero para muchos fue apenas ayer cuando Nevermind de Nirvana irrumpió en la escena musical y llevó el grunge, con sus estados de ánimo depresivos y un mundo sin futuro, al mainstream del rock.

Según una nota del diario El Mundo, que recuerda el lanzamiento, «en Nevermind está aquello que decía Lou Reed de que el rock es una tormenta encerrada en un bote de guisantes. O debe ser, claro, porque no todos los discos ni todas las canciones atesoran esa capacidad. Nevermind tiene la potencia, tiene la verdad y tiene los ganchos y los estribillos que te agarran de los omoplatos y te sacuden como si fueras una maraca, una maraca humana, tu cerebro haciendo raca raca. Tiene guitarras que suenan igual que el motor de una motosierra al arrancar y un sonido tan denso y oscuro que si quisieras nadar a través de él te quedarías atrapado en un limo grumoso para el resto de tu cochina vida».

Pero las buenas reseñas no maduraron sólo con el tiempo. Ya desde su lanzamiento, el 24 de septiembre de 1991, el disco fue muy bien recibido por la crítica. Sin ir más lejos, la revista Rolling Stone le dio un impulso importante: “Nevermind encuentra a Nirvana en una encrucijada: guerreros de garaje que fijan sus miras en una tierra de gigantes”.

La historia de Nirvana se remonta a 1985 cuando Kurt Cobain conoció a Krist Novoselic en su Seattle natal. Con una fuerte influencia del punk, pero también moldeados por Black Sabbath, el sonido del new wave y la lírica de Los Beatles, comenzaron un recorrido musical que los llevó del garaje a los bares y de ahí al estrellato. Pero antes de que esto último sucediera, la vida les jugó un montón de malas pasadas, especialmente a un atormentado Cobain.

El primer disco de la banda, titulado Bleach, apareció en 1989, cuando ese tipo de rock todavía no era denominado alternativo o grunge. Eso vendría apenas después. Pero ya el sonido áspero y distorsionado del grupo comenzó a llamar la atención de los adolescentes estadounidenses. En 1990, Cobain y Novoselic sumaron como baterista a Dave Grohl, proveniente del grupo Scream, y ese fue el punto de cocción exacto, el momento en el que los planteas se alinearon.

En abril de 1990, el trío se instaló en los estudios Smart que el productor Butch Vig tenía en Madison, Wisconsin, con la mayoría de las estructuras básicas de los temas ya completas, aunque Cobain todavía trabajaba en algunas letras. Grabaron ocho canciones, “Breed”, “In Bloom”, “Stay Away”, “Polly” y “Lithium”, entre más, y decidieron dar por terminada la sesión.

Entonces, una discográfica importante se cruzó en su camino. Geffen Records, propiedad de Universal, les ofreció nuevos productores para seguir con la grabación y Nirvana terminó registrando el disco en los Sound City Studios de Los Ángeles, California, a mediados de 1991. El sencillo «Smells Like Teen Spirit» fue lanzado el 19 de septiembre y los adolescentes rápidamente se adueñaron de su ritmo demoledor y una letra que los interpelaba. Además el video hizo lo suyo en MTV.

“Recuerdo que escribí «Smells Like Teen Spirit» en nuestro espacio de ensayo, me gustó el riff que Kurt inventó porque es muy percusivo. Ese ritmo saltón y muteado entre las notas le aportaron al patrón del riff de la batería», recordó Grohl en una entrevista con New Musical Express.

Para el lanzamiento, Geffen Records esperaba que se podían llegar a vender unos 250 mil discos, pero pocos días después las disquerías comenzaron a pedir más y más copias. En enero de 1992, Nevermind había desbancado al álbum de Michael Jackson, Dangerous, del número uno del top 200 de Billboard. Y la Recording Industry Association of America (RIAA) lo certificó con el Disco de Diamante por sus diez millones de copias vendidas.

https://twitter.com/Nirvana/status/1441400812882710535

«Smells Like Teen Spirit» hizo lo suyo, pero «Come As You Are» también: ambas canciones se convirtieron en himnos de una generación que se sentía desganada y sin rumbo.

La portada del álbum, un bebé desnudo sumergido en una pileta que va en busca de una carnada de un billete de un dólar, fue obra del fotógrafo Kirk Weddle y se convirtió en una de las más icónicas de la historia del rock. Sin embargo, hace pocos días, el protagonista, Spencer Elden, denunció a los ex integrantes y herederos del grupo por pornografía infantil.

De la noche a la mañana, Nirvana se convirtió en la bandera de un nuevo movimiento. El grunge se volvió un fenómeno de masas, pero para Kurt Cobain eso fue demasiado. Mientras, el reloj de arena de su vida comenzó su cuenta regresiva, la banda realizó giras por el mundo y lanzó tres discos más: Incesticide (1992), In Utero (1993) y MTV Unplugged in New York (1994). El 5 de abril de 1994, Cobain se pegó un tiro con una escopeta que acabó con su vida.

Un show maldito en Buenos Aires

El trío se presentó en el estadio de Vélez el 30 de octubre de 1992, trece meses después del lanzamiento de Nevermind, y el show fue uno de los peores que se recuerde. El detonante fue el abucheo del público local a la banda telonera Calamity Jane. Cobain no toleró ese maltrato y cuando Nirvana apareció en escena brindó un concierto que amargó a sus fans. No tocaron sus éxitos tal como la gente esperaba y Cobain hasta rompió su guitarra a modo de protesta.

Al día siguiente, el cantante y guitarrista fue entrevistado por el periodista Sergio Marchi:

– Se te vio enojado en el escenario

– Fue así.

– Tampoco tocaron “Smells Like Teen Spirit”

– No, la gente fue tan mala con Calamity Jane que no se merecía escuchar la canción (se ríe). Fue mi manera de mandarlos al demonio.

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