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Newell’s jugó un partido para el olvido y cayó ante Huracán en el Coloso

No se entiende Newell’s. Le gana al puntero, y a la semana pierde con el último. Le hace partido a River, y decepciona con cualquiera. Por eso cuesta confiar en el equipo de Gamboa, que engaña con arrancar y se vuelve a caer, como sucedió con Huracán, que aún no había ganado como visitante y se llevó un 1 a 0 impensado en la previa.

Newell’s salió a jugar con entusiasmo. Y Huracán le ofreció facilidades para que esas ganas tuvieran efecto en el juego. No pasaron muchos minutos para que el equipo de Gamboa entendiera que el negocio estaba por la derecha, y Compagnucci, Comba e incluso Scocco volcaron el juego por allí. Con Ibáñez y Merolla titubeantes, mo hubo que hacer demasiado para generar chances de gol. Pero como sucedió con River, la Lepra generó mucho y no pudo anotar.

Primero Nico Castro reventó el palo con un remate exquisito desde la puerta del área; luego Comba conectó de cabeza y Díaz respondió con un manotazo; y al rato Sordo habilitó a Comba, que remató cayéndose y desviado.

El equipo de Kudelka mostró pocos argumentos. Pero a los 24 minutos consiguió un córner, y esa siempre es una fortaleza en los equipos del ex DT leproso. Y fue así, jugada con cortinas, una defensa que perdió marcas y Cóccaro cabeceó de arremetida para un 1 a 0 tan injusto como real.

Los fantasmas de otros partidos, donde la ineficacia fue un problema, enseguida se apoderó de todos. Y hubo un puñado de minutos donde la Lepra apareció confundido, incluso Galván casi anota de cabeza tras otro córner, pero esta vez respondió Aguerre.

Confundido se fue Newell’s al vestuario. Aunque Gamboa optó por ratificar a los mismos once y poco cambió.

El partido le dio un guiño, en realidad Echenique. Sforza cometió una falta de amarilla y el árbitro iba a amonestarlo, pero se acordó que el volante estaba en capilla y no lo echó. Gamboa no dudó un segundo y mandó a la cancha a Maccari y agregó al combo a Belluschi, con intenciones de tener más juego.

Pero poco cambió, Newell’s siguió enredado, nervioso, apurado, impreciso. La pelota pasó más por Lema que por Castro, toda una señal. Mucho pase hacia atrás, como si fuera rugby, y Maxi mirando el partido desde el banco sin entrar un minuto, ni siquiera en un partido donde no hacía falta correr, era necesario pensar, algo que la Fiera con su jerarquía puede aportar.

Y así fue derrota, porque este Newell’s no encuentra identidad. Le gana a Lanús, y al rato pierde con un pobre Huracán. Y así es difícil ilusionarse con algo.

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