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Gamboa no le encuentra la vuelta y Newell’s sigue inmerso en una profunda crisis

La Lepra perdió 2-1 con Vélez y acumuló la cuarta derrota consecutiva en el Coloso. Si bien el DT tiene el respaldo de la nueva dirigencia, tendrá que corregir el rumbo rápido porque sino los apoyos pueden desaparecer.

Otra derrota de local. Y van cuatro. Muchas para un escenario que en inicio del ciclo era un reducto inexpugnable y ahora viene cualquiera y gana. Esta vez fue Vélez, no cualquiera, un equipo bien plantado que supo aprovechar las ventajas que dio Newell’s para ganar 2-1, y le hizo precio.

Vélez resolvió muy rápido y con sencillez llegar al gol. Y lo hizo por el sector donde la Lepra dio más facilidades, la espalda de Compagnucci. Fue simple, Janson detuvo un rato la pelota ante la mirada de Compagnucci, testigo privilegiado de la jugada, y Ortega pasó por detrás sin que Comba le haga sombra. Centro bien tirado aunque con cierta complicidad de un Aguerre que no salió a cortar y un Negri que se dejó anticipar por Lucero, que cabeceó al gol.

Poco pudo disfrutar el hincha en su regreso al Coloso. En 5 minutos el equipo estaba en desventaja. Y ese enojo que antes se transmitía en redes sociales, pasó a ser un reclamo en vivo.

Hubo un rato de desconcierto leproso. Vélez perforó por afuera y cada centro pintaba peligroso ante la ausencia de Lema. Pero el Fortín no pudo llevar ese dominio a la red, y Newell’s reaccionó. Se acomodó Castro, se afirmó Canale, y Scocco y Cristaldo fueron más participativos.

El equipo se mostró mejor y los hinchas empujaron. Hubo desprolijidades, en especial cuando la pelota derivó en Comba o Compagnucci, pero Newell’s se metió en partido. Y casi empata, en especial cuando Scocco recibió la pelota en su zona de confort (puerta del área por izquierda) y con un enganche y remate obligó a Hoyos a una atajada salvadora.

Pero la consistencia de Newell’s no dura demasiado. Y en el cierre de la primera etapa la visita presionó y volvió a evidenciar las flaquezas del fondo leproso. Y en el cierre de la primera parte, Lucero le erró al arco desde una posición donde la red parecía un destino seguro de la pelota.

El reclamo del hincha fue espontáneo y lógico. El pedido por Maxi Rodríguez fue inevitable y sólo quedaba saber cuándo y por quién lo iba a hacer ingresar Gamboa.

Pasó poco para ver a Maxi en cancha. Y sorprendió Gamboa al romper el doble cinco. Afuera Sforza y Maccari, Calcaterra como volante central y Castro en una poco usual y desperdiciada posición de iniciador de jugada, lejos del área rival. Maxi de enganche, mostrando su calidad. Y ese ingreso, impulsó a Newell’s, aunque quedó muy expuesto en defensa.

El partido se quebró. Palo y palo. Piña por piña. Lo tuvo Newell’s con un cabezazo de Cristaldo que Hoyos manoteó sobre el travesaño, pero la realidad es que se acercó mucho y le costó poner a un jugador en posición del gol. Y Vélez, que desperdició varias contras, aprovechó un regalo de Compagnucci y Capasso y sentenció el partido con Tarragona.

Pudo ser mayor la diferencia, pero Vélez se relajó, desperdició chances, y en el final Garro descontó de cabeza.
Cuarta derrota consecutiva de local, una carga demasiado pesada. Y si bien Gamboa tiene el respaldo de la dirigencia, tendrá que corregir el rumbo rápido porque en este contexto, los apoyos pueden desaparecer.

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