La vasta obra dramática del actor, dramaturgo, director y maestro argentino radicado en Ecuador Arístides Vargas, creador del grupo de teatro Malayerba, reviste en su sentido más profundo las instancias de sus años de exilio, la permanente búsqueda de la verdad y la identidad y el sentido de pertenencia frente a las atrocidades de las dictaduras latinoamericanas, pero todo eso, lejos de lo panfletario, puesto siempre en una especie de limbo poético, atravesado por bellas metáforas e incluso hasta por cierto humor que hacen más digeribles estas problemáticas y que son un sello de su escritura.
Precisamente de Arístides Vargas, este viernes se conocerá en la ciudad una versión de La chica de los libros usados, quizás de las obras menos conocidas del autor de La edad de la ciruela, Nuestra señora de las nubes o Donde el viento hace buñuelos, escrita por este destacado artista cordobés, formado en Mendoza, que partió rumbo al exilio en 1975, cuando las persecuciones de la Triple A preanunciaban el desembarco al año siguiente de la última dictadura cívico-militar en la Argentina.
“En un mundo hostil y planificado, ella buscará su libertad”, escribe a modo de presentación del material Alesandra Roczniak, actriz y directora, quien comparte la dirección con Mariana Sánchez y además actúa junto con Susana Colosimo, Lucía Prado, Aníbal Vescovo, Ariel Kalainis y Carlos Gamarra. Se trata de un equipo de trabajo que completan Sergio Aquilano en la edición musical y de audio, con vestuario de Denisse Spinelli, maquillaje de Mariana Sánchez, fotografía de Daniel Carballido, técnica de Federico Fernández Moreno y prensa y comunicación de Alicia Salinas y Dani Buscapalomas.
La obra aborda, a partir de la venta de una niña a un coronel, transacción acordada por su propia familia con la finalidad de consumar un casamiento, la búsqueda de la libertad aún en un contexto hostil y milimétricamente planificado de violencia de género y represión patriarcal, lo que trae la obra al presente de un debate que es transversal a la agenda actual.
La muchacha de los libros usados, obra que pasó recientemente por el espacio de trabajos en proceso y desmontaje Rompecabezas, que inauguró el Ministerio de Cultura de Santa Fe en la Plataforma Lavardén, está compuesta por quince escenas en la que los libros son también protagonistas, algunos de esos mismos de los que supo el autor cuando a poco de llegar a Ecuador le contaron la historia de esta mujer que los vendía en la calle y casi dos décadas después dio carnadura a esta obra.
De este modo, este viaje entre libros y relatos sirve para narrar el recorrido personal de la protagonista y sus intentos por subvertir el destino que le asignaron sus padres como mujer-mercancía-objeto. “Esta es la historia de una mujer sin edad, puede tener 14 o 50 años como dice la obra, y en ella están reflejadas las historias de todas las mujeres que debieron atravesar situaciones semejantes, algo que tristemente sigue pasando”, dijo a modo de presentación Alesandra Roczniak, quien junto con Mariana Sánchez decidió que la muchacha se vea replicada en varios personajes femeninos, alter egos con edades y morfologías diferentes unidas por un mismo vestuario, un recurso que también sirve para desarrollar los personajes masculinos, donde los actores tienen a su cargo a más de uno de ellos.
“En ocasiones, un mismo personaje es encarnado por actores y actrices de distintas edades como un gesto para pensar que la violencia de género no afecta a un sólo tipo de mujer sino que, por el contrario, son muchas las mujeres que han padecido y padecen abusos y violencias. Pero también son muchas las mujeres que se animan a decir basta y a escribir otra historia”, destacan desde el equipo artístico.
“Este es un texto que, como todos los de Arístides Vargas, nos atrapó apenas lo descubrimos porque no lo conocíamos y es una obra que no se hizo en Rosario hasta el momento. Particularmente en este tiempo, con el tema de la mujer, la opresión y la violencia que ejercen sobre ella, y su sueño permanente de libertad, la obra adquiere una gran actualidad, lleva a pensar en lo que está pasando ahora”, dijo Roczniak.
Y profundizo: “Si bien la historia está situada en el contexto de las dictaduras en América latina, quisimos corrernos un poco contándola a partir de tres mujeres diferentes, tres muchachas diferentes, que de algún modo son la misma porque se vuelven espejos una de la otra, tanto desde su inocencia como de su fortaleza”.
“A través de nueve libros, esta muchacha va contando la historia de su vida, desde ese comienzo, la relación con su padre, el coronel y los cuarteles, hasta alcanzar la libertad después de un hecho dramático. Todo está contado en un tono poético que descubrimos como equipo de trabajo a través de una investigación que hicimos sobre la obra de Arístides Vargas, donde la poesía aparece fuertemente y es quizás el signo más fuerte”, destacó la directora acerca del derrotero que vive esta mujer, una niña forzada a vivir en cuarteles militares, donde deja de ser sujeto para pasar a ser un objeto.
De hecho, allí aparece de manera palmaria la problemática de la violencia de género y la trata de personas, cuestiones muy ligadas a la agenda del presente. “Claramente, la elección de la obra no fue casual; los temas del presente nos llevaron a repensarla, a encontrar la forma de contarla. Como directoras, encontramos las palabras para contar esta opresión y violencia que se vive hoy pero desde la poética de Arístides, algo que nos atrapo y nos resultó sumamente necesaria de abordar, sobre todo porque instala esta idea de que un puñado de libros son, también, el vehículo posible hacia la libertad”, completó la directora finalmente.
Para agendar
La muchacha de los libros usados se conocerá este viernes, también con funciones sábado y domingo, en La Nave, de San Lorenzo 1383, a partir de las 20. Las funciones se realizarán con aforos reducidos por restricciones aún vigentes, y las reservas de anticipadas se realiza a través del 341-5218932 o por redes sociales.
