Luego de la noche soñada en el Coloso, Román Bravo cumplió otro objetivo: el de convertirse en jugador profesional del club. El atacante de 20 años, que en su debut absoluto le dio la victoria agónica a la Lepra frente a Independiente con un golazo infernal, firmó su vínculo con la institución.
«Siento mucha felicidad, creo que es una recompensa que me debía a mi mismo después de haberla peleado tanto», expresó el delantero nacido en 2001 en la localidad de Rafaela tras sellar su contrato hasta diciembre de 2024.
Le tocó ingresar en el complemento del partido ante Independiente y a segundos del final, cuando se moría el partido, conectó un derechazo de aire inolvidable a partir de un centro de la Fiera para conseguir una victoria grande como el Coloso, con un hombre menos y en el minuto 93. «Cuando vi que la pelota entró se me vinieron muchas cosas a la cabeza, no sabía cómo expresar la alegría que tenía. Es una de las cosas más lindas que me pasaron», aseguró.
Bravo, quien convirtió goles en todas las categorías del club de Novena a Primera división, arribó al Rojinegro en 2015 y le tocó vivir desde las entrañas del Marcelo Bielsa el proceso de formación: «Desde que llegué a la pensión me sentí muy identificado con el club, me tocó alentar a Newell’s desde la tribuna y cuando me tocó entrar se me vinieron muchas cosas a la cabeza, todo el esfuerzo y el sacrificio que hice, por mis viejos y con el apoyo de mi mujer y mi hija que me ayudaron mucho».