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Condenaron a prisión perpetua al «descuartizador de la amoladora»

La pena fue dictada este lunes con una limitación a 35 años de cárcel por el femicidio de quien era su pareja y madre de sus hijos, Mirtha Liliana González Ayala, perpetrado en 2019 en el Barrio 31 de Retiro

Waldo Servian Riquelme, el denominado “descuartizador de la amoladora”, fue condenado este lunes a la pena de prisión perpetua, aunque limitada a 35 años, por haber asesinado y seccionado a su pareja Mirtha Liliana González Ayala en un femicidio cometido en 2019 en el Barrio 31 de Retiro.

Además, en lo que significa todo un gesto ante lo aberrante del caso, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 14 de Capital Federal ordenó destruir la amoladora y el cuchillo empleados por el femicida y secuestrados en la causa “por tratarse de los instrumentos del delito”, según el fallo leído este lunes en la última jornada de un juicio que se realizó vía Zoom y al que asistió Télam.

Los jueces Silvia Estela Mora, Hugo Norberto Cataldi y Domingo Luis Altieri consideraron a Servian Riquelme, de 36 años, autor del “femicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género”, y le impusieron la pena de “prisión perpetua limitada a 35 años”, teniendo en cuenta el tratado por el que fue extraditado desde la República del Paraguay, y que impedía que se lo condene a perpetuidad.

Más temprano, el condenado se declaró inocente cuando pronunció esta mañana sus últimas palabras ante el tribunal.

“Yo no la maté. Estuve 15 años con ella”, dijo Servian Riquelme, vía Zoom y desde el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz, donde se encuentra detenido.

El imputado también tuvo unas palabras para los dos hijos que tuvo con González -y que actualmente viven en Paraguay con su familia materna-, al asegurar que lamenta estar encarcelado y que espera que “estén bien”.

El TOC 14 anunció que dará a conocer los fundamentos del fallo el próximo 20 de diciembre.

En su alegato del 2 de diciembre pasado, el fiscal de juicio Fernando Klappenbach y el auxiliar fiscal Francisco Figueroa habían pedido para Servian Riquelme la pena de prisión perpetua.

La misma pena, y por la misma calificación, había solicitado también en su alegato la querella de la madre de la víctima, representada por los abogados Pablo Rovatti y Victoria Hernández Lehmann, ambos del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación.

Al referirse a lo “aberrante” que fue el femicidio, el abogado Rovatti usó el término en inglés “overkill” (en criminalística, un homicidio con excesiva violencia) para describir el “encarnizamiento” que tuvo Servian Riquelme con la víctima, incluso después de la muerte.

En cambio, su defensa, a cargo del abogado José Vera había solicitado su absolución al considerar que en este caso existía el “beneficio de la duda”, ya que no se investigó como posible autor a otro hombre que tenía acceso a la vivienda donde ocurrieron los hechos, y que en el caso de una condena, el límite sean los 35 años de cárcel por los que finalmente fue sentenciado.

En el juicio se dio por probado que el femicidio de “Lili” -tal como le decían-, ocurrió entre el 15 y el 16 de marzo de 2019 en la vivienda que ambos compartían, situada entre las casas 108 y 112 de la Manzana 110 del Barrio 31 bis de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba).

Indicaron que planificó dejar a sus hijos al cuidado de su familia la tarde previa al crimen para estar a solas con la víctima y que la asesinó en el baño, cuando probablemente Liliana estaba bañándose.

La autopsia concluyó que aparte de tener lesiones defensivas en las manos y un fuerte golpe en la cara, la víctima recibió con un arma blanca al menos dos puntazos en la región submentoneana que le ocasionaron una asfixia aspirativa, tras lo cual el asesino seccionó el cadáver en 25 fragmentos con una amoladora y un cuchillo.

Los peritos declararon en el juicio que el descuartizamiento se realizó en el baño, donde el asesino había desmontado el inodoro y el vanitory y que en la bañera se hallaron partes del cadáver, entre ellos la cabeza de González que estaba rapada con signos de ahumamiento en cuero cabelludo y con las orejas amputadas.

También encontraron en la cocina una olla y un horno eléctrico donde, según la acusación, fueron sometidos a cocción algunos restos que aparecieron en un fuentón junto a un perro, en la parte superior de la vivienda.

Al declarar desde Paraguay, la madre de la víctima, María Lucía Insfrán Ayala, le dijo al tribunal que el crimen de su hija fue “planificado”, que su ex yerno “le tendió una trampa para matarla”, que hacía años que Lili era “víctima de violencia de género”, que por más que seguían conviviendo estaban separados de hecho y que ella planeaba dejarlo como ya había intentado hacerlo unos años antes.

El primer día del juicio, el 1° de noviembre pasado, Servian Riquelme se negó a declarar y sólo se limitó a dar algunos datos personales como su nombre completo y su fecha de nacimiento, y cuando le preguntaron por su estado civil, respondió sin inmutarse: “Ahora, soltero”.

 

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