Las jubilaciones y pensiones terminaron 2021 con un aumento acumulado que superó a la inflación y se espera que a partir del nuevo anuncio de aumento para marzo, ocurra lo mismo. Pero el dato del año pasado puede ser sometido a un cuestionamiento, ya que la foto final no se condice con lo sucedido a lo largo de los doce meses, en los que el poder adquisitivo de los haberes llegó a un piso que luego fue difícil remontar.
Con la nueva fórmula de movilidad, votada a fines de 2020 e implementada desde marzo de 2021, las jubilaciones comenzaron el año pasado con una actualización por debajo de la inflación y tuvieron en junio, septiembre y diciembre aumentos por encima del índice de precios. Terminaron diciembre con un acumulado del orden del 52,6% vs una inflación del 50,7%.
Lo que expone un análisis más crítico sobre la situación es que, si bien el poder adquisitivo de los jubilados terminó 2021 recuperando los niveles de fines de 2020, durante todo el año corrió muy por detrás de la inflación. Ese análisis no olvida el pago de bonos excepcionales, pero aclara que se trata de una herramienta con efecto acotado sobre el mes en el que se efectúa.
También parte desde la base del recorte que sufrieron jubilaciones y pensiones entre 2017 y 2021, período en el cual acumulan una pérdida del 21,6%, siendo el año 2018 el golpe más duro para este concepto del gasto público con un 14% de caída.
El vaso medio lleno
Desde el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) analizaron la evolución durante 2021 y concluyeron que la implementación de la nueva fórmula mojoró la situación de los jubilados respecto a lo que hubiera ocurrido si se mantenía la anterior.
En 2021 la primera actualización significó un incremento de 8,07%, mientras que la inflación alcanzó 12,92%, pero desde la segunda en adelante, el resultado se invierte: 12,12% vs 10,98%, 12,39% vs 9,27% y 12,11% vs 10,12%.
“La actualización jubilatoria, en caso de haberse mantenido la fórmula votada a finales de 2017 (70% inflación 70% y 30% salarios) hubiese sumado 49,6% en 2021 y 9,9% en marzo de 2022. Asimismo, con la nueva fórmula, ese valor llegó a 52,67% en 2021 y a 12,28% en marzo de 2022”, estimaron.
Por otra parte, aseguraron que los aumentos jubilatorios todavía no fueron lo suficientemente importantes como para recuperar las pérdidas ocasionadas durante el período macrista, pero destacaron el efecto de los bonos extraordinarios en los meses puntuales en que fueron otorgados (enero y abril de 2020 y abril, mayo, agosto, diciembre 2021).
El vaso medio vacío
Desde el Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas (IPYP) que conduce el director del Banco Nación, Claudio Lozano, exponen una mirada crítica sobre la evolución de los haberes, que parte desde el dato de una inversión previsional en 2021 (42%) con un crecimiento por debajo de la inflación de ese período (51%). Este cálculo da como resultado un deterioro real del 6% de la masa de ingresos.
En el caso específico de jubilaciones y pensiones contributivas, entre el 2020 y 2021 la pérdida real (ajustada por inflación) de los montos asignados para esta finalidad fue del 5,8%, y pasaron de acaparar el 8,6% del pbi al 7,6%, una pérdida de 1,5 puntos porcentuales.
Estas cifras no se reflejan en la foto final de 2021, ya que el aumento de diciembre (12,2%) posibilitó acumular incrementos jubilatorios en el orden del 52,7%, nivel que superó a la inflación de ese período y permitió una recuperación real del 1,2%.
Pero al analizar la película a lo largo del año, se observa que en mayo el poder adquisitivo de los jubilados cayó a un mínimo que, pese a las actualizaciones posteriores en los haberes, fue difícil de recomponer.
El 52,7% de aumento acumulado se descompone en cuatro actualizaciones por movilidad: 8,1% en marzo; 12,1% en junio; 12,4% en septiembre y 12,2% en diciembre. En esos intervalos de tiempo la evolución de precios fue la siguiente: 13% en el primer trimestre, 11% durante el segundo, 9,3% en el tercer, volviendo a acelerarse en el último trimestre alcanzando un 10,2%.
De esta manera, la lectura conjunta indica que el golpe al poder adquisitivo que los haberes reciben en el primer trimestre (del -4,3% respecto al nivel de diciembre 2020) ubicaron a los haberes un -9,3% por debajo del poder de compra experimentado un año atrás, situación que recrudece en los meses siguientes, llegando a producirse el deterioro interanual más importante en el mes de mayo -previo a la segunda actualización- del -13%.
Este fue el piso que luego las dos actualizaciones posteriores no logran recuperar, aunque sí aliviar, siendo que recién con la actualización de diciembre pudo alcanzarse nuevamente niveles de compra similares a los existentes en diciembre 2020.
A partir de este análisis, queda en evidencia que en los 12 meses del año 2021, sólo uno (el último) refleja una variación interanual positiva respecto al poder adquisitivo de los haberes. Esta situación puede advertirse con mayor claridad al ver plasmado el comportamiento de las dos variables a lo largo del año, donde se ve que las jubilaciones siempre corrieron desde atrás a los precios.
Por último, desde el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas hicieron mención a los bonos extraordinarios otorgados por el gobierno, y consideraron: “Si bien contribuye a paliar la pérdida, al no consolidar en el monto corriente tiene un efecto acotado al mes en el que se efectúa. Por esta razón es que no pueden contribuir a las conclusiones sobre el balance de la movilidad”.
En los últimos dos años se verificaron seis pagos excepcionales. Durante el 2020, un bono de $5.000 que se reforzó con uno de $3.000 en los comienzos de la pandemia. En el año 2021 se otorgaron $3.000 en dos meses, abril y mayo, $5.000 en agosto y $8.000 en diciembre.
En términos nominales la suma anual de los bonos individuales del 2021 duplica el correspondiente al 2020, pero los valores reales de los mismos (a números del 2019) son superiores en el 2021 apenas en un 11,5%.