Daniel Schteingart es doctor en sociología y director del Centro de Estudios para la Producción, (dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo) a través del cual publican estudios e investigaciones sobre la estructura productiva argentina. Desde la cartera nacional consideran prioritario dar a conocer más información acerca del proyecto de exploración petrolera en a 300 km de la Costa Atlántica, en medio del conflicto judicial con grupos ambientalistas que rechazan la propuesta.
La iniciativa fue autorizada por el Ejecutivo el 31 de diciembre de 2021 y hace algunos días una cautelar a favor de un grupo de organizaciones le puso freno al proyecto, aunque posteriormente esa cautelar quedó sin efecto. Ante estas dificultades desde el gobierno nacional respaldaron el desarrollo a partir de datos concretos e intentado contrarrestar algunas versiones falsas.
Schtenigart enumeró una serie de posibilidades económicas, productivas y laborales que ofrece la explotación, con estimaciones que invitan a pensar en una salida de la inestabilidad producto de la escasez de dólares que sufre el país.
-¿Cuáles son las estimaciones preliminares en caso de que el proyecto se ponga completamente en marcha?
-La secretaría de Energía tiene una estimación preliminar, que indica que se pueden generar 250 mil millones de dólares, la mitad del PBI, con recursos que van para el Estado. Exportar parte de esa producción también va a contribuir a la estabilidad macroeconómica. Toda la población se beneficia ya que cuanto mayor nivel de exportación menores riesgos de presiones devaluatorias.
Son datos tentativos porque estamos hablando de exploración. Tenemos 10 bloques CAN. Si esos 10 bloques CAN tuvieran hidrocarburos, tendríamos ese escenario. Lo que se está viendo ahora es uno de esos bloques, que generaría 22 mil puestos de trabajo y cada bloque daría 2.500 millones de dólares anuales de exportación, de ahí viene el cálculo de los 25 mil millones de dólares de exportaciones. Son números que se van a refinar a partir de lo que se detecte.
-¿Cuáles son los objetivos que trazaron antes de iniciar los trabajos de exploración?
-Los objetivos del proyecto son varios. Por un lado, tiene que ver con una política energética, estamos ayudando a que un país que todavía no es autosuficiente en energía, pueda tener abastecimiento energético. Este año vamos a tener que importar combustibles. La década pasada el déficit en hidrocarburos fue un dolor de cabeza para la macroeconomía.
La segunda cuestión tiene que ver con la generación de puestos de trabajo. En un país con más del 40% de pobres lo que hay que hacer es generar trabajo genuino. Acá tenemos diez bloques Cuenca Argentina Norte (CAN) en el Mar Argentino, que es uno de los más inexplorados del mundo. Por cada yacimiento se estiman unos 22 mil puestos de trabajo directos e indirectos. La cadena de petróleo y gas es la más multiplicadora en toda la Argentina, son cinco puestos indirectos por cada puesto directo y tracciona sobre todos los sectores: sobre industria, comercio, transporte y distintos tipos de servicios. Hoy hay 10 mil empresas, mayormente pymes proveedoras del sector. Eso mueve el empleo y la economía local.
-Hay un conflicto importante con grupos ambientalistas, ¿cuáles son los argumentos para contrarrestar esas posiciones?
-Se dijeron un montón de cosas que son mentiras, se hizo campaña del miedo con mentiras sobre la exploración petrolera offshore. Una es la campaña de que va a quedar la playa empetrolada, es una campaña sensacionalista. La probabilidad de derrame es muy baja y la probabilidad de derrame bajó a lo largo del tiempo. Según estudios hechos por el gobierno de Estados Unidos, desde la década de 1960 hasta 2015 hubo 17 derrames en emprendimientos offshore, de los cuales 14 ocurrieron antes de 1980. La probabilidad de incidentes ha ido bajando gracias a mejoras tecnológicas y además con una producción offshore creciente, hoy el 30% de los hidrocarburos que consumimos viene de fuentes offshore.
También se dijo que las plataformas se iban a ver desde la costa de Mar del Plata. Eso es otra mentira. En el caso de que prospere la exploración, las plataformas estarían a más de 300km de Mar del Plata, es la distancia entre Mar del Plata y Chascomús.
La probabilidad de que ocurra un derrame es muy baja, y en caso de que ocurra, por la corriente del mar no iría para la zona de Mar del Plata. Que se diga que hay 100% de probabilidad de derrame es falso.
Una novedad es que el Ministerio de Ambiente va a tener un rol más protagónico. Se armó un protocolo para fauna marina y la exploración sísmica se va a hacer con sumo resguardo.
-¿Cuál es la situación actual de la actividad hidrocarburífera en Argentina?
-Argentina ya tiene emprendimientos offshore en la cuenca austral, al norte de Tierra del Fuego, de ahí viene el 18% del gas que consumimos. Es decir que cuando prendemos una hornalla, es probable que parte de ese gas venga de una offshore que ya existe. Mucha gente no lo sabe porque como dice el refrán “avión que llega no es noticia”. Tenemos más de 30 años de experiencias offshore en Tierra del Fuego y nunca pasó nada.
-¿Cómo son actualmente las experiencias en otros países de la región y del mundo
-Estados Unidos es uno de los principales países en desarrollar la actividad, Brasil es otro, cerca de Río de Janeiro, a una distancia menor del que se puede desarrollar a la altura de las costas de Mar del Plata, tiene El Presal. En ese caso se abrieron puestos de trabajo, se movió la actividad económica y no afectó para nada al turismo, otra de las mentiras que se dijeron.