Bilardo, el doctor del fútbol, miniserie documental que recorre la trayectoria personal y profesional del entrenador que condujo a Argentina a la gloria en 1986, con testimonios de numerosas figuras tanto del fútbol como del plano personal del Narigón, está disponible desde este jueves a través de la plataforma HBO Max.
“Era un personaje que se merecía su serie”, planteó en charla con la agencia de noticias Télam el actor Federico D’Elía, uno de los productores ejecutivos de la docuserie. Aunque el ex Los Simuladores es un reconocido hincha “pincharrata” (Estudiantes de La Plata) y confeso bilardista, aseguró que desde el inicio la propuesta estuvo alejada de hacer un homenaje y en cambio el foco fue “alejarse del personaje para acceder al ser humano”.
Producida por WarnerMedia Latinoamérica y Zeppelin Studios, dirigida por el cineasta Ariel Rotter y compuesta por cuatro episodios de 45 minutos cada uno, la serie se apoya en decenas de horas de archivo donde se destaca la videoteca personal del propio Bilardo, que lo muestra en la intimidad de su hogar o de las concentraciones de la Selección Argentina de Fútbol, con un espíritu mucho más simpático y relajado que el que mostraba parado junto a la línea de cal durante los partidos.
También lucen los testimonios de sus seres queridos más cercanos, su esposa Gloria y su hija Daniela, sus nietos, periodistas, colaboradores como Carlos Pachamé o Miguel Lemme y ex futbolistas como Oscar Ruggeri, Enzo Trossero, Ricardo Giusti, Diego Simeone, Sergio Goycochea y Juan Sebastián Verón, entre otros.
Incluso César Luis Menotti se brindó para la producción, que no podía dejar de lado, entre logros, frustraciones, polémicas, bidones o “gatoréis”, la cuestión de la fuerte oposición de las dos escuelas futbolísticas que hace 50 años dominan el debate de la pelota en Argentina.
Ante la pregunta de si el estado de salud de Bilardo, quien padece una enfermedad en los últimos años que lo tiene alejado de los medios, fue una razón para llevar adelante la serie en este momento, Federico D’Elía sostuvo: “La verdad que no, no nace de su estado de salud ni de hacerle un homenaje en vida, sino que se fue dando como una especie de homenaje por los testimonios que fuimos logrando. Tratamos de encontrar todos los testimonios posibles, no fuimos sólo a los que sabíamos que iban a hablar bien de él. Había como una explosión en las redes que decía: «¿Qué pasa que están saliendo series de otros deportistas o figuras del deporte y no de Bilardo?». A los argentinos en particular y al fútbol en general les había dado mucho. Más allá de discutir estilos, si gustaba más o menos, es un tipo que ganó una Copa del Mundo como director técnico. No hay logro más grande. Además, por sus particularidades y características, por ser un tipo tan especial, tan amado y tan cuestionado”.
Y agregó: “Por otro lado, queríamos salir un poco del Bilardo «payasito», de sus locuras, que estaban dejando de lado lo importante que había hecho en el fútbol, había que ponerlo de nuevo en el lugar que correspondía”.
Por su parte, el guionista Alejandro Turner mencionó características de Bilardo que descubrieron en el rodaje de la serie: “La serie tiene dos líneas muy claras; una es la deportiva, sus logros y también sus peleas. Y la otra es la personal. En lo deportivo me parece que hay hallazgos; incluso me parece que nosotros mismos no sabíamos tanto acerca de la relevancia que tenía Bilardo en Colombia o en Sevilla, cómo había sido su paso y qué huellas dejó. En la personal, pudimos meternos en un círculo íntimo que era totalmente desconocido, de su hija Daniela, de su mujer Gloria, de una secretaria que tuvo 20 años, un asistente que tuvo también no sé cuántos años, de colaboradores que si bien los conocíamos de nombre, como Pachamé o Lemme, nunca habíamos escuchado hablar tanto del vínculo que tenían con él. Todo ese paisaje, que es nuevo, descubre a un personaje que está muy por debajo de los logros deportivos y de lo gracioso y anecdótico. Aparece todo su sufrimiento, su padecimiento, su pelea íntima, cómo manejaba el tema de ser odiado por todo un país y que eso no alterara la paz de su casa. Uno lo veía tan a prueba de balas, que no sabía que estaba sufriendo. Que no dormía nunca. Esas cosas son desconocidas y revelan lo que hay debajo de la capa. Su carácter, lo que le costaba lo que hacía”.
Cabe señalar que además de las numerosas voces con las que cuenta el material, muchos de ellos personajes del fútbol que estuvieron cerca de Bilardo, también está la palabra del referido César Luis Menotti, una “figurita difícil”. Sobre este recurso, D’Elía mencionó: “Fue muy difícil de conseguir. Primero porque consideraba que no tenía demasiado para decir, y también porque estábamos grabando en pandemia y él tiene una edad avanzada. También tuvimos a Fernando Signorini, que es como de la otra escuela, pero estaba más abierto y fue más fácil que viniera y charlara con nosotros. La verdad es que Menotti nos completa al personaje Bilardo. Lo conseguimos ya fuera de grabación, ya estábamos en edición, pero insistiendo. Lo queríamos sí o sí, justamente para no tener solo gente que lo adulara. Y de hecho estuvo buenísimo lo que dijo, porque desmitifica un poco su rivalidad. Queríamos saber si era un enfrentamiento por lo futbolístico o había algo más, y me parece que ese algo más tenía más como protagonista a la prensa que a ellos. Era interesante saber si él reconocía algo de Bilardo o no, y de hecho reconoce a Estudiantes del 82”.
Claro que la dicotomía bilardismo-menottismo no podía quedar afuera y ante la pregunta de si son dos filosofías de vida o dos meramente deportivas, Sebastián Meschengieser advirtió que para él “es futbolístico”.
“Las diferencias son claras, no solamente a la hora de cómo planteás tu idea de juego y la organización de un plantel. Pese a que uno diría lo contrario, para mí es absolutamente necesaria esta grieta, porque cuando uno mira la historia de los deportes, necesitás grandes rivalidades. Al fútbol argentino desde los 70 para acá, a lo que es el interés, la pasión, una rivalidad como es la de Bilardo y Menotti lo hace más rico aún”, señalo.
En tanto, el también guionista Gustavo Dejtiar expresó: “Creo que nunca nos planteamos esta idea de «se juega como se vive o se vive como se juega». Nunca estuvo como hipótesis previa. Coincido mucho con que si después de 35 años Bilardo y Menotti nunca se juntaron a tomar un café, quiere decir que hay algo que los separaba mucho, y es parte de la realidad que tenía que estar”.
Por último, sobre el legado de Bilardo, Alejandro Turner respondió: “En el fútbol me parece que hay un legado enorme, que todas las cosas que él desplegó como extravagancias o como rarezas hace 40 años hoy son naturales en el fútbol. Estudiar al rival, usar videos, pensar en la alimentación del jugador, si dormía bien o mal; es decir, estar encima de cada detalle es algo que cualquier entrenador sabe que lo tiene que usar y ese es uno de sus legados. Me parece innegable”.