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Un Lorca más que oportuno está de regreso para apelar a la memoria colectiva

Luego de temporadas en España y Buenos Aires llega a la ciudad “El camino de la fuente”, obra que junta a dos grandes talentos rosarinos: Cacho Palma en la dramaturgia y dirección con la poderosa actuación de Pablo Razuk, que se presenta este viernes en la Plataforma Lavardén

Un derrotero de más de dos años, con funciones en España y en Argentina, marcan el pulso del presente de El camino de la fuente, en principio la unión de dos grandes referentes del teatro rosarino: el director, dramaturgo y maestro Cacho Palma y el actor y director Pablo Razuk, que juntos atravesaron las luces y sombras de un proceso de búsqueda del gran poeta granadino Federico García Lorca, una vez más, con una idea donde el teatro se repiensa a sí mismo, se mete en sus intersticios y habilita otras posibilidades que, claramente, se vuelven inagotables.

El camino de la fuente se presenta este viernes en Rosario en el multiespacio provincial Lavardén de Sarmiento y Mendoza, lo que se revela como una gran oportunidad de ver un trabajo que casi no se vio en la ciudad, más allá de su adaptación al formato online en medio de la pandemia, y donde el público se encontrará frente a frente con un actor que está tratando de hacer una obra de teatro que el autor original, Lorca, no pudo terminar.

Se trata de la inmanente e intrigante Comedia sin título, de la que sólo se conoce el primer acto debido a que el autor y poeta la escribía cuando fue secuestrado y fusilado al comienzo de la Guerra Civil Española en agosto de 1936. A su vez, el artista no ha conseguido aún encontrarle el final a su propia obra, lo que para la escena se vuelve todo un desafío y la puerta de entrada al desgarrado, doloroso e indudablemente poderoso universo lorquiano.

“Hace dos años y medio que hacemos esta obra, con tres temporadas en Madrid, y una temporada el año pasado de tres meses a sala llena en Buenos Aires con premio para el actor y el dramaturgo», dijo Cacho Palma a modo de presentación de un material que lo devolvió a la escena después de algún tiempo y que lo tiene entre los imprescindibles y siempre necesarios del teatro rosarino.

“Durante 80 años se vienen poniendo en escena en todo el mundo, y con notable frecuencia, los textos dramáticos de Federico García Lorca, así como miles y miles de enamorados y recitadores se nutren de una poética increíble, vital, sensible y revolucionaria. Federico en el sitio criminal de Granada se encuentra en un tremendo encierro y sin escapatoria posible, decide refugiarse en la casa de los Rosales. Uno de ellos era también poeta y su madre lo adoraba. Sus otros dos hermanos eran jefes visibles de la genocida sublevación falangista. En esa casa lo secuestran y días después lo fusilan en el Camino de la Fuente. En su pequeño refugio y en su escritorio, se encontraron junto a su inseparable máquina de escribir, papeles sin terminar, bocetos, ideas y proyectos. Entre esos papeles había una obra sin terminar; que los editores tuvieron la ocurrencia de llamar Comedia sin título. Pero resulta que no se trataba de una comedia y tenía su verdadero título: La fuerza de la sangre«, planteó Palma acerca de la génesis de su proyecto.

Y sumó a modo de pregunta y disparador de la acción dramática: “Qué pasaría entonces si un actor vuelve al riguroso punto de partida e intenta llevar hasta el fin una obra que no tiene final y en el camino se encuentra con el poeta que, «más vivo» que nunca, necesita contar su historia y recobrar su memoria perdida como NN en un triste y solitario barranco”.

“Al principio, la estrenamos con dudas e incertidumbre, porque un argentino haciendo Lorca en España podría entenderse como una osadía”, dijo Razuk oportunamente a El Ciudadano, quien además estrenó el espectáculo justo cuando se cumplían cien años del arribo de Lorca a la capital española y en la ciudad se reproducían los homenajes. Pero cuando la osadía es genuina, las cosas suelen salir bien y así pasó con El camino de la fuente, que volvió de ese primer viaje a España con los ecos de los aplausos y los elogios de la crítica especializada. Y tanto fue así que regresaron al poco tiempo con nuevas temporadas.

“Lo primero que pensé –sostuvo Palma– es que un argentino se había ganado el derecho de escribir esta historia y de investigarla lo más a fondo que se pudiera. Nuestra historia que jamás podrá olvidar a sus 30 mil desaparecidos, entre ellos dos grandes que estuvieron presentes y colaborando en cada página: Rodolfo Walsh y Haroldo Conti, me lo confiaban minuto a minuto y además no podía dejar de pensar en el proceso de escritura que los casos de Julio López y Santiago Maldonado también se trataron de desapariciones forzadas”.

“La cuestión es que mientras los huesos de Federico continúan sin aparecer y las huellas de su impune asesinato permanecen rigurosamente borradas, su obra dramática y su poesía han recorrido con toda vigencia, vitalidad y juventud, gran parte de nuestra humanidad en estos años. Con un hecho notable que despertó mi curiosidad en aquella primavera de 2017, cuando empecé a imaginar esta historia a partir de lo que llamaron Escritos póstumos”, completó Palma.

En la obra, resultado de un largo proceso en el que se mixturaron los textos escritos por Palma con el aporte de la dramaturgia del actor de parte de Razuk y una reescritura final sumada al conocido universo poético y de detalles que desanda Palma a la hora de dirigir, hay un actor que está tratando de hacer una obra que el autor original (Lorca) no pudo terminar. Y a su vez en ésta, su versión, no consiguió aún encontrarle el final.

“Asumiendo ese riesgo, el actor encara una función en la que se propone (cada vez) recuperar el espíritu del poeta, logrando una interpretación y un teatro tan vital como su palabra y al mismo tiempo sabe que a medida que la obra avance (inexorablemente) deberá procurarse un final. Tal vez, su propio final”, sostienen ambos creadores a modo de síntesis enfrentados en el presente a un material que es el mismo pero es otro, ante esta peste camusiana que dejó marcas a su paso; una obra inconclusa, sin final, como la vida del propio Lorca, “sin palabras para la ausencia, sólo con la memoria”, tal como dice el personaje en esa sutil alquimia de ser y no ser Lorca que atraviesa toda la puesta.

“Escrita la pieza y luego de dos intentos fallidos, aparece un actor dispuesto a transformarse en un monstruo cuadripartito: actor, poeta, niño, actriz. Actor con el que entablamos un diálogo abierto, franco y dialéctico, que luego continuamos con largas sesiones de ensayo y de laboratorio que nos permitieron en un riguroso mano a mano teatral entre actor y director encontrar el pulso y la estética de la obra. Así fue surgiendo una genuina experiencia donde, a medida que avanzábamos en la interpretación actoral e íbamos dando cuerpo y forma a cada una de las necesarias, se iba suscitando una nueva y diferente dramaturgia”, dijo Palma finalmente.

Para agendar

El camino de la fuente se presenta este viernes, a partir de las 21, en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza. Las entradas anticipadas y limitadas, a 700 pesos, se reservan a través de https://entradasculturasantafe.com.ar. La función se realiza con Pase Sanitario

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