El juez británico Paul Goldspring emitió este miércoles la solicitud de extradición a los Estados Unidos de Julian Assange, cofundador del sitio WikiLeaks, para ser juzgado en ese país por supuesto espionaje tras la publicación de cientos de miles de documentos secretos desde el año 2010. Si la extradición es aprobada por la ministra del Interior, Priti Patel, se produciría en los 28 días siguientes de haber sido autorizada y el periodista puede enfrentar una condena de 175 años de cárcel.
Assange, de 50 años, es acusado por la difusión de más de 700.000 archivos desclasificados sobre acciones diplomáticas y militares realizadas en múltiples puntos del mundo y que han demostrado violaciones a los derechos humanos durante las campañas militares de Irak y Afganistán.
Para el gobierno estadounidense, el australiano no es un periodista, como lo referencian diversos organismos internacionales de derechos humanos, sino un “pirata informático” que puso en peligro la vida de numerosos informantes de los servicios de inteligencia. Desde WikiLeaks se argumenta que el sitio tiene los mismos derechos que otros medios de comunicación a publicar los archivos, aun si fueran secretos, si contienen material de interés público.
Alicia Castro, ex embajadora en la República Bolivariana de Venezuela y en el Reino Unido, conoció a Julian Assange cuando éste estaba asilado en la embajada de Ecuador en Londres, lugar donde ambos forjaron una fuerte relación de amistad y respeto: “Es una de las personas que más admiro en el mundo. Él sabía que esto podía sucederle”.
“En el convenio de extradición del Reino Unido a los Estados Unidos están excluidas las causas políticas, y esto es evidentemente una causa política” analiza Castro, y argumenta: “Julian Assange no es norteamericano, es australiano. Su plataforma es una plataforma global, él no ha ejercido nunca en los Estados Unidos, no tiene porqué ser extraditado a los EEUU ni juzgado» por las leyes de ese país «que no ha violado».
«Hay una enorme confusión ingresada por el Departamento de Estado de los EE.UU., como si Julian Assange hubiera violado los secretos de Estado, cuando él no fue contratado por los EE.UU. ni ha pertenecido ni pertenece a ningún organismo de seguridad de gobierno de los EE.UU. ni violado ningún contrato. Él es solamente un periodista de investigación, el más importante del siglo, sin duda, que él, siendo muy confiable, recibió información y protegió a sus fuentes. Pero esa información que él recibió también las pasó» a otros diarios internacionales de diversas nacionalidades.
En vista de esto, Castro se pregunta sobre ¿por qué lo persiguen a Assange? «Porque pretenden que sea una medida aleccionadora para que no haya ningún periodista que disguste a los EE.UU. de América. Esta es una muy seria violación» a la libertad de prensa «y un peligro para todos los periodistas del mundo».
https://twitter.com/aliciacastroar/status/1516755443430871043?s=24&t=-If1bcMQ_K-UYdDHqZQCqw
La diplomática destaca en diálogo con El Ciudadano que, en el transcurso de la causa elevada contra Assange, «está demostrado que los Estados Unidos conspiraron para matarlo ¿Cómo lo va a mandar el Reino Unido a un lugar donde se ha conspirado ya para matarlo?», se pregunta y califica la sentencia que se le busca imponer en la nación presidida por Joseph Biden como «una amenaza a la vida y a la salud psicofísica».
“Es muy doloroso porque en un mundo en caos, donde estamos sufriendo las consecuencias de la manipulación de las noticias, de las causas que se arman contra dirigentes políticos progresistas a partir de noticias falsas, encarcelar, encerrar y silenciar de por vida a quien ha democratizado la verdad es un hecho muy aberrante y que nos coloca en el límite como sociedad humana”, describe.
Una amenaza directa contra la libertad de prensa
“Assange tomó la resolución de democratizar la verdad, de explicarle a los hombres y mujeres del mundo en texto sencillo los crímenes de guerra de los EE.UU., las mentiras de la guerra”, dice a este diario Alicia Castro, y entiende que, en un contexto marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania, donde diversos intereses internacionales y geopolíticos se dirimen, «este es un momento en que necesitamos a Assange más que nunca».
«Los cables diplomáticos que él reveló son de gran utilidad para nosotros, en la política regional, para ver cuál fue el grado de injerencia de EE.UU. en las cuestiones de América latina, la pretendida y la real», aclara la referenta del flamante espacio Soberanxs, el cual conduce junto con Gabriel Mariotto y el ex vicepresidente Amado Boudou.
La persecución a Assange comienza en el año 2010, a partir de la desclasificación de un video titulado «Colateral Murders», donde se muestra cómo dos soldados norteamericanos «se divierten prácticamente matando civiles, como si fuera un videojuego», entre los cuales se encontraban además dos periodistas de la agencia periodística Reuters, los cuales estaban desaparecidos hasta ese entonces. «A partir de ese video se pudo saber que habían sido masacrados desde un helicóptero norteamericano», recuerda Castro.
A nivel internacional «es un hecho súper conocido y publicitado», esgrime la ex embajadora argentina en el Reino Unido, aunque en la Argentina ella entiende que hay una responsabilidad de los medios de comunicación en general por la no difusión de la historia de Julian Assange. «Es una falta de comprensión del periodismo argentino de cómo afecta este caso a la libertad de prensa, de opinión y el derecho a la verdad», acusa.
Al ser consultada sobre la existencia de algún elemento que pueda todavía revertir esta situación sobre el periodista, Castro no piensa la respuesta: «El Papa. Pedirle al Papa que interceda ante Biden para que retire los cargos, es la última instancia».
«Fue la persona que nos reveló, junto con Edward Snowden, el nivel de espionaje global que hay sobre nosotros. Se trata de un sistema tecnofeudalista donde los medios de comunicación van copando la vida probada de la gente, las instituciones, la generación de capital y se vuelven cada vez más opacos los Estados y cada vez más averiada la privacidad de los ciudadanos comunes», dice Castro.
«Ni Orwell se imaginó este estado de situación» dice la ex embajadora en la República Bolivariana de Venezuela, y revela que «Assange sí se lo imaginó, y conocía el peligro que estaba corriendo».
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Castro advierte que solamente sus abogados y muy poca gente de su familia ha sido habilitada para poder encontrarse con Assange estando en reclusión en Inglaterra y recuerda que Nils Meltzer, presidente de Derechos Humanos de la Academia de Derecho Internacional Humanitario y relator Especial de la ONU sobre la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, «ha dicho que nunca ha visto una persecución tan cruel y sistemática de tortura sobre una persona».
«Esto es una tragedia para la humanidad. Si esto se termina de concretar, podemos ver que el hombre en la Tierra ha perdido toda escala de valores», cierra Alicia Castro.