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No hará más la vista gorda: Netflix empezará a cobrar por compartir la contraseña

Entre otras medidas, la plataforma está planeando desarrollar otros modelos de suscripción, como uno más barato que implica publicidad

Netflix advirtió a sus más de 222 millones de suscriptores, aunque se estima que la cantidad de espectadores que disfrutan de su servicio es mucho mayor, que se terminaba la oportunidad de compartir la cuenta con parientes, amigos y conocidos.

La plataforma estrella de contenidos se cansó de hacer la vista gorda con una práctica que afectaba demasiado a su cuenta de resultados.

En este contexto llegó la noticia de los pésimos resultados cosechados por la compañía en el último trimestre, en los que ha perdido suscriptores por primera vez en diez años y, como consecuencia, se han hundido en la Bolsa.

La plataforma, que invierte 20.000 millones de dólares cada año en la producción de películas, documentos y series, parece haber tocado techo y se propone ahora cambiar sus estrategias y métodos.

Una decisión polémica en un contexto crítico

Tras oficializarse los malos datos del último trimestre se entiende mejor la decisión de la plataforma de comenzar a perseguir aquellas cuentas que son compartidas entre varias personas.

Máxime teniendo en cuenta que la propia compañía calcula que perderá otros dos millones de abonados antes del verano boreal. Una de las causas -aunque no la más relevante- de la pérdida de suscriptores es la guerra de Ucrania.

Otra, más importante, tiene que ver precisamente con la esperada suba de precio para aquellos que usan cuentas compartidas. Algunos clientes ya han empezado a huir.

Pero, ¿cómo lo hará Neftlix para identificar a los usuarios que comparten su contraseña con personas con las que no convive? ¿Y cuánto les subirá el precio? De hecho, esta estrategia ya está en marcha en varios lugares de América latina, como Costa Rica y Chile. Y todo parece indicar que el método que está aplicando en estos países será el que se traslade muy pronto a Estados Unidos y Europa. ¿En qué consiste?

En primer lugar, Netflix advierte al suscriptor a través de un correo electrónico que sabe que está compartiendo su cuenta con personas que viven en otros hogares. Es el paso previo a cobrar un extra por cada perfil «ilegal».

En América latina este extra es de unos tres euros por perfil, pero es probable que en Occidente el monto sea superior. No está claro, sin embargo, cómo discernirá Netflix qué usuarios están haciendo un mal uso de su plataforma.

Hay cuentas familiares de personas que no viven en la misma casa, así como clientes que viajan mucho o que tienen varias residencias y que usan sus cuentas en distintas circunstancias.

En cualquier caso, la compañía ofrecerá a aquellos espectadores que hasta ahora se aprovechan de la cuenta de amigos o familiares crear su propia cuenta, manteniendo todo su historial como aliciente.

Objetivos de un plan de restricciones

Según medios estadounidenses como la CNBC, el primer objetivo de la compañía es perseguir a quienes hacen un «uso abusivo» de las cuentas compartidas: personas cuya contraseña se usan en diez o incluso más hogares. El medio también adelanta que el sistema tardará más de un año en implantarse por completo.

La práctica de compartir la contraseña de Netflix es común en todo el mundo desde hace muchos años. Y hasta ahora ni siquiera era preciso hacerlo a escondidas. Es una práctica abiertamente conocida por todos, e incluso aceptada por Netflix. Hace sólo cinco años, la compañía hacía broma con ello a través de su cuenta oficial en Twitter:

Pero con los malos resultados y las peores perspectivas de futuro, Netflix ha entrado en pánico. Entre otras medidas, la plataforma está planeando desarrollar otros modelos de suscripción, como uno más barato que implica publicidad interrumpiendo los contenidos.

Lo que está claro es que la plataforma estrella de contenidos streaming no está pasando por su mejor momento y se enfrenta a un nuevo éxodo. Lejanos quedan aquellos tiempos en los que la propia cuenta de Netflix hacía apología de compartir suscripciones con el lema «Amor es compartir una contraseña». Parece que la broma ya no tiene gracia.

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