Por Silvina Molina – Agencia Télam
El inicio de un proyecto laboral, sostener un emprendimiento en marcha, capacitarse en oficios, cumplir sueños y tener más tiempo para estar con sus hijas e hijos son parte de las experiencias compartidas por algunas de las 152.146 personas que, en casi dos años, accedieron al programa estatal Acompañar para quienes atraviesan situaciones de violencia de género.
Acompañar depende del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad (MMGyD), se inició en septiembre del 2020, en plena pandemia por coronavirus, y consiste en una ayuda económica y acompañamiento a mujeres y LGBTIQ+ en situación de violencia de género.
La ayuda económica es de un sueldo básico por seis meses, no requiere de denuncia judicial, es compatible con otras asistencias estatales y para ponerlo en marcha es necesaria la firma de convenios de Nación con provincias y municipios.
«Desde el inicio de su implementación hasta marzo de este año un total de 152.146 personas fueron destinatarias de las prestaciones que otorga el programa», confirmó a Télam Josefina Kelly Neila, secretaria de Políticas contra la Violencia por Razones de Género del MMGyD.
La funcionaria destaca que «esta política es posible gracias a un Estado presente y tuvo un impacto muy importante en la vida de muchas personas».
Sobre ese impacto, Télam habló con personas incluidas en el programa que llegaron a Buenos Aires, la mayoría por primera vez, desde distintos lugares del país.
Acompañar «es un cambio tremendo para nosotras, porque no teníamos ingreso de dinero o un trabajo estable, y ahora tenemos nuestro propio emprendimiento y tenemos horarios para disfrutar con nuestros hijos», dice Jéssica Morán.
Ella y su hermana Yohana son de Tucumán, y accedieron al programa estatal porque una amiga les habló de esa oportunidad. y luego articularon con el área de Género de Las Talitas, donde viven.
Tienen un emprendimiento de comidas y compraron freidoras, garrafas, cortadora de papas industrial, entre otros implementos.
«No podía creer que había una ayuda así, porque nosotras tuvimos una infancia de violencia de género por parte de mi papá a mi mamá y nunca tuvimos ayuda, y ahora justo llega esto. Yo siempre me he sentido sola. Nosotros somos seis hermanos y mi mamá nunca tuvo un apoyo de nadie», cuenta Jéssica.
Y Yohana detalla: «Hemos comprado herramientas y ahora vamos por un horno grande que nos hace falta porque tenemos uno chico de la casa de mi mamá. Nos va bien, muy bien, gracias a Dios. Nos recomiendan todos muy bien en Tucumán».
La casa de comidas se llama Las Hermanas, está en Las Talitas, lugar de visita gastronómica para locales y turistas.
Desde Comandante Andresito, Misiones, llegó Karina García, que conoció el Acompañar cuando fue a denunciar una nueva situación de violencia de género a la comisaría local, allí le sugirieron que se contactara con el área de Género municipal y así, se originó un circuito acorde a la urgencia de estas situaciones.
«Hay que destacar el trabajo de las áreas de Género locales para abordar las situaciones de violencia, sobre todo en contexto de pandemia donde la demanda se incrementó y la complejidad de los casos aumentó. El Acompañar es una respuesta concreta y contundente para lograr la autonomía económica», analiza para Télam Claudia Perugino, responsable nacional del programa.
Karina señala que el dinero la «ayuda» como también «conocer gente» que la acompaña: «Saber que no estoy sola», agrega.
La charla, en la puerta del Centro Cultural Kirchner, es interrumpida por una caravana de hinchas de Boca Juniors camino a la Bombonera.
Y ella se pone a alentar, como buena bostera, y se emociona porque, entre tantas cosas, aprendió a disfrutar, confiesa tímidamente.
«Estoy acá, feliz y bueno, siempre para adelante y progresando», se define.
En su localidad se impulsan dos cooperativas : una de reciclado y otra de producción textil para insertar a personas que ingresan a programas estatales.
Ella usó el apoyo del programa para «sobrevivir y pagar un abogado para el juicio por alimento» que hizo contra el padre de sus dos hijos.
Padres que no se hacen cargo de la manutención de sus hijas e hijos es un relato que se repite en los testimonios.
Es algo que también comenta Wanda Angel, que con el Acompañar inició la confitería Ayünco, palabra que significa «agua de amor en mapuzungun, la lengua que susurra el viento de la Patagonia».
Porque la mujer vive en Cholila en la zona de la cordillera de Chubut, y tiene tres hijos.
También accedió al programa gracias al área local de Género. En esa zona fue esencial, sobre todo en pandemia, el trabajo de Sandra Grilli, quien fuera abogada del caso FAL que generó que la Corte Suprema definiera que la interrupción legal del embarazo (ILE) era un derecho y fue antecedente para la ley de aborto legal.
Grilli falleció en septiembre del año pasado.
Fue la información que recibió de las funcionarias locales la que alentó a Wanda para iniciar el reclamo de alimento para el padre de uno de sus hijos: «No aportar dinero para tu hijo, eso también es violencia», afirma.
Wanda cocina pizzas, empanadas, milanesas, y también vende conservas y dulces artesanales elaborados por mujeres autogestivas de la zona.
Recuerda que de adolescente «quería estudiar cocina y me desalentaron. Ahora estoy cumpliendo mi sueño, cocinando, y me va muy bien, está muy bueno esto».
«Es muy conmovedor cuando nos hacen llegar los proyectos, los emprendimientos que se sostienen y posibilitan a mujeres y LGBTIQ+ salir de situaciones de violencia», resalta Perugino.
Desde La Mendieta, Jujuy, llega el testimonio de Dalma Méndez de 27 años.
Con el dinero del Acompañar estudió barbería.
«Me va muy bien con el negocio de la barbería y además me acompañó una psicóloga con el tema de mi identidad de género», relata.
¿Cómo te presento en la nota? ¿Persona trans o mujer?, fue la pregunta de Télam
«Soy mujer», dice.
Incluir a las personas de las diversidades de género «no siempre es fácil en las gestiones locales, pero se está logrando», valora Perugino.
La funcionaria confirma que las personas incluidas en el Acompañar pueden acceder al refuerzo de ingresos de $18.000 en dos cuotas estipulado por al Gobierno nacional, para lo cual deben inscribirse en la web de Anses.
La ronda de entrevistas termina y ellas se felicitan por dar testimonio, una fortaleza que implica el tener autonomía económica con aporte del Estado.
Atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género
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