Vecinos de un pasillo de Lavalle al 3600 alertaron este martes por la tarde a la Central de Emergencias 911 por el olor putrefacto que provenía del interior de una vivienda y hacía un tiempo que no veían a su morador. La presunción de que había un cuerpo en descomposición se confirmó cuando ingresaron agentes policiales. Pero lo que parecía el escenario de una muerte natural cambió con el peritaje de la escena y del cadáver, que al parecer presentaba heridas de arma blanca. Ahora todo indica que la víctima fue asesinada.
De fuentes policiales y judiciales se supo que los vecinos del pasillo de Lavalle al 3600, entre bulevar Seguí y 24 de Septiembre, estaban preocupados por la ausencia de varios días de Pablo Sebastián Vivas, un hombre de 46 años que habitaba una de las siete viviendas, solo y en condiciones de indigencia. Por eso llamaron al 911, y fue alertado el Comando Radioeléctrico. Cuando los agentes ingresaron, constataron que Vivas estaba muerto y en avanzado estado de descomposición.
Desde la Fiscalía dijeron que los primeros exámenes médicos dieron cuenta de que el cuerpo presenta la posible presencia de heridas de arma blanca. Por ello, se lo trasladó al Instituto Médico Legal para realizar la autopsia.
La hipótesis de que se trata de un homicidio se sustenta además por el hallazgo de sangre en el exterior e interior de la puerta de ingreso de la vivienda, ubicada en la zona sudoeste. Y por la presencia de focos de incendio, como si el atacante hubiera querido borrar evidencias, dijo el fiscal Gastón Ávila en diálogo con Telefé Rosario. Otra hipótesis sobre el particular, sin embargo, es que haya quedado encendido un artefacto eléctrico.
El fiscal agregó que Vivas estaba distanciado de su familia y vivía en condiciones de suma pobreza, por lo que un crimen en ocasión de robo no es la primera hipótesis. En la escena se secuestró un cuchillo manchado de sangre.