Si el género de comedia se define por los gags o los remates, el de terror construye su identidad a partir de lo que muestra y, sobre todo, lo que no. Entre ambos géneros, Luciano Redingonda creó una serie de historias fantásticas para su primer libro de cuentos Cómo sacar a un murciélago. Allí mostró parte de la vida de sus personajes. La otra parte lo espera cada vez que, al repasar las historias para alguna entrevista o presentación, siente que quizás haya algo más por contar. El autor habló del proyecto con El Ciudadano.
— ¿Cuándo y cómo empezaste a escribir los cuentos?
—Algunos los había desarrollado previos a la pandemia y otros terminaron teniendo su forma final durante la cuarentena. Curiosamente, el cuento que le da el título al libro es previo a la pandemia y se basa en una anécdota real de cuando me entraron dos murciélagos en una misma noche a mi departamento. Muchas personas me preguntaron si efectivamente el libro tiene algún instructivo para sacar murciélagos, pero no.
Otras historias tuvieron su puntapié en la realidad y derivaron a lo fantástico, como con “Un circo en casa”, que surgió de la anécdota de un vecino en un pueblo al que le habían ofrecido alquilar el baldío al lado para poner un circo.
Creí que la pandemia no había influido en los relatos, pero repasándolos descubrí que en varias situaciones se manifiesta el encierro, la falta de aire, el no poder respirar. Si bien se puede asociar a la claustrofobia –una herramienta habitual en el terror– evidentemente también se relaciona con el momento que atravesábamos.
— ¿Cuál de todos los cuentos fue el que más disfrutaste de escribir?
—Disfrute mucho el trabajo con “Estática”, el último cuento, donde un padre busca a su hijo desaparecido y termina en las profundidades de la galería San Martín, una especie de descenso a los infiernos relacionado con el cyberterror. Me gustó cómo fue creciendo y nutriéndose de los aportes de mi gente amiga.
También disfruté con “La cara blanca” por el clima de fiesta con el que arranca y la oscuridad con qué termina, ese proceso que va de la comedia al terror en el marco de la noche rosarina, de peñas y leyendas urbanas.
— ¿Si pudieras viajar en el tiempo (sin paradojas ni fines de lucro) qué cambiarías del libro?
— ¿¡Cómo que sin paradojas!? No, si viajamos en el tiempo que peligre el futuro de la humanidad. Que por cambiarle una coma al libro se altere todo el espacio-tiempo, como si uno matara una mariposa en la prehistoria.
Uno vuelve a los cuentos y obviamente hay palabras que cambiaría o frases puntuales, pero lo que más me generan algunos relatos es la sensación de que podrían extenderse, que por ahí tienen un mundo o personajes a los que se puede volver y explorar. Quizás es un engaño y el cuento ya fue más que suficiente, pero siempre queda una especie de fuera de campo donde uno siente que puede haber algo más.
Edición y autoría de Rosario
Cómo sacar a un murciélago fue publicado por Casagrande, editorial a cargo de Nicolás Manzi, y dedicada a textos literarios. Se consigue on line en www.casagrandeeditorial.com.ar y Mercado Libre. También está disponible en librerías de Rosario.
Redigonda es licenciado en Comunicación social, cineasta y guionista. Ha participado en antologías narrativas y escribió la novela gráfica Desde la raíz (Aguará Colectivo Editorial). Fue guionista de cine, televisión y radio. Actualmente, trabaja en el Centro Audiovisual de Rosario (CAR), donde gestiona la cinemateca, la programación de festivales y los ciclos de cine. También trabaja en el podcast Espectro sonoro para Radio UNR.