En el programa especial de este sábado al mediodía del ciclo que conducen los mencionados referentes de los movimientos por los Derechos Humanos, el músico repasó momentos de su trayectoria y aseguró que se encuentra «bien y rodeado de gente linda».
«No tuve miedo, porque era invisible», dijo Charly sobre su experiencia en la última dictadura cívico-militar argentina, cuyo inicio en 1976 coincidió con la formación del supergrupo de rock progresivo La Máquina de Hacer Pájaros, que mantuvo durante un año, un tiempo al que calificó como «muy divertido», junto al baterista Oscar Moro, el tecladista Carlos Cutaia, el guitarrista Gustavo Bazterrica y José Luis Fernández en el bajo.
Además, recordó las influencias y el camino que lo llevaron a explorar ese género desde la adolescencia, cuando incursionó en el folk rock con Nito Mestre en la emblemática Sui Generis a principios de los 70 y más tarde con el proyecto PorSuiGieco, para el que convocaron a León Gieco, Raúl Porchetto y María Rosa Yorio.
«Hubo un momento en el que me aburrí de la música clásica, y además estaban Los Beatles, que tiraban para otro lado, y mi interés por buscar cosas nuevas», relató sobre su quiebre a mediados de los 60 con la enseñanza musical académica que había recibido hasta entonces.
Fue esa también la época en la que, hoy emblemáticas, figuras del folclore y el tango nacionales como Mercedes Sosa, Eduardo Falú y Atilio Stampone se reunían en la casa familiar invitados por su madre, Carmen, quien trabajaba como productora radial: «Era un grupete bastante sui generis. Pero en un momento dije que me gustaban más los Rolling Stones y los Beatles y ahí pensé «bueno, la señal es muy clara»», contó el autor de himnos como «Canción para mi muerte» y «Rezo por vos».
Esas anécdotas coinciden con su paso por la escuela secundaria en el Instituto Militar Dámaso Centeno, donde «había unos milicos un poco pesados», aunque su escape era volver a su casa y a su música, entre la que también se encontraban Joni Mitchell, Neil Young y Bob Dylan.
«Parece que las cosas que a uno no le gustaban duraban poco», agregó sobre esos años en los que comenzaba a componer, pensando en «que tenía pies» y en que no se iba «a quejar más, porque ya había borrado a esa gente» de su cabeza.
En tanto, rememoró con emoción su participación junto a la agrupación Madres de Plaza de Mayo en el ciclo Buenos Aires Vivo III, realizado de forma gratuita en 1999 en Puerto Madero, donde se presentó durante casi cuatro horas en un homenaje a los desaparecidos en democracia y contó con invitados como Nito Mestre, Javier Calamaro y Fabiana Cantilo.
«No hay otra, no les queda otra», contestó arañando el cierre sobre la pregunta casi obligada sobre si «los dinosaurios van a desaparacer»: «Imaginate que siguen ahí en sus cuarteles, la deben pasar bastante mal», dijo.
Charly, que además se refirió al fallecimiento en noviembre de 2020 de su querido Diego Maradona, con quien compartía «un humor retorcido pero pícaro», no ofrecía entrevistas ni apariciones públicas desde que el 23 de octubre pasado, y en medio de una sorprendida ovación, puso pie en el escenario del CCK, donde se habían programado cuatro conciertos homenaje al músico.
Apenas algunos pocos cercanos a la máxima estrella del rock local sabían que ese sábado estaría presente en el evento, que se convirtió en uno de los encuentros artísticos más importantes del año, con la recientemente recuperada «normalidad» luego del aislamiento forzado por la pandemia de coronavirus, y en el que tocó junto a Rosario Ortega e Hilda Lizarazu en coros, Fernando Samalea en batería, Alfredo Toth en bajo, Pablo Guyot en guitarra y Fito Páez y el Zorrito Von Quintiero en teclados.
Tiempo después, su ya deteriorada salud preocupó aún más al público cuando en febrero de este año fue internado en el porteño Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT) por una quemadura en su pierna ocasionada por un accidente doméstico, que se confirmó tras varios rumores sobre su estado.
A principios de marzo se supo que el músico había requerido tratamientos de cirugía plástica y que había presentado algunas complicaciones clínicas propias del caso, por lo que su pronóstico fue reservado durante algunas semanas; hasta que fue dado de alta el 25 de marzo, cuando pudo ser trasladado a su casa para continuar con su recuperación.