Por: Gastón Marote/ NA
Ariel Norberto García fue detenido en 2018 y hallado culpable de violar y asesinar a una mujer en un hotel de Florencio Varela, pero después se descubrió que también mató a otra joven en 2017, al tiempo que ya había sido apresado en 2010 por otro femicidio en la vía pública, en todos los casos las víctimas estaban embarazadas.
Carolina Medina, de 25 años, embarazada de 7 meses, fue asesinada el 13 de octubre de 2018 en la habitación 10 del hotel alojamiento Susurros, ubicado en la calle Humaitá, entre Storni y Remedios de Escalada, del partido bonaerense de Florencio Varela.
La joven estaba desangrada, había sido atada, golpeada, su cuerpo destrozado, y el hijo que llevaba en el vientre, asesinado, pero la investigación no siempre se la encaró como la de un femicidio. En tanto, a García, entonces de 37 años, se lo veía huyendo en el auto de su papá, llevándose puesta la barrera del hotel alojamiento.
Hasta ese momento, el homicida ya había sido vinculado a un crimen similar, pero había podida evadir las acusaciones.
En noviembre de 2010, Natalia Belén Sotelo, de 22 años, recibió 33 puntazos con un destornillador en el cuello, cinco de esas lesiones fueron en la yugular, la laringe y la traquea.
La chica murió desangrada en la vereda de la casa de su agresor en la localidad bonaerense de Quilmes, pero este sujeto alegó un robo y como no sufrió ni un rasguño, la Justicia le creyó: dispuso la carátula de «homicidio en legítima defensa».
Sin embargo, la familia de Sotelo aseguró que ambos se conocían y eran amantes, pero no prosperó el reclamo.
García también estaba sospechado de la muerte de Silvana Miño, de 28 años, quien apareció descuartizada en 2017 y justamente él fue el último que la vio con vida.
Asimismo, también fue acusado de tentativa de homicidio, contra Alejandra, de 35 años, quien era amiga de Miño y que dijo que este asesino la había querido ahorcar.
Silvana había desaparecido el 13 de enero de 2017 al salir de una fiesta en Quilmes.
La familia de ella radicó enseguida la denuncia y los testigos declararon que esa noche ella había estado acompañada por un hombre, quien fue identificado pero se fugó.
Dos meses después de la desaparición de Miño encontraron un torso flotando en un arroyo de Wilde y por medio de un examen de ADN, los investigadores confirmaron que era esta joven.
Los resultados de los estudios confirmaron también la fecha aproximada de la muerte, la cual había sido entre el 14 y 15 de enero.
La última persona que la vio con vida había sido ese hombre con el cual salieron juntos de la fiesta y se conocían hacía dos meses, según declaró Romina, hermana de Silvana.
A esa altura y frente a las sospechas, el fiscal Martín Conde retomó la causa por el crimen de Natalia, ocurrido en 2010, y constató que ella y García sí se conocían, compartían la cama y drogas como el paco.
Al mismo tiempo, la ex mujer del imputado, la que estaba junto a García ese mediodía en que ocurrió el crimen, cambió otra vez la versión de los hechos, por lo que la hipótesis del robo que reinó desde 2010 se deshilachó.
Con esas pruebas y la autopsia que marcaba el brutal ataque contra Natalia, el fiscal Conde cambió la carátula del caso y pasó de «homicidio en legítima defensa» a «homicidio simple».
García, de oficio mecánico, se negó a declarar cuando fue citado para la indagatoria. Lo mismo había hecho cuando le imputaron el femicidio de Carolina.
A estos casos se suma también un robo agravado por el uso de armas en 2011 por el que fue preso al penal de Gorina y en 2013 recibió una morigeración para internarse en el centro de adicciones.
El 10 de marzo pasado, este sujeto fue condenado a prisión perpetua por la violación seguida de femicidio de Medina, ocurrido en octubre de 2018.
La pena máxima se la impuso el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) número 1 de Florencio Varela -integrado por María Florencia Gutiérrez, Jorge Franklin Moya Panisello y Raúl Agustín Sequeiros- por «abuso sexual seguido de muerte, agravado por haber sido cometido con violencia de género y por su comisión con ensañamiento y alevosía en concurso ideal con aborto».
En aquel entonces, la víctima -que tenía dos hijos que hoy tienen 11 y 9 años- falleció por un «shock hipovolémico por trauma en la zona del periné» provocado por la introducción de un objeto que, con violencia, le «destruyó por completo el aparato reproductor, urinario y digestivo», según consta en la autopsia ordenada por la Justicia.
Se sospecha que García le habría infligido esas lesiones espantosas al introducirle el pico de una botella de cerveza que había pedido al servicio del hotel, pero que desapareció de la escena del crimen.
Una perito psiquiatra y una perito psicóloga que declararon ante el tribunal definieron a García como un sádico que sentía placer al causar dolor a las personas.
El fiscal Dino Maistruck y el abogado querellante Rodrigo Raskovsky habían pedido que el mecánico recibiera la pena máxima, mientras que la defensa había solicitado que su cliente sea declarado no culpable por inimputabilidad y pidió, en consecuencia, que sea internado en un neuropsiquiátrico, algo que no prosperó.