Un avión de Aerolíneas Argentinas que se dirigía rumbo a Ushuaia debió ser desviado este sábado al aeropuerto de Comodoro Rivadavia, en Chubut, ante un llamado anónimo al 911 que advirtió por la presencia de una bomba en el equipaje, mientras la aeronave estaba en pleno vuelo.
La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) informó que a las 7.40 debió aterrizar de emergencia en Comodoro Rivadavia el vuelo AR1882 de Aerolíneas Argentinas que había despegado a las 4.46 desde Aeroparque con destino a Ushuaia. Fue por una amenaza de bomba cursada por vía a través del 911 de la Ciudad de Buenos Aires, mientras el avión estaba en vuelo.
Un avión de Aerolíneas que se dirigía a Ushuaia debió ser desviado al aeropuerto de Comodoro Rivadavia, en Chubut, ante un llamado anónimo al 911 que advirtió por la presencia de una bomba en el equipaje
⚠️ Los vuelos que debían aterrizar en Comodoro fueron desviados a Trelew pic.twitter.com/hSSfoEO313
— Agencia Télam (@AgenciaTelam) July 23, 2022
En momentos de recibir la alerta, al avión, un Boeing 737 Max con matrícula LVHKV, se encontraba a la altura del Golfo de San Jorge, por lo que el aeropuerto más cercano, de acuerdo al protocolo aeronáutico, era el de la ciudad chubutense, a donde se dirigió el comandante de la nave. Se trata del vuelo AR1882, con 172 pasajeros y seis tripulantes.
La Unidad Operacional de la PSA de Comodoro Rivadavia recibió la alerta a través de una comunicación de la Torre de control anticipando el arribo del vuelo de Aerolíneas, y rápidamente se conformó el Comité Operativo de Emergencia, del que participan todos los organismos aeroportuarios.
En primer lugar, según indicó PSA, se decidió dirigir la aeronave a un sector remoto de la aeroestación donde se encontraban el Servicio de Salvamento y Extinción de Incendios (SSEI) dependiente de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Allí acudieron oficiales de la PSA y personal de la brigada de explosivos de la Policía de Chubut, como parte del Plan de Contingencias Aeroportuarias.
Con las precauciones del caso, se desembarcó a toda la tripulación y a los pasajeros y se los guió hacia el hall de arribos del aeropuerto. A la par, personal de la brigada de explosivos se dirigió al avión y comenzó a examinar el equipaje, cabina y bodega de la aeronave, en un exhaustivo rastrillaje para detectar un posible artefacto explosivo, que no había arrojado hallazgo alguno.
Toda la operatoria se realizó con la permanente comunicación con el juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 2 a cargo del juez Sebastián Ramos, quien interviene en la causa.