Lucas Giovani Vega Caballero, el nene de 13 años que jugaba al fútbol en las inferiores de Rosario Central y fue asesinado este lunes por la noche al quedar en el medio de una balacera a metros de su casa en barrio Emaús. Esto ocurrió tras recibir un tiro en el pecho por parte de un grupo de varones que estaban a bordo de un auto blanco y pasaron a toda velocidad disparando contra el grupo de amigos en Génova al 8000, en el cruce con González del Solar.
La víctima quedó atrapada junto a su hermano de 15 años y otros chicos en medio de los tiros. Producto de la balacera que implicó una veintena de tiros, su hermano y otro amigo también de 15, resultaron heridos en las piernas. Por el momento no hay detenidos y los pesquisas investigan si un auto hallado cerca de la escena de la crimen fue el utilizado por los homicidas.
“Nadie me va a devolver a mi hijo. Es tanto el dolor, pero Dios se va a encargar de todo”, dijo Marisa, mamá de Lucas, en declaraciones televisivas este miércoles en la puerta de la cochería de Perú al 900 donde velaba a su hijo. Luego los restos del pequeño futbolista serán inhumados en el cementerio El Salvador, de Ovidio Lagos 1840.
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Todavía no se sabe el móvil de la balacera. “No estoy segura de nada de lo que pasó, aunque se sabe que en Rosario hay guerra entre bandas narcos y mucha inseguridad”, continuó la madre de Lucas.
En relación con la escalada de violencia que está presente en el departamento Rosario, Marisa aclaró que, si bien ve pasar patrulleros, “siempre se escuchan tiros en todos los barrios de la ciudad. La gente ya lo ve como algo natural. Nunca pensé que nos iba a pasar esto”, deslizó con dolor.
«Él (por Lucas) siempre me decía que me iba a sacar de este barrio peligroso», dijo la mujer conmocionada en declaraciones a Canal 3. Además, contó que el lunes terminaron de cenar y Lucas acompañó a su hermano de 15 años hasta la vereda de su casa. “Salió a la puerta y vio a los amigos. Lo siguió Lucas, él era muy cuidadoso en todo: abría para ventilar y me cerraba las cortinas, las cerraduras, todo por seguridad. Se cuidaba mucho. Fue a buscar al hermano”, recordó la mujer sobre el instante de la balacera.
“Hasta el momento no me llamó ninguna autoridad”, respondió y agregó que «quizás esperen a mañana porque saben que hoy es el velatorio y el entierro”.
Marisa recordó que este lunes, su última noche con vida, el quinto de sus hijos quiso salir pasadas las 22 “a tomar aire cinco minutos”, después de pasar todo el día adentro por un resfrío que le impidió ir a la escuela. “Si no salía esto no pasaba”, se lamentó.
“Ahí llega el auto blanco y le da”, relató sobre automóvil color blanco al que apuntaron testigos. Las balas también hirieron a otros dos chicos de 15 años, uno es Javier, el hermano de Lucas, aunque las lesiones no fueron de gravedad y recibió el alta médica a las pocas horas.
“La ambulancia no llegaba y (Lucas) ya no podía respirar, cerraba los ojitos pero tenía signos vitales. Llegó al hospital, le dio un paro y falleció”, agregó Marisa.
Luego del ataque, personal del Sies trasladó a los dos adolescente heridos a distintos centros asistenciales mientras que al futbolista de las inferiores de Rosario Central, lo llevó su padre por la demora de la ambulancia. Lucas murió en el hospital Alberdi debido a las graves lesiones de arma de fuego que presentaba en el tórax.
«Un dolor tremendo»
Durante este miércoles por la mañana gran cantidad de conocidos de la familia y amigos de Lucas se acercaron para darle el último adiós al pequeño. «Escuché los disparos. Estaba comiendo en mi casa y se escuchó un rafagazo increíble. Después fui a la esquina a ver qué había pasado y mi hermano estaba parado, agarrándose el pie y lleno de sangre. Después, lo vi a Lucas en el piso, fue horrible. Me marcó para toda la vida. Fue una masacre total», dijo Matías, amigo de los hermanos Vega Caballero y familiar del otro chico herido al canal de noticias C5N.
El adolescente agregó que vio al auto blanco instantes después del ataque, pero que no llegó a ver la patente ya que «estaba muy preocupado por su hermano y tenía miedo».
Agustín, otro amigo de Lucas, dijo tener «un dolor tremendo» y lo recordó como un chico al que todos querían. «Que pase esto nos provoca un dolor tremendo. Era un buen pibe, se cuidaba, jugaba a la pelota. Compartimos muchos momentos juntos. Quería ser futbolista, jugar en primera y en la cancha de Central. Quería sacar a la mamá del barrio, ese era su mayor sueño. Messi, Neymar eran sus ídolos. Se inspiraba con ellos», recordó para remarcar que «Lucas era un crack jugando al fútbol, siempre andaba con su pelota, lo amábamos. Fue una pérdida que hizo que nuestro corazón toque fondo».
Un auto quemado
La investigación por la balacera que mató a Lucas y dejó otros dos adolescentes heridos está a cargo de la fiscal Gisela Paolicelli, quien ordenó medidas al personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para dar con los homicidas. Al cierre de esta edición, no había detenidos aunque los pesquisas hacían peritajes sobre un Toyota Corolla color blanco, el cual fue hallado abandonado e incendiado en una calle de tierra de zona noroeste.
En medio de un fuerte hermetismo, se conoció que el vehículo había sido denunciado como robado el 23 de julio pasado.
Tenía 13 años, era jugador de infantiles de Rosario Central y lo mataron en medio de una balacera