Enviado especial de El Ciudadano a Trelew
Sara Kohon estaba en la ciudad de Concordia un 12 de agosto en el 2018, previo a los actos de conmemoración de las víctimas de la Masacre de Trelew, visitó una escuela para dar una charla en la escuela donde su hermano, Alfredo Kohon, terminó la secundaria. Mientras hablaba, un estudiante de no más de 15 años levantó la mano y exclamó con entusiasmo: “¡Ah, son esos de la foto!”. Sorprendida, Sara le preguntó a qué foto se refería, a lo cual el joven le contesta: “Esa que tiene mi abuelo en un cuadro, en la casa. Él me contó la historia”. La historia de los 19 militantes que se habían fugado de la cárcel de máxima seguridad de Rawson el 15 de agosto de 1972. Fue allí donde Sara se dio cuenta de la verdadera relevancia de la foto captada por la cámara de Emilser Pereira, reportero gráfico del periódico Jornada, la noche del 15 de agosto de 1972, al momento en que los rozagantes militantes deponían las armas, felices de su victoria.
Los trabajadores y trabajadoras del periódico Jornada decidieron colocar en la sala de redacción del diario una placa, en memoria de su colega, aquel fotoperiodista que retrató el momento en que los guerrilleros entregaron las armas. El evento se realizó al mediodía de este sábado, en una sala atiborrada de trabajadores, autoridades del medio, de periodistas, militantes, familiares de víctimas de la Masacre de Trelew y de ex detenidos desaparecidos que conmemoraron la obra y la memoria del fotógrafo.
La foto de Emilcer Pereira «es el único documento gráfico que existe del momento en que los compañeros y las compañeras deponen las armas y con esa foto este cuando uno dice ‘Masacre de Trelew’ o instantáneamente llega a la mente esa foto” reveló Sara.
Kohon dijo a El Ciudadano que “ahí realmente me di cuenta de la importancia y de la relevancia que tenía esa foto” y agrega que “es mucha la emoción que hay, es mucha la emoción que vimos y que sentimos en las palabras de las personas que lo conocieron, que convivieron con Emilser, y en los que no lo conocimos y sabemos de su labor y que hemos visto los archivos, los negativos del Diario Jornada, no sé si se encuentra palabra para describir la emoción”.
La militante entiende que esos archivos “son documentos invalorables, no tienen valor. Son algo extraordinario y que una sala de esta redacción lleve su nombre va a mover, tal vez dentro de unos cuantos años más, donde no estén las personas que convivieron o fueron contemporáneos de él, pero está en la palabra Emilser Pereira, generar la curiosidad va a hacer ir a buscar de quién es Emilser Pereira”.
El acto fue dirigido por el director del diario, Carlos Baulde, junto con los familiares de víctimas y con Patricio Torné, compañero de militancia de Pereira el cual recordó la vida y obra del reportero gráfico y de su compañera de vida, Miri. Torné contó que Pereira y Miri fueron detenidos en 1974 y puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, el cual le dio la opción de salir del país al año siguiente, en 1975. Optando por este ofrecimiento, Pereira se exilió en Venezuela, desde donde conformó un comité de solidaridad con el pueblo argentina y actividades solidarias con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pereira murió en 1988 por causa de cáncer.
Emilser era uno de los pocos reporteros gráficos del diario Jornada en la década del ’70, época desde la cual el diario confecciona un archivo de aquellos años. Baulde define a Pereira como “un referente histórico, el testigo vivo de uno de los hechos más trascendentales de la historia argentina”.
“Pasaron muchos años y no se sabía mucho de la historia de él, así que en este tiempo hemos reconstruido su historia en Jornada y su historia personal” recuerda Baulde. Pereira no limitaba sus virtudes a la fotografía: el reportero gráfico en su vida fue actor de teatro y militante político relacionado al Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Osvaldo Bayer se refirió a los jóvenes militantes rendidos en el aeropuerto aquella noche del 15 de agosto de 1972: «Se los ve expectantes. Entre la vida y la muerte. Tiene un rasgo de nobleza que los marinos de guerra pagarán con falsa moneda. De los 16 jóvenes asesinados en forma tan vil, queda esa última foto».