Pablo Herrera /Colegio de Profesionales de Trabajo Social 2da Circ.Santa Fe
“No sabía a donde ir, excepto a todas partes”. Lo dijo Jack Kerouac en El Camino y tranquilamente podría titular la vida de Roberto. Una vida ligada a la urgencia de estar en constante movimiento.
Roberto tiene 64 años, de ojos oscuros y profundos, de postura firme, con las manos entrelazadas en la espalda, de anécdotas difusas y deseos claros. Por su edad, entra en la franja etaria correspondiente al alcance de intervención de la Dirección de Adultas y Adultos Mayores de la Municipalidad de Rosario, de la cual formó parte, en el Área de Abordaje Social.
La llegada de Roberto ejemplifica lo que Alfredo Carballeda refiere como sujeto inesperado. La cotidianeidad de nuestro trabajo está acostumbrada a una determinada demanda de cierta población ya conocida, con problemáticas socio-económicas tan características de la Argentina contemporánea.
Roberto relata que llegó desde la capital provincial, gracias al aporte de alguna otra Área Social de allí. Primer destello de lo que posteriormente vislumbraría junto al Equipo, Roberto es versado en los mecanismos de asistencia del Estado. De la primera escucha se desprende que su destino anterior fue la región de Cuyo, donde había ido a trabajar como cocinero para un estanciero conocido, en un pueblo cercano a la capital. Oriundo de la Patagonia, y criado en el interior de la provincia de Santa Fe, la historia de Roberto da cuenta de un recorrido extenso por todo el territorio del país. Un adulto mayor, sin vínculos familiares, sin lazos cercanos, sin afiliación a un lugar fijo al cual llamar hogar.
¿Cuál es la intervención en este escenario diferente?
“Quiero un pasaje para ir a Misiones” fue lo primero que dijo en la oficina al sentarme a escucharlo. Rosario no es su destino tampoco, es un punto más en su trayectoria. No conocía la ciudad. No cuenta con ingresos estables, se desempeña como trabajador informal en el rubro gastronómico, juntando lo suficiente para subsistir, en una dinámica que lleva años, con el respaldo de las oficinas de Desarrollo Social que aportan el combustible que falta para seguir “en el camino”.
Entonces ¿qué hacer? ¿Cuál es la intervención idónea para acompañar a este hombre, desde un área de reparación de derechos vulnerados de los adultxs mayores? Comúnmente el Equipo de Abordaje recibe demandas de personas en situación de calle con necesidad de refugio, la tramitación de Jubilaciones, y/o Pensión Universal del Adulto Mayor (comúnmente conocida como PUAM), asistencia alimentaria, incorporación a espacios de recreación y ocio en pos del principio de envejecimiento activo, pilar ideológico de nuestro abordaje, entre otras acciones.
“Cuando estaba en la sierra, cocinamos para 250 personas, para el cumpleaños de quince de la hija del patrón, una fiesta majestuosa…”cuenta entusiasmado, postales de otro de los tantos capítulos de su vida. Él es claro en su deseo, continuar andando en busca de
oportunidades laborales, la misma añoranza que cientos de ciudadanos de nuestro país tienen, independientemente de edad, género y demás categorizaciones identitarias posibles.
Roberto no tiene DNI, lo extravió y tramitó nuevamente en el noroeste argentino. Implicó un esfuerzo de triangulación junto al Correo y a las comunas implicadas, pero se logró redirigir el sobre a destino. En el marco de la pandemia Covid-19 que ya todos sabemos, alteró hasta el más ínfimo proceso de nuestras vidas, no solo del trabajo, solicitar el carnet de vacunación es una de las preguntas esenciales en cualquier entrevista realizada como profesionales del Trabajo Social, particularmente clave en poblaciones de riesgo. Su certificado da cuenta de otras provincias transitadas. Roberto es un verdadero trotamundos, con sus ideas inaccesibles, ya siendo su cuerpo el principal freno a lo que su espíritu manda.
Continúo trabajando junto a él, aún permanece en Rosario, con DNI en mano, en vistas de poder iniciar prontamente su PUAM y garantizar su derecho previsional. Sigo escuchando sus historias y tratando de que pueda cimentar un destino asequible. Como dice el autor previamente citado “todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida». Camino para aprender de las sorpresas de la profesión y de creer que envejecer tiene innumerables aristas posibles.