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Sindicalismo, cooperativismo y mutualidad: “Hijos malditos del capital”

De proyectos en curso y de las dificultades en su aplicación, del futuro próximo, de la diferencia vital entre táctica y estrategia, del rol del Estado y, en particular, del mundo del trabajo habló el presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social, en su visita a este medio

De proyectos en curso y de las dificultades en su aplicación, del futuro próximo, de la diferencia vital entre táctica y estrategia, del rol del Estado y, en particular, del mundo del trabajo habló el presidente del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), Alexandre Roig, en su visita al El Ciudadano.

Militante del Movimiento Evita y con un extenso currículum académico, Roig se desempeñó como asesor de la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación desde donde llevó adelante la creación del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep). Continuador de la tarea que llevó adelante Mario Cafiero, a quien reivindica como el verdadero hacedor de un “Inaes de cara al pueblo”, afirmó que “llevar, en su momento, al Inaes de Desarrollo Social a Desarrollo Productivo expresa la voluntad productivista de nuestro gobierno y la voluntad de que el Inaes sea una herramienta al servicio de la producción y del trabajo”.

Y agregó: “Hoy hemos otro salto de calidad al instalar al Instituto en la órbita de la jefatura de gabinete. Este cambio implica una mirada global del mundo del trabajo. Es una decisión estratégica”.

“El recorrido por la historia de la sociedad pone de manifiesto que las crisis empujan a la formación de cooperativas y mutuales, con lo cual es lógico una mayor aceptación de la alternativa de la creación este tipo de organizaciones. Entendiendo que lo que está en crisis es el modelo capitalista, es que el Inaes propone proyectos de fuerte impacto social y económico como alternativa”, remarca Roig.

Proyectos y líneas de trabajo

“Los proyectos del Inaes son un conjunto de iniciativas elaboradas por el sector cooperativo y mutual que llevamos a prácticas no sin complicaciones. Sin embargo, es de destacar una creciente aceptación social del modelo cooperativo y mutual, no sólo por que aparecen respuestas para el sector, sino que se extienden al conjunto de la sociedad. Esta situación hace que se establezca una relación más amigable en el mundo del trabajo. Porque, en el fondo, lo que está en discusión es la organización laboral”, señala Roig. El presidente del Inaes señala que las líneas de trabajo son cuatro:

  • Generar un sistema de crédito no bancario. La problemática ya planteada a mediados de 2021 en una sesión de diputados tiene que ver con la distribución de recursos y financiación, para garantizar la demanda de inversión productiva dentro del sector que hoy es insuficiente. “No sólo que permita desarrollar cooperativas y mutuales, también para un sector pymes que tampoco accede al crédito productivo”, dice Roig
  • Elaborar un sistema de producción, distribución y comercialización de alimentos que contemple las distintas realidades geográficas y modifique la ecuación monopólica vinculada a las grandes cadenas de producción y comercialización de los alimentos. Cambiar la lógica de la ganancia por el precio justo.
  • La desprecarizacion de los y las trabajadores de la Economía Social es una clave para que el trabajo se convierta, en círculo virtuoso, en el organizador de la sociedad.
  • Aportar iniciativas vinculadas a preservar el medio ambiente haciendo hincapié en la producción y desarrollo de energía renovable.

“Hay muy pocos datos sobre cooperativismo y mutualismo. Sabemos que constituye cerca del 10 por ciento del PBI, pero sospechamos que es mucho más amplio que eso. Necesitamos producir datos sobre el sistema que permitan visibilizar y valorizar el cooperativismo y el mutualismo y desarrollar políticas públicas a la altura de la dimensión que tienen en nuestra economía”, dice Roig. Es en esta línea que el año pasado se creó el Programa de Reactivación y Desarrollo Productivo Cooperativo, destinado a Empresas Recuperadas conformadas como cooperativas, que requieran apoyo para reactivar y desarrollar sus actividades.

Empresas recuperadas

En relación a cierta especificidad de las cooperativas conformadas producto de empresas quebradas y abandonas por dueños y posterior recuperación por parte de sus trabajadorxs, Roig señala: “Existen dos razones principales que hacen que la empresas recuperadas tengan una marca distinta: La primera es la disputa sobre las deudas. lo cual implica una jerarquía sobre las deudas. Tras la quiebra hay cuatro deudas, la bancaria, la fiscal, a proveedores y la de las y los trabajadores. La gran disputa es cambiar la jerarquía de las deudas. Implica cambiar el orden: trabajadores, Estado, proveedores y bancos. Las empresas recuperadas, tanto en el mundo cooperativo y mutual como en la sociedad en general, son una brutal metáfora de como jerarquizamos los distintos sujetos sociales; es decir, tenemos que preguntarnos si un trabajador vale más o menos que un banco”.

“El otro aspecto importante es que las empresas recuperadas lo único que tienen es su fuerza de trabajo y desde allí acumulan trabajo para generar o buscar capital”.

Sobre la integración cooperativa

Uno de los temas de profundo debate en el sector cooperativo y mutual es como consolidar la integración para adentro del sector. Dice Roig: “Lo primero que hay que decir es que avanza y segundo es que es muy lento. Todos los actores involucrados lo señalan, todos quisiéramos que fuera más rápido. Lo que aparece claro es que no es un problema de los actores involucrados. Porque todos lo plantean como una casi necesidad. Esa necesidad puesta en el discurso no remite siempre a la génesis de la conformación de las cooperativas y mutuales. Hay una historia, un trasfondo común, que en actualidad está acallado. Ese origen acallado era (y es) privilegiar a las personas, desarrollar el bien común, tener responsabilidad social. Desde hace un tiempo la narrativa del sector es muy lavada. Muy vinculada con la neutralidad política. Hay que construir una gramática del sector que no sea ni lavada, ni partidizada; para que le dé una potencia al sector para integrarse. Desde la conciencia de lo común. La situación actual es producto del lavado de la narrativa política. Se pensaba, y en algunos actores se piensa, que poner ciertos conceptos en el centro de la discusión podía dividir el sector. Sin embargo, tanta gramática lavada termina dividiendo, con lo cual hay que revisar nuestras prácticas”.

En un relato de alta densidad política, Roig afirma: “Nuestra sociedad no está despolitizada. Estamos en una sociedad donde la gramática política no corresponde al deseo político. Hay que construir esa lógica, hoy no la tenemos”.

Y agrega: “Tanto los sindicatos como las cooperativas y mutuales son hijos malditos del capital industrial, es decir no son reconocidos. Unos y otros se constituyen en el marco de una relación desafiante. Pero por dos caminos diferentes: el sindicalismo se construye para organizar a los trabajadores para confrontar al capital en una relación de dependencia en tanto la cooperativas y mutuales también organizan a los trabajadores para construir autonomía frente al capital; el origen común son las corrientes anarco-socialistas del siglo 19. No es casual que los sindicatos tengan una mirada más amigable con las cooperativas, porque el triunfo del capital financiero sobre el productivo, expone los límites concretos. Es que el capital productivo ya no es el organizador único de trabajo, lo que implica que hay otras formas de resistencia y redistribución de la riqueza. Por eso, las cooperativas son importantes para seguir organizando a la clase trabajadora y complementar estrategias, y el sindicalismo es muy consciente de eso. Ahora el desafío es que las cooperativas de trabajo tengan un sistema de derechos laborales comparables a los que existen en el clásica relación de dependencia”.

Con un planteo sólido el presidente del Inaes subrayó: “Queremos mostrar a la sociedad que este es un camino viable y potente, que después de la pandemia tal vez sea uno de los caminos para formalizar gran parte del sector informal del trabajo, para poder transformar el sector productivo. El cooperativismo y el mutualismo tienen la gran virtud de ser un sector que defiende los intereses nacionales, que trabaja en pesos argentinos, que invierte a nivel local, que defiende una economía de cercanía”.

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