Sin fin, sin reponsables en la Justicia, sin un Estado previsor, con fuego, un ecosistema devastado por las llamas y una ciudad intoxicada por el humo que tensa la vida de habitantes asediados por otros graves problemas, como la violencia.
Desde el aire no se ven los edificios ni las calles ni los parques, y por eso se ve la magnitud del desastre ambiental, que es del humedal y de la ciudad, del presente y para el futuro.
#SantaFe Nuestros soldados se repliegan luego de brindar apoyo al combate contra los incendios en el Delta.
🇦🇷¡Misión cumplida!🇦🇷 pic.twitter.com/e3Bms32G4R— Ejército Argentino (@Ejercito_Arg) September 10, 2022
La atmósfera cargada con partículas de la vegetación incinerada del otro lado del Paraná excede en 10 veces el umbral de lo que se puede respirar sin daño a la salud. Sequía: la única lluvia, como en lanoche de este lunes, es de cenizas. La saga de incendios no cesa. Apenas se frena un par de días, o se nota un poco menos según el capricho del viento.
El Ejército celebra la «misión cumplida» de apagar las llamas, y apenas anuncia su «repliegue» las llamas rebrotan. El Estado provincial difunde «recomendaciones»: encerrarse en las casas, no hacer actividad física al aire «libre», volver al barbijo y al consultorio del médico, según comunicado en base a declaraciones del subsecretario de Promoción de la Salud, Sebastian Torres.