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Sigue cayendo la desocupación y crece el empleo: una mejora impulsada por los de menores ingresos

Tanto a nivel nacional como en la región hubo un fortalecimiento de la actividad laboral, pero el crecimiento más contundente se viene dando en los sectores no registrados. En el primer semestre los ingresos de ese sector crecieron 10 puntos menos que el de los registrados  

Los datos de empleo del segundo trimestre en Argentina ratificaron la baja en los índices de desocupación y una expansión en la ocupación. Más allá de este indicador positivo, el informe oficial dejó en claro que esa mejora está impulsada por el trabajo informal, sector que en lo que va del año tuvo una mejora salarial que se ubicó 10% por debajo de los privados. El mercado se expande, el empleo avanza, pero el problema siguen siendo los ingresos.

Tanto en los 31 aglomerados urbanos que mide el Indec como en el relevamiento sobre Gran Rosario, el desempleo cedió al 6,9% y al 4,3% respectivamente. En este último caso significó un desplome respecto al 11,8% que registró el mismo período de 2021. Incluso los números de ocupación demandante de empleo o de subocupación, también tuvieron una baja considerable. Un crecimiento de ambos podría indicar que hay cada vez más gente con trabajo pero con la necesidad de buscar otro.

Pero el dato que pone blanco sobre negro en esta situación tiene que ver con el tipo de empleo que impulsó o profundizó la mejora que venía arrastrando el mercado laboral. Mientras que de un año a otro el trabajo con descuento jubilatorio, es decir el registrado, se mantuvo estable e incluso sufrió una leve caída, el empleo no registrado, o sin descuento jubilatorio, dio un salto de casi tres puntos porcentuales.

Esa tendencia se acentúa al revisar los datos, incluso más atrás. Desde el segundo trimestre de 2020 a esta parte, el empleo formal mostró constantes altibajos, con un pico a fines de 2021, pero volvió a desplomarse en este último informe. A contramano de esta evolución, los informales no pararon de crecer durante ese período. Arrancaron en 6,1% y llegaron en este último trimestre al 12,4%. Este fenómeno emparejó hacia abajo la brecha entre ambos sectores.

Más allá de los cálculos o apreciaciones que se puedan hacer sobre el nivel de ingresos en registrados o no registrados, es el propio Indec el que expone habitualmente esos datos. Según la publicación correspondiente a junio, la variación salarial interanual de los registrados fue del 69,8%. La de los no registrados se ubicó en 58%. La variación acumulada en ese primer semestre mantuvo una tendencia similar, fue 35,7% a 27,9%.

La importante reducción del desempleo queda algo opacada por los datos que contempla el relevamiento. Si bien resulta destacable la rápida recuperación posterior a la pandemia, es atendible que un importante caudal de esos trabajadores que impulsan la mejora, perciben ingresos que se encuentran muy lejos de la evolución inflacionaria.

En diálogo con El Ciudadano, la politóloga y coordinadora de la Usina de Datos de la UNR, Paula Durán, reparó particularmente en el análisis sobre los datos de empleo y actividad, que tuvieron una mejora de 3 y 2 puntos porcentuales frente a 2021 respectivamente.

Uno de los fenómenos que se destacan en este último relevamiento del Indec tiene que ver con la incorporación de mujeres al mercado de trabajo. Para este caso se dio un crecimiento de 5,5 puntos porcentuales de menores de 29 años y de 4,3 de mayores de 30.

“Hay más mujeres que se incorporaron al mercado de trabajo en este último años. Eso también explica el aumento del empleo”, sostuvo Durán al respecto.

Por otra parte, profundizó sobre las categorías ocupacionales, donde no solo hizo hincapié en el aumento de los informales, sino que reparó en la incorporación de lo que el Indec denomina “no calificados”, que crecieron más de un punto, mientras que en paralelo, los “profesionales” o “técnicos” mostraron una leve caída entre un trimestre y otro.

Sobre el tema se refirió hace algunos días en diálogo con este diario el director regional del Ministerio de Trabajo, Cristian Recchio, quien consideró que uno de los objetivos de Nación y provincia está puesto en acelerar las capacitaciones en oficios a través de programas de formación estatal. Aunque reconoció que será un proceso que requiere tiempo y continuidad.

Otra particularidad que aportó Paula Durán, tiene que ver con que el aumento del empleo, más allá de que en gran medida fue no registrado, tiene más que ver con el sector privado y no con el público. “Está esta idea de que las incorporaciones tienen que ver con empleo público, pero el incremento se dio en el privado, eso evidencian una reactivación, pero  queda la deuda de la informalidad”.

Detrás de los datos positivos, queda la misma certeza, el dilema en Argentina no tiene que ver con cuestiones ocupacionales, sino con un problema de ingresos y redistribución. Mientras la actividad económica extiende su recuperación y empresas líderes en el mercado mejoran sus rentabilidades, lo que se retrae es el costo salarial.

Por último, la coordinadora de la Usina de Datos de la UNR, concluyó: “Hoy el problema tiene más que ver con la pérdida de poder adquisitivo que por la cantidad de trabajo disponible. Hay trabajo pero no es suficiente para cubrir necesidades básicas frente al aumento de los precios. Hay que reconocer que hay una mejora ocupacional, pero hay mucha gente que volvió a la actividad económica, eso puede ser por la necesidad de tener nuevos ingresos o porque se le generaron nuevas oportunidades, pero hay un movimiento expansivo en la fuerza de trabajo”.

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