La adopción en la Argentina del presente, a instancias de un mundo en deconstrucción, donde la diversidad continúa con su diario camino de militancia, sigue siendo de una enorme complejidad, con muchas preguntas sin respuestas, con muchos intersticios por llenar entre el sentido común y las respuestas ofrecidas. En ese camino, el teatro, algunas veces un espejo en el mejor sentido de la palabra, logra poner en cuestión eso que de un modo u otro se ha vuelto inexplicable.
Algo de eso se dirime en La Suerte, del dramaturgo español Juli Disla, obra teatral que cuenta con las actuaciones del rosarino radicado en Buenos Aires, Jorge Noguera, junto a Santiago Cejas, bajo la dirección de Maite Velo, con asistencia de Rosarito Greguoli y producción de Adriana Yasky al frente de un gran equipo, que este domingo llegará a Rosario para presentarse en la sala Arteón con una única e imperdible función.
La Suerte es una obra de teatro testimonial, en la cual Jaime y Julián cuentan cómo vivieron el proceso de ser padres. Esta pareja narra las idas y vueltas de los ocho largos años que les llevó concretar su deseo: desde tomar la decisión y asumir la adopción como camino, hasta enfrentarse a la inestabilidad de una ley muy nueva que reconoce los derechos de las familias diversas, pero no las tiene como prioridad.
Deseo y realidad
“Jaime y Julián se quieren. Un día Juli le propone a Jaime ser padres. Jaime, con sensatez, analiza las cosas con calma. Juli un poco lo presiona. Jaime propone ir a unas charlas informativas en el centro de adopción, en principio no comprometen a nada. Van, se anotan, dudan, se arrepienten, tienen miedo, tienen ganas, se creen capaces, no se creen capaces, se casan, se enteran sus familias. El amor crece y todo cobra más sentido. ¿Cómo será la vida de su hijo dentro de una sociedad que consume dibujos animados con familias heteronormadas?”, plantean acerca de lo que acontece en escena a través de un material que dialoga de manera directa con la agenda del presente.
El montaje de la obra surgió del ciclo Mano a mano: letras españolas que tiene lugar en el espacio porteño Timbre4, donde se realizó la lectura dramatizada del texto y luego se estrenó en medio de la pandemia. Este ciclo fue realizado gracias al Centro Cultural de España en Buenos Aires, AECID y Fundación SGAE, y la propuesta cuenta con el apoyo de Proteatro.
“Empezamos a trabajar a partir de este ciclo de letras españolas; se hace en Timbre 4, son obras de teatro que llegan desde España que nosotros, actores, las abordamos en formato de teatro leído. Todo llegaba hasta ahí, pero a esta obra en particular la eligió Maite Velo, que además es docente de Timbre 4, como yo. Esta obra nos atravesó mucho; más allá de las lecturas en vivo analizamos mucho el material, nos llenamos de imágenes y cuando terminó el ciclo decidimos que queríamos hacerla”, contó Noguera a El Ciudadano.
“Lo más fuerte de todo esto es que lo que cuenta la obra es una historia real: el autor, Juli Disla, la está haciendo en España junto con su pareja, y ellos adoptaron un hijo. Es muy movilizante hacer una obra de teatro donde estás contando una historia real, que está sucediendo, al mismo tiempo, en otra parte del mundo. Es imposible no sensibilizarse con eso y la experiencia de transitar esta obra es muy conmovedora tanto para nosotros como para el público”, contó el actor que no pudo ocultar su emoción de volver a su ciudad con un material que lo representa y lo conmueve.
“La obra habla de la adopción homoparental pero, en definitiva, habla de la adopción en general, de las dificultades que hay para adoptar y de cómo cambia el eje cuando uno se enfrenta a eso de verdad, porque finalmente estás detrás de una familia para poder criar a ese nene o nena que no la tiene. Y al mismo tiempo, está hablando de la maternidad o la paternidad o de esas dos cosas al mismo tiempo. Han visto la obra muchas parejas heterosexuales que también se conmueven mucho con lo que le pasa a esos padres, porque terminan pensando que a ellos nadie les preguntó nada, ni les pidió análisis ni nada que se le parezca, y frente a la obra también se preguntan si estaban preparados o no para ser padres”, planteó el actor.
“En lo personal, esta obra me toma a mí frente a mi propio deseo de paternar que había pasado a cuarteles de invierno, pensando que ya no era algo para mí, que había llegado tarde. Tengo 50 años y enfrenté un montón de cambios y muchos avances en materia de derechos. Y si bien por momentos pienso que me agarró tarde, también soy un privilegiado generacional por poder vivir con todos esos derechos, siendo gay y teniendo conciencia de las igualdades con las que podemos vivir ahora. La obra me puso a mí mismo a dialogar con esa idea o ese deseo de paternar. Incluso para transitar este material seriamente, me enfrento en cada función con mi propio deseo. De hecho, hay una frase en la obra que dice que tener hijos no es un derecho sino un deseo. Pienso ahora que tener un hijo va mucho más allá de las conquistas, porque es algo de cada uno, algo muy personal”, planteó Noguera.
Y profundizó: “Hacer la obra siempre es un desafío pero lo es más aún para mí hacerla en Rosario, que es mi ciudad, es donde yo me crié, donde fui hijo y soñé que podría ser padre, con mi familia en la platea, con mis hermanos, primos y amigos del teatro; es algo muy emocionante y tremendo”.
“Estos padres ya adoptaron; lo que cuentan es el proceso y eso empieza con algo más formal que luego va tomando la dinámica que propone el teatro y entonces son algunos de esos personajes con los que se cruzaron: empleadas públicas, parientes, amigos que estuvieron cerca, familia de acogida, asistentes sociales, vecinos y vecinas; todos esos personajes que estuvieron en contacto con ellos a lo largo del proceso de adopción. Todo ese recorrido aporta una cuota de humor y nos permite ir y venir en los tiempos de esta historia”, contó el actor y docente.
Finalmente, Noguera habló de una idea de militancia que va de la mano de sus elecciones artísticas: “Hacer esta obra es una forma de militancia; y si recorro las obras que elegí como actor o como director la idea de mi identidad sexual siempre estuvo presente. Eso pasaba también con Tarde (junto a Arturo Bonín), donde estaba el tema del HIV y de la identidad sexual, y también he dirigido espectáculos donde estaban presentes estas cuestiones. Son temáticas que me convocan e incluso no las busco, tarde o temprano aparecen. Siento que mi militancia de género está siempre presente en los materiales que elijo y en no confrontar sólo esos materiales con un público que piensa como yo, sino todo lo contrario. La Suerte tiene en el comienzo un gran desafío que nos propuso la directora: nos sentamos frente al público y nos tomamos unos segundos para mirar a la gente y pensar quién o quiénes no piensan como nosotros y a ellos va dirigido el espectáculo”.
Para agendar
La producción porteña La Suerte se presenta en Rosario este domingo 2 de octubre, a partir de las 20, en Arteón, de Sarmiento 778. Las entradas se venden en la boletería de la sala y las reservas previas se realizan a través del 341-6904166.