Con la 16 Marcha del Orgullo LGTBIQ+, Rosario se consolidó como una de las ciudades con mayor convocatoria del país al duplicar el número de la edición anterior y alcanzar las casi 50 mil personas según datos de la comisión organizadora. Este año el lema central expresó el sentimiento de una comunidad cansada de la falta de oportunidades reales: “Estamos hartes” decía la bandera que encabezó la movilización que partió desde el barrio del Abasto, recorrió avenida Pellegrini y finalizó en el parque del Monumento Nacional a la Bandera.
El punto de partida no es casual: la Plaza Libertad fue históricamente el lugar de encuentro de travestis y trans para el ejercicio del trabajo sexual como única fuente de ingresos. Esa reivindicación está fuertemente ligada uno de los reclamos que este año cobró fuerza con el pedido de una Ley de Reparación Histórica para las personas de la comunidad de la T mayores de 40 años que sufrieron la persecución estatal con los códigos de falta que estuvieron vigentes hasta el año 2010. El proyecto fue ingresado a la legislatura y espera su tratamiento en la cámara de diputados.
Además, el pliego de demandas hizo foco también en los crímenes de odio y travesticidos que en esta edición estuvo teñido por el pedido de justicia para Alejandra Ironici, histórica militante trans de la ciudad de Santa Fe asesinada a principios de septiembre, y por Tehuel de la Torre, un joven trans que se encuentra desaparecido desde marzo el 2021 cuando salió a una entrevista de trabajo en la localidad bonaerense de San Vicente y nunca volvió. En esta línea, uno de los pedidos fue poner sobre la mesa la necesidad de una reforma judicial transfeminista, así como también la efectiva implementación de la Educación Sexual Integral.
Por otra parte, existió unanimidad en cuanto al reconocimiento del trabajo sexual y se exigió la cobertura de todas las vacantes de los cupos laborales trans en el sector público. También estuvo entre las consignas la reglamentación de la Ley de VIH, la distribución de preservativos para vulvas, deportes con perspectiva de género y diversidad, y más alternativas para la cultura disidente. Fue transversal a toda la convocatoria el repudio a los discursos de odio, que incluyó la mención al intento de magnicidio a la vicepresidente Cristina Kirchner, y la sanción de la Ley de Humedales en el congreso de la Nación.
“El amor no daña, tu odio sí”
Vanina tiene 20 años y fue una de las tantas jóvenes que el sábado marcharon por primera vez. “Recibí mucha discriminación por parte de mi familia”, aseguró en diálogo con El Ciudadano. Llevó una pancarta con la inscripción “El amor no daña, tu odio sí.” A su lado está Leila quien expresó que el machismo de sus padres todavía no le permitió salir del closet: “Yo me pongo a discutir estas cosas siempre, soy como la oveja negra que siempre lleva la contra en todo”.
Antonela y Camila con 22 años también se movilizaron con una consigna que hace referencia a los discursos de odio: “Te deseo valentía para olvidar todo el odio que te enseñaron”. Cuentan que el tema las toca de cerca y que les da mucho miedo el avance de los sectores que reniegan de la diversidad sexoafectiva: “Pienso que todo esto se tienen que terminar, que tenemos que crecer como sociedad y ser un poco más abiertos”, reflexionó Cami.
Para Teo y Santino, de 16 años, también fue su primera vez en el Orgullo. Llevaron un cartel con la frase: “La homosexualidad no es contagiosa, si se te antoja es otra cosa”. Todavía van al colegio secundario y dicen que en general no sufren discriminación por parte de sus compañeres pero que todavía en las clases de educación sexual no se habla de estos temas: “Se da la parte biológica, pero de nosotros no se habla”, aseguraron.
Franco con 14 años va envuelto en una bandera trans con un cartel que dice: “Harry Potter me enseñó que no se puede vivir en un closet”. La referencia al personaje de ficción creado por J.K. Rowling no hacen mella en el mensaje que la historia dejó en toda una generación de pibis criados con sus historias, aún a pesar de las declaraciones trans odiantes que su autora repitió en varias oportunidades. Fernando, de Mesa Positiva Rosario, llevó un esténcil para reavivar el Orgullo Vhírico de la manifestación: “Estamos orgullosas de nuestra positividad y creemos que hay que vivirlo de la mejor manera”.
Un poco más adelante, Andrea y Analía caminan tomadas de la mano con sus tres niñas Ema, Elena y Sara. “Nos parece muy importante estar con nuestras hijas acá. Esto tiene que ver con nuestra historia, con lo que muchos y muchas lucharon para que nosotras nos podamos casar y tener hijes. Ojalá todes puedan vivir su sexualidad como más les guste. El odio nos pone muy tristes pero también es importante saber que somos muches y que no van a poder derribar esto en un minuto”, señalaron.
Mientras tanto, las carrozas le pusieron ritmo y color a una jornada de fiesta pero también de lucha que concluyó en el Parque del Monumento Nacional a la Bandera con los shows de Chocolate Remix, Ayelén Beker y La Lucero, y con la lectura del documento oficial en la voz de sus protagonistas: “No somos solo historias de amor, ni de dolor, somos una colectiva hermanada. No hacemos este mundo digerible, lo hacemos posible. Nuestras trincheras no son baratas, les ponemos cuerpo y alma. Estamos juntes. Por les que estamos, por les que no, y por les que vienen. ¡Por y para eso resistimos!”, remarcaron.