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Al funcionario entrerriano que no quiere «soplones» ambientalistas: la dirigencia necesita renovarse

El asesor legal del Municipio de Victoria admitió que las organizaciones sociales que denuncian intervenciones ilegales en las islas lo "tienen cansado". El Paraná no se Toca repuso el centro del debate en torno a la inacción del Estado y de los funcionarios que lo gestionan

«Sí, son soplones. Cuando ven una máquina en la isla arman un lío bárbaro como si fuera un delito, se han pasado de largo». La referencia es a los colectivos ambientalistas que denuncian las intervenciones ilegales en las islas del Paraná, como las quemas y la construcción de terraplenes. El que pronunció la frase, durante una entrevista, es Elías Ruda, asesor letrado de la Municipalidad de Victoria, con jurisdicción en territorio de humedal sometido a devastación. La respuesta de los aludidos, aunque no a título personal, hace hincapié en una dirigencia política a la que le cuesta interactuar con las organizaciones de la sociedad civil en temas como los referidos al medio ambiente y su desinterés por el cuidado de bienes comunes para los actuales y futuros habitantes, una responsabilidad sepultada por las inacciones en la gestión.

“A los ambientalistas los sufro”, admitió el funcionario entrerriano durante una entrevista en Radio2 a raíz de otras declaraciones suyas y luego de que alguas organizaciones pusieran en la agenda periodística la autorización de fiestas electrónicas en las islas que están vedadas por una medida cautelar dictada por la justicia.

Para el asesor legal de Victoria, poner en debate las violaciones a normas de protección de los ambientes es ser un «soplón». En la entrevista, reconoció que lo cansan las denuncias sobre acciones de privados que modifican peligrosamente la geografía y dinámica de áreas protegidas. «Cuando ven una máquina en la isla arman un lío bárbaro como si fuera un delito, se han pasado de largo», siguió en tren de que no se pueden objetar las «distracciones» del Ejecutivo que lo contrata respecto de las irregularidades perpetradas en las casi 380 mil hectáreas de las que es responsable. «No colaboran en nada, están para hablar y emitir comunicados, nada más», se siguió quejando el funcionario. No es el primero de Entre Ríos que, en medio de miles de hectáreas bajo fuego, derrapa con declaraciones poco felices. Pero fue el último que lo hizo y hubo réplica.

Salió al cruce, o mejor a reponer el debate en su eje, el colectivo rosarino El Paraná no se Toca, que desde hace varios años saca del anonimato las intervenciones de ganaderos en el Delta que, si no fuera por esas puestas en evidencia pública, continuarían «pampeanizando» un paisaje de humedales que no resiste producciones a gran escala sin consecuencias peligrosas.

No es la intención, aclararon desde la organización, «responder… en términos personales, pese a que podemos rebatir sus expresiones que han sido publicadas en medios periodísticos punto por punto y con sólidos fundamentos».

El texto de EPNST sigue en el mismo tono: «Creemos mucho más relevante destacar que este tipo de declaraciones , en este contexto y emitidas por un funcionario público de extensa trayectoria como actor político en el ámbito de su provincia es un clarísimo ejemplo de un modelo de opinión y gestión histórico que nos ha depositado sin encontrar obstáculos en la desastrosa situación en la que actualmente se encuentran los humedales del Río Paraná».

El comunicado pone el eje en responsabilidades incumplidas: «El abandono, la desidia y el desinterés por parte del Estado sobre estos territorios ha sido terreno fértil para el ecocidio en curso . Quienes se han aprovechado históricamente de la ausencia del Estado hoy lucen irritados al quedar expuestos públicamente por el advenimiento de un nuevo paradigma que se da de lleno con la tranquilidad que disfrutaron durante décadas propiciada por la anomia, la falta de controles y la ausencia de voces que denuncien los atropellos a la naturaleza».

El propio Ruda admitió en la entrevista con la radio rosarina que «hay tres mil terraplenes y endicamientos» en las islas, pero argumentó que la persistencia de estas intervenciones, sin acción estatal, no es competencia de Victoria. En todo caso, lo es de la provincia (Entre Ríos): «No podemos ir a voltear eso, somos un municipio pequeño». El asesor legal añadió que el Ejecutivo entrerriano «anda dando vueltas y no nos contesta. Hay que demolerlos, pero lo tiene que hacer la provincia».

El colectivo ambiental de Rosario insiste en el texto que «quienes detentan cargos públicos deberían, como mínimo, reconocer el desastre e implementar acciones concretas de remediación que sin duda están a su alcance. O dejar lugar a quienes tengas otras propuestas o posibilidades». Sobre el enojo, señala que «a los ojos de estos personajesEl Paraná no se Toca es un conjunto de soplones, irritantes y molestos». Si es así, el texto completa: «Sin duda , estamos en el camino correcto».

La continuidad de una ausencia ruidosa, la del Estado a través de quienes deben gestionar las políticas, es el centro de la nota tras las fallidas declaraciones. «Mas temprano que tarde, está llegando el imprescindible momento de una renovación profunda de estos cuadros dirigenciales y políticos, hoy anquilosados en usos y costumbres insostenibles y para nada acostumbrados a tratar con la opinión pública y las organizaciones que catalizan estas opiniones», publicó EPNST en redes sociales. Y remata: «Creemos que una nueva generación de dirigentes jóvenes , con una visión aggiornada a la urgencias de las crisis ambientales que nos amenazan se constituye , a la luz de estas lamentables expresiones , en una necesidad imperiosa de nuevas políticas donde la problemática ambiental inexorablemente estará presente».

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