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El deber de pertenecer, el orgullo de llegar y la misión de creer: Provincial campeón

Fue un domingo de regreso a la elite rosarina para el Rojo con contundente triunfo ante Atlantic y coronación tres fechas antes en la Primera A local. No dejó dudas

La crónica de un ascenso anunciado no debe quitarle valor a lo logrado, no tiene que disminuir la intensidad de los festejos ni bajarle el tono a la alegría, porque en definitiva sería injusto que la lógica vaya en desmedro de una construcción elaborada artesanalmente en pos de un objetivo.

Que los méritos se acumulen suelen ser un habitual causal de los festejos, y cuando la lista de situaciones positivas desborda se dan campañas como esta de Provincial, que volvió un domingo cualquiera a la elite del básquet rosarino, al lugar que le corresponde por ADN, por historia, y ahora también por actualidad. Porque las “promesas de campaña” de un proyecto que inició hace algunos meses no paran de cumplirse y se nota en la cancha, se nota en la tribuna, se nota en el día a día y en los objetivos logrados, que no dejan de ser la sumatoria de horas invertidas.

Se trata de una caricia al alma tras la noche de Pico, de un deber cumplido si se quiere, pero también de un esfuerzo que lleva 26 victorias y 3 derrotas a nivel local y que encontró su punto cúlmine con tres partidos de antelación. ¿Mérito? La contundencia, esa que se hizo presente en la noche del Bonilla, en la que la fluidez de D’Amari y las bombas de Pérez y Fernández dinamitaron temprano el partido para dejar de lado cualquier tipo de dudas. Era este domingo, era hoy, se terminaba el tiempo de navegar en el ascenso y se llegaba por primera vez a la Superliga.

La seguridad de la concreción del éxito le puso límite al desborde de los protagonistas, como si la ausencia de sufrimiento no autorizara a enloquecer, pero desde la tribuna bajó la emoción a flor de piel de los que alentaron todo el partido, de los que están forjando una familia basquetbolera, a la que se suman chicos y chicas del club, esos que caminan la sede y que anoche pedían fotos y autógrafos a los héroes de la camiseta roja, algo que en su momento hicieron Pablo Fernández o su hermano Adrián Boccia, quien acompañó en todo momento y se quedará en casa para jugar en la elite.

Pablo no quiso arriesgar el físico y se trepó a un compañero para cortar la red, mientras que el Buda fue por todo y subió a lo alto del aro que da a Ovidio Lagos para llevarse su trofeo, al tiempo que Marcelo Bloch buscó una Copa del archivo para completar el paisaje de título, para llenarla de champán y compartir la bebida y la felicidad, al tiempo que Tete Lalima y Santi Lanas se bañaban en el cariño (y en agua) de su gente.

Hubo fotos, canciones, abrazos, de los que son de Provincial desde siempre, de los que lo son desde hace algún tiempo y de los que son nuevos pero comienzan a comprender la historia de uno de los grandes del básquet rosarino. Tenían la misión de creer, el deber de pertenecer y ahora el orgullo de llegar.

Apostaron a las raíces, a la pertenencia, a la familia, y a acumular méritos día a día. Nada podía salir mal.

Felicitaciones Provincial

SÍNTESIS

PROVINCIAL 93: D’Amari 12, Gastón Pérez 11, Pablo Fernández 21, Quiroga 13, Federico Pérez 0 (fi), Tomás Gómez 5, D’Angelo 2, Lucas Rodríguez 4, Gerbaudo 5, Centanaro 2, Facundo Rodríguez 12, Rosas 6. DT: Gustavo Lalima.

ATLANTIC 68: Mascali 13, Grieco 6, Julián García 15, Blotta 7, Ruggiero 0 (fi), Lucero 0, Zorrilla 5, Ouvrard 3, Gromico 11, Federico 5, Mondelli 0, López 3. DT: Marcelo Santinelli.

ESTADIO: Salvador Bonilla

ÁRBITROS: Bissolatti y Miraglia

PARCIALES: 33/15, 49/30 y 71/51

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