El Senado de Santa Fe le dio sanción definitiva y convirtió en ley el proyecto que declara Monumento Natural de la provincia a dos especies de aves, el cardenal amarillo y el águila coronada, consideradas en peligro de extinción. Ambas habitan en la región de los Bajos Submeridionales, el gran humedal del noroeste santafesino, compartido con Chaco y Santiago del Estero, y cuya mayor porción está en territorio provincial. Pero el entorno fue severamente modificado hace casi tres décadas, durante la gestión de Carlos Reutemann, con una red de canalizaciones para “desagotar” el pantanal.
La ministra de Ambiente y Cambio Climático, Erika Gonnet, saludó la iniciativa, que obliga a plantear una estrategia con medidas específicas de resguardo al cardenal y el águila. “Esta iniciativa nos permite continuar avanzando en la protección y conservación de nuestra biodiversidad, como lo venimos haciendo a través de la creación y ampliación de nuevas áreas naturales protegidas. Debemos seguir trazando políticas públicas en conjunto, que pongan en valor nuestra fauna”, sostuvo la funcionaria.
“Había diversas iniciativas en la Legislatura provincial, una impulsada por el gobierno de Santa Fe y otra por la diputada Matilde Bruera, con quien venimos trabajando de forma articulada y a quien le presentamos, entre otras cosas, el proyecto de creación de un Área de Manejo Integral de más de 150 mil hectáreas en Jaaukanigás”, continuó la ministra, en referencia a otro humedal, el del nordeste santafesino, cercano a la ciudad de Reconquista, y declarado sitio Ramsar (humedales de importancia internacional) en 2001.
¿Quiénes son?
El cardenal amarillo (butegallus coronatus), como su nombre lo indica, tiene un plumaje de color amarillo oliváceo manchado, con copete y garganta de color negro. Pertenece a la familia Emberizidae, endémica de América del Sur, que a causa de su llamativo color y melodioso canto padeció históricamente la amenaza de caza para comercio ilegal como ave de jaula, sobre todo el macho.
Por su parte, el águila coronada (gubernatrix cristata) es la más grande de la familia de las águilas. La hembra mide de 80 a 85 centímetros, y el macho de 75 a 79 centímetros de longitud. Es de color grisáceo, posee largas y anchas alas, una cresta pronunciada, ojos penetrantes y cola corta.
Se trata de una especie falconiforme de la familia Accipitridae, nativa de Sudamérica, que vive bajo amenaza por la caza furtiva y la destrucción de su hábitat.
Ambas especies prosperaron en el ambiente de humedal de la extensa planicie de tierras bajas y anegadizas que conforman una plataforma de 8 millones de hectáreas dentro de la Cuña Boscosa.
Pero allí los desmontes y canales alteraron sensiblemente el entorno natural. Muchos de los esteros, lagunas y cañadas se secaron y, en unos pocos años, afloró hacia la superficie del suelo la salinidad subterránea, en un proceso de degradación que imposibilitó la intención original –sumar tierras “productivas”– y, en cambio, facilitó la merma en territorio santafesino de numerosas especies de flora y fauna, entre ellas los dos nuevos Monumentos Naturales.