Ciudad

MESSI Y YO

La montaña rusa

Un tipo como vos o como yo, o como cualquier hincha: queremos ver a la Argentina en lo más alto

Foto: Franco Trovato Fuoco

Por Gerónimo De Moya / Especial para El Ciudadano

Tratar de explicar qué es, fue o será Messi para mí no es tarea sencilla, no porque no lo sepa explicar, sino porque fue una relación que pasó por muchas etapas, como si de una montaña rusa se tratara. Mentiría si dijera que soy fan de Lio desde siempre, y aún más si afirmara que jamás lo puteé, porque la verdad al principio no era mi ídolo y de hecho ese rol lo ocupaba Cristiano Ronaldo. Quizás esa es la causa de mi distanciamiento hacia nuestro crack: la rivalidad entre ambos alimentada por periodistas y fans. Supongo que eso provocó una resistencia injustificada que con el tiempo se iría revirtiendo hasta llegar a una idolatría absoluta hacia Messi.

A diferencia de lo que a muchos le pasó, no fue luego de ganar la Copa. Mi “amor” hacia la Pulga arrancó luego de las fatídicas finales perdidas con la Selección. La frase trillada de que no valoramos algo hasta que sentimos que lo vamos a perder es la que resume este relato. Cuando anunció su retiro de la Selección, luego de la Copa América perdida ante Chile, entendí que no podía terminar así, que no se lo merecía, y lo empecé a ver con otros ojos.

Pude comprender que siendo el mejor jugador del mundo se sentía incompleto. El tipo se desvivía por la Selección, sólo quería ganar algo con la camiseta de su país, no le importaban las ligas de España, la Champions ni los clásicos obtenidos. De nada le valían los balones de oro si no tenía una copa con la Albiceleste.

Eso era lo que me faltaba entender: que en el fondo era como yo, como vos o como cualquier hincha, quería ver a la Argentina en lo más alto. Ese fue el puntapié inicial para llegar a lo que hoy puedo definir como amor hacia Messi. No es perfecto ni lo fue, pero eso es lo que, para mí, lo hace auténtico.

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