Desde chico pasé la infancia con Diego Maradona como ídolo indiscutido del fútbol. Sin embargo, hace 15 años apareció un rosarino y leproso que con el correr de los años se sentó en la mesa de los grandes jugadores mundiales. Y hace algo más de un mes fue invitado a un cumple en la familia.
Lisandro cumplió 9 años y con la llegada del álbum del Mundial su fanatismo por Messi se incrementó (aunque todavía no tiene la figurita, cada paquete que abre renueva su ilusión). Sin embargo, su admiración por la estrella mundial ya viene desde hace varios años, porque cada vez que va al Coloso a ver a su querido Newell’s escucha que alguien en la tribuna dice: «Ojalá lo tengamos pronto en el Parque».
Por todo eso, el último cumpleaños -hace algo más de un mes- lo festejó en una cancha de fútbol y contó con la presencia de Messi. El rosarino estuvo en cada rincón, desde la invitación, la torta y las remeras que predominaron tanto en el verde césped como en sus alrededores. Una Messimanía. Además, cada grito de gol en la cancha tenía como nombre final al de la Pulga.
Luego llegó el momento de almorzar unas hamburguesas y Messi fue el tema principal durante toda la charla. Por distintos motivos, figuritas, goles del PSG, algunos diciendo que va a terminar su carrera en Newell’s y otros palpitando lo que será Qatar 2022.
La presencia de Messi estuvo siempre rondando cada rincón del cumple durante las tres horas del evento. Aunque la fiesta terminó, los días posteriores siguieron relacionados, pero eso ya es historia. Ahora ese invitado de lujo ya está en Qatar en busca de la Copa. Y en cada reunión familiar, o de compañeros de trabajo, o de amigos, o de vecinos, o el circunstancial encuentro con alguien en un ascensor, por ejemplo, y tienen por estos días un tema único. Gracias Lio por ser parte de nuestra historia.