Fue recién pasado el mediodía de hoy cuando las calles, muy lentamente, comenzaron a tomar vida. Antes, la ciudad estaba desolada. Consternada también. Los hechos políticos lograron mezclarse con la jornada de censo y fue una mezcla de incertidumbre y vacío la que invadió las calles. Además de los censistas y los vecinos en las puertas de sus casas comentando la nutrida coyuntura, parecía que no había nadie más en Rosario. Aún así, luego de la hora del almuerzo, y de haber realizado el censo nacional, la gente comenzó a salir a los parques, plazas y al río, a aprovechar el sol y el miércoles “dominguero”.
Afortunadamente, la mayoría de las personas que estaban fuera de su casa ya habían sido censada, un hecho que pudo confirmar el mismo paso del tiempo, ya que cuanto más tarde se hizo, más llenas estuvieron las plazas, parques y hasta la misma costa rosarina.
Adriana y Mari, por ejemplo, son dos amigas que se pusieron de acuerdo para, luego de que pase el censista, irse a tomar sol al parque España. Ambas habían decidido de antemano hacer el censo, no importaba cuánto tengan que esperar o cuán lindo esté el día, refutando aquellos rumores que intentaron deslegitimar la jornada. “Me puse a limpiar, enceré, todo esperando. Menos mal que había censo porque sino no hacía nada”, bromeó Mari. Como ellas, también Miguel y Alberto, que ya a la hora de la siesta tomaban unos mates en el río, habían decidido esperar para salir. Los dos apreciaron lo rápido y fácil que fue hacerlo.
Pero paralelamente a ellos, estaban ocupando los espacios públicos los jóvenes y adolescentes que no tenían la obligación de estar en su casa. Todos ellos coincidieron: fue un día feriado más, en el que, a diferencia de otros, jodió “que esté todo cerrado, especialmente por el hambre que tenemos”, según manifestó Mariano, mientras tomaba un rato de sol. Kevin, de 14 años, también habló sobre su primer censo, que había sido “tal como lo escuché en la tele”.
Algunos otros adolescentes, y jóvenes también, aprovecharon esa falta de responsabilidad para disfrutar de la noche anterior. Así como algunos decidieron salir “por ahí”, “a ver qué estaba abierto”, otros optaron por juntarse con amigos en sus casas, a mirar películas, comer algo y hasta jugar a las cartas. Fue una decisión implícita y colectiva: aprovechar un día realmente paralizado.
La jornada de hoy, sea como sea que se haya vivido, estuvo marcada por la muerte del ex presidente de la nación, Néstor Kirchner. Tras recorrer diferentes lugares de la ciudad, fue fácil deducir cuáles fueron los principales temas de conversación de los rosarinos: la muerte de Kirchner y el censo. Y por qué no una reflexión sobre ambos. Diversas opiniones daban vuelta por el aire, desde algunos que, como Kevin, habían pensado que podría suspenderse el censo, hasta otros que, como Miguel y Alberto, pensaban que “parecía que hubiera elegido el día en que morirse”.
De una u otra manera, la jornada de censo y el significado del mismo tomó una perspectiva nueva una vez conocido el fallecimiento del ex presidente. Desde el INDEC informaron que el censo continuaría y, como dijo su directora Ana María Edwin, se proponía ser “el mejor censo de todos, para darle fuerza a la presidenta Cristina y en homenaje al ex presidente Néstor Kirchner”. Continuar con el censo fue, entonces y para quienes acompañaron la nueva etapa del justicialismo, apoyar al modelo kirchnerista. O eso podía deducirse luego de las declaraciones. Aún así, la gente trató de no mezclar los puntos. Nadie creyó que afecte demasiado al censo, aunque sí se mostraron convencidos de que las cosas van a cambiar. “¿Si afecto al censo? No, no creo. Pero ¿al país? Sí, ¡y cuánto!”, reflexionó Adriana.