La historia arranca, cuando la fábrica de productos de zinc y ácido sulfúrico cierra y deja una gran cantidad de residuos tóxicos sin tratar y al aire libre. Pero incluso antes del cierre, hubo denuncias gremiales por intoxicaciones. Ar Zinc era una fábrica de productos de zinc y ácido sulfúrico que funcionaba desde 1950, bajo el nombre de Sulfacid, en Fray Luis Beltrán. La compró la multinacional Glencore, que en 2016 anunció su cierre sin un plan ambiental aprobado por el Estado.
La contaminación que se agrava con el paso del tiempo, puede llegar a las aguas del río Paraná. La planta abandonada, que ocupa una superficie de alrededor de 50 hectáreas, está sobre la avenida San Martín, nombre urbano de la ruta nacional N° 11, y su entrada está a la altura del 1700, en el cruce con Avellaneda, en Fray Luis Beltrán. Pero el predio se extiende hasta el Paraná. Los depósitos de la sustancia tóxica están a pocos metros de la barranca del río y sujetos a cualquier derrumbe lo que provocaría una catástrofe inusitada si esto cayera al río.
La ONG Ambientalista Equística Defensa del Medio Ambiente, representada por el abogado Sebastián Farina, presentó en su momento un pedido para que se informe si había algún plan de cierre por parte de Ar Zinc que estuviera aprobado o en ejecución. Ante la ausencia del plan de acción y años de demora en la causa por contaminación ambiental, lo que se pidió ante el tribunal de San Lorenzo, es la ejecución de trabajos de estabilización de la barranca del río ya que como se explicó es una zona afectada por la bajante pronunciada del Paraná durante los últimos dos años y a riesgo de ceder con gran parte de los residuos tóxicos que dejó la compañía.
En este caso si bien demorado por reiterados incumplimientos y ocultamientos de las empresas, la presentación de la ONG Equística por medio del abogado Farina, como una activa participación de la jueza Bertune a cargo del tema, parecen destinados a encaminar el asunto. Ante reiteradas noticias que remiten a una indiferencia del poder judicial en tantos y preocupantes asuntos, está visto que los jueces no pueden ser simples espectadores en este tipo de casos, y tienen -en palabras del ministro de la Corte Lorenzetti- una doble responsabilidad, como jueces y como parte interesada en mantener el cuidado del ambiente. El deber primordial es evitar un abandono ambiental por parte de la compañía que provoca un riesgo para la salud de los vecinos y toda la región.
Vale remarcar que la exposición al cadmio por períodos prolongados de tiempo altera los procesos bioquímicos y fisiológicos ocasionando diversas patologías: cuadros de anemia, disfunción renal, cálculos renales, osteoporosis, osteomalacia, trastornos respiratorios, hipertensión, trastornos nerviosos (cefalea, vértigo, alteración del sueño, temblores, sudoración, paresia, contracciones musculares involuntarias), pérdida de peso y apetito, cáncer de próstata y pulmón. A su vez, puede acumularse en riñones por períodos de hasta 30 años y ni pensar en sus efectos si es que parte de los mismo caen a las aguas del Paraná.
CONTAMINACIÓN Y PEDIDO DE INFORMES
Por su parte el diputado provincial, Carlos del Frade, adelantó que hay pendiente una reunión con el ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Santa Fe por el tema en cuestión. “Ya hicimos tres pedidos de informes sobre lo que dejó Ar Zinc, ninguno fue contestado. Estamos a la espera de una medida ejemplificadora por parte de la Justicia. Estamos hablando de una montaña de “Jarosita” que quedó al aire libre, con riesgo de contaminar el río Paraná y con efectos contaminantes para los habitantes de la zona”, agregó.
Para del Frade, el predio que dejó abandonado la empresa parece una ciudad fantasma. “Hablamos de un total de 50 hectáreas y buscamos evitar mayores consecuencias ambientales para una firma que ya ha causado mucho daño”, cerró.
Comentarios