Por: Antonio D´Eramo / NA
Repasar los logros del arquero Héctor “Chocolate” Baley en la Selección Nacional, en los equipos de César Luis Menotti, es una manera de rechazar los insólitos argumentos, con datos erróneos que fueron admitidos por la dirección del diario estadounidense The Washington Post, volcados por la periodista y académica, Erika Denise Edwards, que, imbuida por el espíritu woke y profeta de la cultura de la cancelación, posó su mirada sobre la Selección Argentina de fútbol que, en las últimas horas, se ha convertido en noticia en todo el mundo, gracias al coraje y el talento desplegado por los jugadores capitaneados por Leonel Messi.
Denis Edwards, autora del premiado libro “Hiding in Plain Sight: Black Women, the Law and the Making of a White Argentine Republic”, redactó un artículo donde subraya que “la selección argentina de fútbol palidece en comparación en cuanto a su representación negra”.
En el texto, publicado por el diario norteamericano que con sus investigaciones puso fin a la presidencia de Richard Nixon en la década del ‘70 del siglo pasado, se cuestionó por un tema que en la Argentina nadie lo hace.
“Mientras los aficionados siguen de cerca el éxito de Argentina en la Copa del Mundo de este año, surge una pregunta: ¿Por qué no hay más jugadores negros en la Selección argentina? En marcado contraste con otros países sudamericanos como Brasil, la selección argentina de fútbol palidece en términos de representación negra”, afirmó la autora sin ruborizarse por el sermón que intenta dar desde su cátedra de Texas.
Ni siquiera la polémica dirección actual del INADI, que lleva adelante la dirigente Victoria Donda, y que suele hablar de personas “no blancas” e intenta importar, de esa manera, problemas raciales gigantescos que tienen los Estados Unidos y otros países europeos con pasado esclavista, se animó a tanto.
Porque, en definitiva, y a lo largo de su rica historia los equipos de la selección de fútbol nacional jamás tuvieron problemas raciales. ¿Es necesario recordar que el mejor jugador de todos los tiempos, Diego Armando Maradona, estaba lejos de ser rubio y de ojos celestes?
Sin embargo, la nota es insidiosa e intenta despertar polémica con datos falsos. Luego de la polémica y repudio que despertaron esas líneas sobre la historia de los afrodescendientes en el país, el diario de la capital estadounidense anunció una corrección en la edición por los errores de la autora.
The Washington Post anunció un cambio de edición en la nota que generó gran controversia en redes sociales, “Debido a un error de edición, una versión anterior de este artículo señaló que aproximadamente el uno por ciento de la población argentina era negra según un censo publicado por el gobierno en 2010. Si bien la cantidad de personas negras citadas era precisa, el porcentaje en realidad era mucho menos del uno por ciento y el artículo se modificó para indicar eso”, se agregó en la explicación.
De cualquier manera, la autora no se arrepiente de haber falseado información porque en definitiva su interés es difundir la cultura woke tomando en cuenta cualquier tema disponible de actualidad.
El Diccionario Oxford incorporó en 2016 la palabra woke, bajo la definición: «Alerta ante la injusticia en la sociedad, especialmente el racismo» y puede señalarse que se trata de un término que abarca ideas y movimientos como el antirracismo, el feminismo interseccional, los derechos de los transexuales y las historias críticas de los imperios europeos como el británico o el de España, que ha nacido bajo el auspicio de enormes factores de poder económico y mediático que se referencian en sectores ideológicos afines a la centro izquierda cultural.
Recientemente la expresión «stay woke» comenzó a popularizarse en paralelo al surgimiento de movimientos como el Black Lives Matter, el #MeToo, y otros movimientos contra abusos y más injusticias sociales.
Sin embargo, estos movimientos que son influenciados, además, por una corriente de puritanismo extremo, suelen caer en prácticas que van contra la libertad de opinión y de expresión, al desarrollar una cultura de la cancelación que se difunde rápidamente por todo Occidente y, a través de redes sociales, cada vez más controladas por los nuevos inquisidores.
Para Zakarías Zafra, editorialista del mismo diario, Washington Post, donde se publicó la polémica nota de Denis Edwards, “La nueva moral puede señalar y borrar sujetos repudiables del espectro público por medio de su método infalible: la condena masiva en redes sociales. Si todos —al menos en el espacio de las interacciones digitales— tenemos el poder de vigilar y castigar, ¿estamos frente a una nueva era de solidaridad y justicia o en los tribunales de una inquisición friendly? ¿Es la “cultura woke” lo que necesitábamos para avanzar socialmente o es más bien un juego de imposturas e ideologías en estreno?
Desde luego, que este debate recién está comenzando en Argentina, pero el intento de penetración de estas ideas a través de un artículo que pone en tela de juicio la conformación de las selecciones nacionales por supuestas cuestiones raciales ataca directamente uno de los requisitos necesarios para integrarla.
Jugar bien al fútbol y trabajar para pertenecer a la albiceleste son requisitos relacionados con el mérito individual de cada jugador y con la elección táctica elegido por el entrenador de turno. Al menos, hasta el momento, no hay cupos que avalen la discriminación positiva en la selección por el cual debiera jugar un afrodescendiente, un pelirrojo, un pelado, un alto o un bajo o una persona con una u otra característica. Se llega por mérito y dedicación y los hinchas y aficionados lo agradecen.
El legado de Héctor Baley
Y, en medio de esta polémica, como no recordar a Baley. Uno de los ídolos de la infancia de aquellos que estamos por el medio siglo. Aquel que fue el primer arquero que le atajó un penal a Diego Armando Maradona, que fumaba con el “Matador” Kempes, y atajaba desde los comienzos de los partidos en la selección sólo cuando “Filloy se resfriaba”.
Porque el “Pato”, uno de los grandes arqueros de la historia del fútbol mundial, era titular indiscutido. Pero, esas cuestiones, relacionadas con el mérito deportivo nunca fueron puestas en dudas.
Hoy, Héctor Baley, de 71 años, vive en Córdoba, donde decidió quedarse después de retirarse en Talleres en 1987. Disfruta mucho de su nieta, Guadalupe, a quien llama “mi ángel” y continúa en contacto con las glorias del ‘78.
Sin ningún lugar a dudas que la nota extranjera sobre racismo en la selección nacional le habrá generado una mueca irónica en su rostro.
En declaraciones al diario La Nación afirmó que, “…hubo momentos de discriminación, pero a mí me pasó menos porque fui público. Cuando jugaba no tuve problemas. El respeto fue excelente” y recordó que su mamá era rubia de ojos verdes y sus raíces paternas eran de Senegal. “Chocolate” Baley uno de los jugadores mas queridos de la Selección Argentina.